jueves, 17 de febrero de 2011

En la imagen, María Jesús Galán, «Sor Internet
En la imagen, María Jesús Galán, «Sor Internet
 
 
La monja dominica expulsada el martes del convento manchego de Santo Domingo el Real está encontrando en las redes sociales el cobijo que su comunidad le ha negado. María Jesús Galán, dominica de clausura de 54 años, está recibiendo cientos de mensajes de solidaridad a través de las redes sociales provenientes de todas partes del mundo, muchos de ellos de Suramérica. Fuentes consultadas por ABC señalan que «Sor Internet» está sobrepasada por tan fuerte adhesión en la red y afirman que, en estos momentos, estaría cobijada en casa de su madre, situada en el Casco Histórico de Toledo, valorando sus opciones para iniciar lo que podría ser una nueva vida.
Mientras, el convento intenta recuperar la sosegada vida contemplativa que se le presupone, y rechaza hablar con los periodistas. Una portavoz de la comunidad ha señalado hoy a un redactor de ABC, de forma tajante, que «de ese tema, cero». En boca cerrada no entran moscas.

Toques de desequilibrio

Los motivos concretos de la drástica decisión de expulsar a una hermana no se han esclarecido del todo. La madre superiora, una mujer de fuerte carácter según las fuentes consultadas, la conminó a abandonar el convento durante un tiempo para apaciguar los ánimos y rebajar la tensión acumulada por las fuertes desavenencias entre la monja «internetera» y varias de las hermanas extranjeras que forman parte de la comunidad, en su mayoría africanas.
La expulsión, anunciada el martes por la monja en Facebook, se produjo tras un incidente con otras hermanas que habría colmado el vaso de la tranquilidad monacal. Al parecer, la monja, dolida y enrabietada, decidió abandonar las dependencias conventuales expresando que si no la querían, ella se marchaba, como así hizo.
Otras fuentes aseguran que la madre superiora y la monja protagonizaron un fuerte enfrentamiento, un momento de alta tensión fruto de la enemistad personal que ambas religiosas mantendrían. Del perfil de la dominica expulsada suele destacarse su don de gentes, simpatía y amabilidad, pero muchos añaden algunos toques de inestabilidad y desequilibrio, notas de carácter que ella misma reconoce tener. En fuentes eclesiásticas se comenta que la monja internauta, que tiene 285 amigos en Facebook, tiene «cierto afán de protagonismo», mientras que en otros ámbitos se alude a su inestabilidad emocional.
No obstante, desde las redes sociales está recibiendo numerosos mensajes de aliento: «Ánimo, por muy negro que ahora se te ponga todo, siempre verás la luz de tu fe y te enseñará el mejor camino a seguir». Otras fuentes han señalado que algunos amigos le han reprochado haber hecho pública su salida del convento por el daño provocado a la Iglesia.

Grupo en Facebook

Sor Internet tiene colgada en su muro de facebook una foto de dos monjas negras, llamadas en la comunidad sor Teresa de Jesús y sor Ana de San Martín. Serían dos de las 14 monjas africanas, varias de ellas kenianas, que forman parte de la congregación, como es habitual en la mayoría de conventos de clausura de España.
En estos momentos, la religiosa, que tiene la opción de pedir el traslado a otro convento de la misma orden religiosa en lugar de apuntarse a las filas del paro, está consultando con personas cercanas qué camino tomar.

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