domingo, 9 de enero de 2022

Consuma ministro

 Consuma ministro

El ministro de Consumo se ocupa de todo, menos de las brutales subidas de precios que sufrimos los consumidores

Antonio BurgosAntonio Burgos

Hemos llegado al borde, la línea roja que se dice ahora, de los excesos de la sociedad de consumo. El consumo y las leyes de mercado marcan nuestras vidas. Verbigracia, en los pasados Reyes Magos, nunca los niños pidieron tantas cosas en sus cartas. Tantos juguetes han recibido muchos niños, que no sabían a cuál acudir entre aquella marabunta de paquetes envueltos en papel de regalo, al pie del árbol de Noel o del Nacimiento. Antes, con uno o dos juguetes, creo disfrutaban más que ahora con esta invasión de regalos, de muchos de los cuales ya mañana, con la vuelta al cole, se olvidarán.

Tanto se impone, pues, el desaforado consumo que hasta tenemos que consumir un inútil ministro

 de Consumo. ‘Consuma ministro’, parece que dice un anuncio del ‘Gobierno de España’ que nos obliga pagarle el sueldo, el despacho, los asesores, las secretarías, el gabinete, los escoltas, el coche oficial y todas las mamelas anexas a un señor que tenemos que consumir para que le cuadren las cuentas electorales a Sánchez. Procedente de un partido ya prácticamente extinto, se llama Alberto Garzón. ¿De qué se ocupa el ministro de Consumo? Pues de todo, menos de las brutales subidas de precios que sufrimos los consumidores. Se busca salidas de pata de banco para lograr eso que llaman ‘la visibilidad’: que se note que existe. Si no metiera la pata a cada paso, ni sabríamos que tenemos un ministro de Consumo, y que hemos de consumirlo a la fuerza, por lo que se va a la prensa británica a largar contra la calidad de la carne de la ganadería extensiva española, que ni es asunto de su Ministerio, sino de Agricultura.

Piden la dimisión de Garzón como ministro de Consumo por esta puñalada a los ganaderos y a nuestra economía en sus declaraciones a ‘The Guardian’. No, no la pidan, por favor. Cuanto más la pidan, más se afianzará su papel ante el presidente que lo nombró como ministro-cuota en su coalición de Gobierno con Podemos. Cuanto más se pida la dimisión de Garzón, más saldrán con el sofisma: «La piden los fachas y la ultraderecha porque es progresista».

No es progresista. Debe de ser sordo. Porque siendo ministro de Consumo, estamos esperando que se pronuncie sobre la atroz subida del precio de la luz. En cuanto al precio de la luz, parece que es presidente de Endesa en vez de ministro de Consumo, de lo callado que ha estado y está ante la subida. Yo creo que, con tal de que se hable de él, hasta es capaz de salir en defensa de la subida de la factura de la luz. Y tampoco se ha enterado de la subida brutal del IPC y de los precios de los carburantes. Ni ha abierto la boca. Ah, claro, como eso es materia de Consumo y no de Agricultura y Ganadería, está explicado su silencio. Y ni palabra ha dicho de la subida de los precios de los artículos de alimentación en el supermercado, ni del desabastecimiento producido por el problema del encarecimiento del transporte y de la falta de camioneros. ¿Se habrá enterado de que es ministro? Mira que si ni siquiera se ha enterado de que es ministro de Consumo...


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