viernes, 27 de febrero de 2009

Promesas incumplidas en el Hospital Reina Sofía

Artículo de opinión firmado por Juan J. Primo Jurado, publicado en el Diario ABC de Córdoba


Jueves, 26-02-09
EN 2006, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, generaba dos noticias de muy distinto signo, además de ser una virtual y otra real. Por un lado se presentaba ante los medios de comunicación y con un gran despliegue informático, aún recogido en la página web del Hospital Reina Sofía, el Plan de Modernización Integral (PMI) de dicho hospital cordobés, que conllevaría la creación de edificios independientes para Infantil, Mujeres, Oncología y Salud Mental. Aquel plan provocó satisfacción en profesionales y sociedad y fue usado por el PSOE en las campañas electorales, autonómicas y locales, inmediatas.
Por otro lado, también en 2006, los sindicatos denunciaban y sacaban a la luz que un alto directivo de la Consejería de Salud, de esos que parece abundan allí con sobredosis de prepotencia y autoestima, el secretario general de Calidad y Modernización, se había tuneado su despacho y en el baño había llegado a instalarse una columna de hidromasaje. Algo más de dos años después de estas noticias, Córdoba se ha quedado sin las promesas virtuales, mientras el alto directivo de Salud, que debe ser un hombre aseado y necesitado de relajación, continúa en su puesto y con su hidromasaje.
La noticia de estos días en Córdoba, y todo lo que afecte al Hospital Reina Sofía debería sensibilizar a la sociedad cordobesa, es que a las promesas políticas y virtuales del 2006 le han llegado las rebajas y con contundencia. En el nuevo plan de modernización desaparecen los centros de Salud Mental y Oncología, cuyos enfermos se integrarán en las plantas inferiores del nuevo Hospital General, mientras que los niños compartirán edificios con las madres, convirtiéndose la de Córdoba en la única ciudad sanitaria andaluza donde los menores no dispondrán de inmueble propio.
El anuncio de este nuevo PMI para Reina Sofía no ha tenido nada que ver con la presentación del proyecto estrella anterior. Apenas unas líneas en una nota de prensa difundida a los medios. Ha sido la creación por profesionales de la salud y pacientes de una plataforma, «Que no me quiten mi Hospital», poniendo sobre aviso del cambio radical del proyecto, la que ha levantado la liebre, sensibilizado a la opinión y obligado a la Consejería a buscar presionando adhesiones inquebrantables, a negar la evidencia del proyecto anterior y a explicarnos y exigirnos que creamos que el nuevo plan va a ser buenísimo.
Lo peor de esta historia son tres aspectos. La marcha atrás en un proyecto beneficioso para la Sanidad pública, como afirmó gráficamente en diciembre de 2008 el jefe de servicio de Pediatría: «Se rememorarían los tiempos antiguos de la Residencia Noreña, donde Pediatría, Obstetricia y Ginecología estaban ubicadas en plantas de un Hospital General». Los métodos de presión utilizados desde la Consejería para hacer frente a un movimiento de la sociedad civil. Y, otra vez, Córdoba convertida en la ciudad donde se venden proyectos virtuales que, a la hora de los compromisos, no se concretan.
La plataforma ha señalado como culpable de los cambios en el plan de modernización de Reina Sofía a su director gerente, José Manuel Aranda, al que acusa de actuar de forma unilateral y con criterios poco profesionales. La Consejería, que tiene claro lo que se va a gastar en Córdoba, ya le ha dicho que sea él quien dé la cara. En una sociedad democrática habría que pensar que aún son más culpables quienes siguen permitiendo con su voto que determinada clase política pueda seguir prometiendo, no cumpliendo y gobernando

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