El Gobierno español detesta apoyar a los Orlando Zapata, héroes de los derechos humanos a los que los Castro dejan morir en prisión, pero ama a islamistas, hermanos de los que provocaron casi 200 muertos en los atentados del 11M, de creer que actuaron solos.
Walid Hijazi, de 30 años, el primero de los cinco o seis presos de Guantánamo que Rodríguez Zapatero acogerá --si no le pide más Obama--, ya está en España con permiso de residencia y subvenciones para vivir confortablemente, lo que no logran muchos españoles o inmigrantes decentes.
Puede argüirse que no tiene causas judiciales aquí, y que no es culpable de delito alguno.
Tampoco lo era De Juana Chaos antes de su primera detención. Además, tenía derechos como ciudadano español, aunque fuera un malvado, de agresividad y brutalidad reconocidas. Y aún no había segado 28 vidas, como hizo después.
Tampoco habría sido culpable si lo hubieran capturado antes de actuar en un campamento islamista en Afganistán .
Nuestro Hijazi sólo se entrenaba allí con Al-Qaeda para poner bombas en aviones o trenes como los de Madrid cuando lo capturaron las tropas paquistaníes que lo antregaron a EE.UU.
Pero como estuvo en Guantánamo, lo tratamos como a un mártir. Ya hubiera querido el pacifista Zapata estar en esa prisión y no en la fidelista en la que lo sacrificaron.
Ahora, hasta terminarán poniéndole el nombre de este malvado a un parque infantil en algunos municipios de Izquierda Unida o en Cunit, Tarragona, el de la alcaldesa y senadora socialista protectora del imán islamista que acosa a las mujeres sin velo.
Hijazi es palestino, y se queda aquí en lugar de volver al territorio de la Autoridad Nacional presidida por Mahmud Abbas, con quien España mantiene relaciones amistosas.
Se ve que amamos a los terroristas, al fanatismo islamista, y nos atrae vivir para morir peligrosamente: para que estos tipos, con ayuda de islamistas ya residentes, nos monten otros 11M
Avicena o Ibn Siná (como fue llamado en persa y en árabe) nació en el año 980 en Afshana (provincia de Jorasán, actualmente en Uzbekistán). Cuando tan sólo contaba con 17 años ya gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir Nuh ibn Mansur. Puede ser considerado el inventor de la traqueotomía, cuyo manual operatorio sería precisado por el célebre cirujano árabe Abū el-Kasis de Córdoba. Libros: El canon de medicina, El libro de la curación, Poema de la medicina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Toda la contradicción victimista del nacionalismo, todo su primario y egoísta doble rasero, toda su falta de respeto a la nación española y ...
-
La politica de la tetas gordas De repente todo el mundo se empezó a preguntar quién ...
-
El exnúmero dos del partido y miembro de la Ejecutiva llevaba tres años en Hora 25 El secretario de A...
No hay comentarios:
Publicar un comentario