Ese desconocimiento de la España real hace que el actual Ejecutivo sea el que más demostraciones de desprecio y desamor ha evidenciado hacia el pueblo llano
El más grave de los problemas que padece Sánchez y toda la gente que le acompaña en este momento es que no conocen ni España ni a los españoles. Tengo dudas sobre si eso le preocupa de verdad o no, ya que su fe en el sistema democrático es cuestionable, de lo contrario nunca hubiese llegado al Gobierno por la puerta de atrás de una moción de censura apoyada por antiguos terroristas y recientes golpistas. Ese desconocimiento de la España real hace que el actual Ejecutivo sea el que más demostraciones de desprecio y desamor ha evidenciado hacia el pueblo llano español. Practican un despotismo, que no es ilustrado precisamente –estamos ante el Gobierno más inculto de la historia–, que solo sirve para alejarse de la gente común de la calle. Ayer Sánchez lo pudo comprobar en Palencia. Una vez más, la España real, no la de las televisiones, lo abucheó. En esta ocasión era por ese desprecio de un tal Garzón, al que no se le conoce trabajo retribuido alguno en la esfera privada, que osó vilipendiar al campo y a los ganaderos de toda España. Eso solo se explica por desconocimiento, por ignorancia, y por torpeza. El buen político debe practicar la virtud de conocer al pueblo que gobierna. Pero ellos –Sánchez, Garzón y sus adláteres– no creen en la democracia. Está ocurriendo lo que vemos y oímos cada día, aunque no en las televisiones, que nunca contarán lo que de verdad está aconteciendo. Algún día conoceremos la verdadera razón de ese apagón de los profesionales de la televisión en España. Mientras, quedémonos con una cosa clara: el actual Gobierno no conoce la España real y por eso la desprecia.
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