Nada como una felicitación de Nicolás Maduro para certificar un fraude electoral. Cuando el autócrata venezolano felicitó el domingo a su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, aún no se conocía el resultado de las elecciones. Pequeñeces. Maduro ensalzó además el “buen nivel de participación” en una cita en la que la abstención se sitúa entre el 65% y el 80%. Las elecciones se celebraron sin observadores internacionales ni prensa extranjera. Con siete candidatos de oposición encarcelados y otros dos en el exilio, Ortega ganó su cuarto mandato como presidente de Nicaragua con el 76% de los votos. Parece hasta poco. “Nicaragua vivió este domingo uno de sus días más tristes”, lamenta un editorial de EL PAÍS este martes.
“Con los principales líderes de la oposición encarcelados o exiliados, las elecciones presidenciales consumaron una farsa que solo busca la perpetuación de Daniel Ortega en el poder. Carentes de validación alguna, los comicios deben marcar un punto de inflexión en las relaciones con un régimen que ya hace mucho que se quitó la máscara y de cuyo despotismo no cabe la menor duda. Es hora de que la comunidad internacional trate a Ortega en consecuencia”, añade el editorial, sobre unas elecciones que vienen a ser el epitafio del sistema político de Nicaragua, en una espiral destructiva irreversible desde las protestas de 2018 en las que el régimen asesinó a cientos de manifestantes y miles de personas huyeron del país.
Sobre la situación en Nicaragua, el escritor Sergio Ramírez, hoy perseguido y exiliado por el régimen de Ortega, y cuyos libros están prohibidos en su país, escribía el domingo Rostros para no olvidar, sobre los presos políticos del régimen: “Juntos, representan un número, una estadística. Pero cada uno tiene un rostro propio, una historia que debe ser contada. Están presos porque no se rindieron al silencio”. Este martes, Ramírez reflexiona sobre el exilio y la represión en América Latina en este artículo: Un oficio peligroso. Todos los artículos de Ramírez en EL PAÍS están en este enlace.
Juan Jesús Aznárez dedica también hoy su columna a Nicaragua: “Si la conciencia crítica de América Latina no reacciona ante la bufonada electoral del Frente Sandinista la conculcación de la democracia proseguirá en una geografía donde declina, y no sin razones”. Y no se pierdan este análisis del periodista Fabián Medina: Ortega, la construcción de un tirano.
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