“Si celebramos la convalidación de cada real decreto como la votación de la moción de censura es que algo no marcha bien”. Esta reflexión de un exdirigente del PSOE a ESdiario define a la perfección las sensaciones que recorren al socialismo tras el pleno de este jueves en el que Pedro Sánchez ha sido rescatado in extremis por los cinco diputados de Bildu.
Con Arnaldo Otegi, tomando la decisión desde el País Vasco -según se quiere enfatizar desde la propia formación- y sustituyendo en este nuevo match ball al PNV como socio preferente para lo que resta de legislatura. Nada bueno para los intereses electorales socialistas, que se van a examinar en Andalucía el próximo 19 de junio.
La portavoz de Bildu, Merche Aizpurúa, este jueves en la tribuna del Congreso.
Tras este segundo examen agónico tras el esperpento de la votación de la reforma laboral, todas las fuentes consultadas por ESdiario coinciden en reconocer que Alberto Núñez Feijóo ha dado su primer jaque a Sánchez. Porque ha tumbado el trampantojo del viaje al centro esgrimido por Moncloa en los últimos meses. El de la "socialdemocracia" con la que Sánchez quiso reinventarse en el 40 Congreso Federal de octubre pasado en Valencia.
Y porque ha demostrado en estas últimas horas que el presidente sí tiene otras opciones muy distintas para afrontar el precipicio al que está asomado, no él, si el conjunto del país. Como por cierto ha certificado la Encuesta de Población Activa (EPA) a la misma hora en que sus señorías ocupaban sus escaños en la Carrera de San Jerónimo.
"Una vez más el Gobierno ha preferido antes a Bildu que al PP. Lo lamento profundamente como español, como demócrata y como político. Si Bildu está por encima de los intereses de las familias españolas, a mí no me corresponde explicarlo, pero sí me corresponde denunciarlo", ha resumido gráficamente el líder popular.
Feijóo ha demostrado que el mantra de la “unidad” y el “sentido de Estado” con el que Sánchez acorraló a Pablo Casado no es posible, no por culpa del PP, sino por la exclusiva decisión estratégica del presidente del Gobierno.
Sánchez recibe el saludo protocolario de un agente de la Policía a su llegada al Congreso este jueves.
Porque este jueves el PSOE ha podido elegir desplegar y desarrollar el plan anticrisis con los populares -a cambio de nada gravoso para La Moncloa y de una bajada de impuestos que reclama toda España- y ha decidido abrazarse a los proetarras para evitar besar la lona.
¿A cambio de que? El propio Otegi lo reveló en un acto de Bildu en el que no sabía que se le estaba grabando: sacar a la calle definitivamente a todos los presos de ETA. Y que el PSE apoye en las próximas autonómicas vascas a Bildu para desalojar a Íñigo Urkullu del Palacio de Ajuria Enea e investir como lendakari a Otegi si las cuentas dan junto a Podemos.
Más la presencia acelerada de los oídos batasunos en la Comisión de Secretos Oficiales con acceso a las prioridades del CNI y a los más sensibles dosieres de la seguridad del Estado.
La pírrica victoria que Moncloa se dispone a a vender en los próximos días no puede disfrazar la realidad de que Feijóo ha convertido en tiempo récord al PP en el valor refugio al que cada vez más ciudadanos miran.
Porque la votación de este jueves ha demostrado que la coalición Frankenstein está ya amortizada. Y que no la amalgama más que los intereses propios de sus integrantes, no siempre compatibles entre ellos como se ha demostrado este 28 de abril.
Bildu ha rescatado a Sánchez traicionando a Podemos y ERC -con quien tenía un acuerdo de unidad de acción para votar lo mismo en el Congreso y Senado- justo cuando los diputados de Rufián se disponían a traicionar al PSOE. Un ejemplo paradigmático del sálvese quien pueda.
esdiario
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