Hasta poner en práctica el atajo legal para excarcelar antes de tiempo y casi de golpe a un tercio de los etarras presos, que ayer adelantó ABC, el Gobierno y el PSOE han mantenido un criterio zigzagueante sobre esta cuestión.
Hasta poner en práctica el atajo legal para excarcelar antes de tiempo y casi de golpe a un tercio de los etarras presos, que ayer adelantó ABC, el Gobierno y el PSOE han mantenido un criterio zigzagueante sobre esta cuestión. Coincidiendo con las resoluciones judiciales contrarias al descuento o con la inminencia o no de elecciones, el sanchismo se mostraba a favor o en contra de ese plan de excarcelación. Es decir, que el interés de las víctimas y el crédito de la propia Justicia han pasado siempre a un segundo plano ante el provecho único a preservar: el de Sánchez. Hace apenas cuatro meses, este negaba en el Congreso, «de manera rotunda», que estuviese en sus planes excarcelar antes de tiempo a los presos etarras.
Claro que también en su día afirmó que nunca pactaría con Bildu. «Si quiere lo digo cinco veces o veinte. La pregunta ofende. Con Bildu no se pacta nada», dijo. La palabra de Sánchez hoy cotiza tan a la baja que inevitablemente arrastra a pérdidas irreparables a la democracia española.
ABC
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