Ley de Igualdad y la necedad
La ley de Igualdad puesta en marcha por el gobierno de ZP parece más bien que es un buen ejemplo de la necedad. Es conocido el caso de una empresa sevillana que fue apercibida de multa de más de seis mil euros por poner un anuncio donde se pedía que “se necesitaba un programador”. Según la Ley de Igualdad, debía haber puesto que se necesita un “programador o programadora”.
El asunto es que la Ley de Igualdad roza la necedad porque va contra las reglas y costumbre del idioma español que emplea los genéricos. Es el contexto en el que se habla lo que indica si se está uno refiriendo a un sexo en concreto o si bien se usa un término en forma genérico. Cuando se habla de los ciudadanos, no es necesario decir ciudadanos y ciudadanas, como hacen algunos políticos cursis, porque se entiende que se habla de todos los ciudadanos. De hecho, si sólo se quisiera uno referir a los varones, se haría constar, los “ciudadanos varones”.
El responsable de la empresa sancionada mostró su asombro por la cantidad de papeleo que tuvo que aportar en el procedimiento y el tiempo perdido, así como el tiempo que pierde la Administración en memeces totalmente improductivas. ¿Porqué pensaría que el país estuvo en 2010 al borde de la quiebra?.
La Constitución de España está fuera de la Ley de Igualdad. Usa el genérico "españoles" para referirse a españoles y españolas. Están persiguiendo a empresas que ofrecen trabajo sin haber modificado la Constitución. Es el cachondeo padre.
Lo primero que se nota es que el texto es más largo. Abandonar el genérico implica añadir muchos más términos a los escritos, lo que implica más tiempo, más tinta, más papel, etc.. Es decir, más costos. Y más galimatías. Porque se abre una senda que puede desvirtuar al idioma español, que es un idioma internacional que no nos pertenece ya porque se habla en muchos países y sociedades geográficamente dispersas. Sólo en EE.UU. ya hablan más personas español que en España.
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