El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro belga, Alexander de Croo, en su viaje por Israel. Para calibrar la envergadura del peligro que Pedro Sánchez representa en el interés nacional, imagina una Estrategia de Seguridad pactada por él y Puigdemont. Piensa cómo abordarían los ejes “una España segura y resiliente”, la “defensa de la integridad territorial” o el referido a cómo “proteger el orden constitucional”. Cuesta creer que los electores socialistas no adviertan el daño producido a un intangible tan relevante para el país como su credibilidad internacional. El espectáculo que este irresponsable regaló a los parlamentarios europeos en Estrasburgo dejó una imagen bochornosa para recordar durante años. Se postuló como líder de la Europa progresista y terminó retratado como un estadista de guiñol.
Ninguna sorpresa. Los acuerdos del PSOE con los independentistas incluyen inutilizar el CNI, es decir, los Servicios de Inteligencia. Desde la destitución de su directora Paz Esteban, impuesta por Rufián y compañía, Sánchez ha ido poniendo instrumentos esenciales de la seguridad al servicio de los enemigos del Estado. Todos los españoles, incluidos los acérrimos leales al autócrata, han podido ver cómo los golpistas de 2017 exigen que les rinda cuentas -¡a ellos!- el magistrado del Tribunal Supremo encargado del control judicial de las acciones del centro de inteligencia, como corresponde en una democracia liberal.
Paralelamente, Junts y ERC imponen a los socialistas borrar los informes de inteligencia sobre implicados en el golpe de Estado. De paso, a cambio de hacer presidente a Sánchez, fuerzan la amnistía para el policía dependiente de Puigdemont denunciado por espiar al magistrado Pablo LLarena. El mundo al revés. Por este camino han provocado que los principales servicios de inteligencia de los países aliados desconfíen del CNI. Cuentan con información inquietante sobre ministros comunistas que militan contra Occidente y acerca de conexiones de los independentistas con Putin.
España “debe responder al mundo por lo que ha hecho en Cataluña”, bramaba entonces el torturador Maduro, el amigo de Zapatero
En Fake news, el periodista David Alandete reúne una buena selección de datos que el Centro de Comunicaciones Estratégicas de la OTAN, el órgano de la Comisión Europea para las interferencias rusas (East Stratcom), o los servicios de Estados Unidos y Reino Unido, tienen sobre la colaboración rusa con los golpistas del 1-0 en Cataluña. La misma información con la que cuenta el CNI y cuya destrucción exigen al PSOE los secesionistas. Figuran las actividades de Julian Assange – cuya defensa coordinó el exjuez Garzón- al servicio de los independentistas en conexión con Rusia; están registradas las visitas al activista putinesco en Londres de líderes del independentismo, como el empresario Oriol Soler; existen archivos con pruebas de la cooperación coordinada de los iraníes (HispanTV), venezolanos (Telesur) y Putin (Russia Today) para fabricar una imagen internacional de una policía española “violenta” durante el golpe del 1-0. España “debe responder al mundo por lo que ha hecho en Cataluña”, bramaba entonces el torturador Maduro, el amigo de Zapatero.
Desgraciadamente, en política exterior y de seguridad, el gobierno PSOE-PCE da la espalda a los intereses españoles. En la toma de posesión de Javier Milei, el Rey acudió en solitario por decisión del presidente. Los antecedentes de Chile con Boric, Brasil con Lula y Colombia con Petro, donde sí acompañaron ministros a Felipe VI, desenmascaran el sectarismo gubernamental. Socialistas y comunistas actúan, no como gobierno de España, sino como militantes del castrista Grupo de Puebla. Una demostración más, por parte de Sánchez y Yolanda Díaz, de la sustitución de la razón de Estado por la razón de establo, que habría dicho Baltasar Gracián.
Es pertinente recordar la expropiación decidida por un gobierno peronista de los derechos de Repsol sobre el mayor yacimiento petrolífero descubierto en la historia de la multinacional española. Se trata de la cuenca de Vaca Muerta, en la Patagonia, usurpada a la empresa por el gobierno de Cristina Kirchner. La presidenta peronista, “referente, como mujer y como política” para Yolanda Díaz y condenada por robo al Estado, fue incapaz de obtener rendimiento desde el gobierno de un recurso tan importante para un país que arruinaron. Ahora Milei, boicoteado por el sanchismo, ha anunciado su decisión de recurrir a empresas privadas para la explotación de esa reserva energética. Pedro, ¿sabes qué es el interés nacional?
A nadie se le ocurriría ahora contar con España para celebrar una conferencia de paz como las de 1991 en Madrid, 1995 en Barcelona o la de la creación del cuarteto en 2002
Por otra parte, sería difícil encontrar en la política internacional un gesto tan indecente como el de la performance de Sánchez en Tel Aviv, donde, en medio de una enorme tragedia, programó unas declaraciones pensadas para obtener réditos en la opinión pública española. Con ministros en su gobierno que son activistas confesos anti-Israel, practicó el más burdo oportunismo y, sin consultar a sus homólogos de la UE, pretendió exhibirse como entusiasta pro-palestino improvisando la vieja propuesta de los dos estados. “Demasiada retórica vacía” fue la calificación de un destacado representante de la izquierda israelí, el exembajador en España Sholomo Ben-Ami. Al presidente eso le importa poco, pero sí afecta al peso internacional del país. A nadie se le ocurriría ahora contar con España para celebrar una conferencia de paz como las de 1991 en Madrid, 1995 en Barcelona o la de la creación del cuarteto en 2002. Y, después de lo de Marruecos, del Diálogo Mediterráneo, mejor no hablar.
Sánchez no sigue la trayectoria de Felipe González, sino la de Zapatero. Conviene estar atentos a Venezuela, donde María Corina Machado, la líder con más apoyo entre una castigada población (ocho millones de exiliados), ha acusado a ZP de apoyo al dictador Maduro contra los opositores al régimen. La dirigente de la oposición advierte al expresidente que tendrá que rendir cuentas “ante los venezolanos y ante los españoles”. ¿La imagen de España en el mundo? A este gobierno le importa un pimiento. Como el daltónico que confunde los colores, ellos no diferencian el interés nacional del particular.
vozpópuli