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Estos son los dueños de España. ¡¡HAY QUE LUCHAR¡ |
El sentimiento de dolor difundido por Otegi estaba pactado con Sánchez, para liberar a más de 200 presos de ETA encarcelados.
En plena negociación presupuestaria el Gobierno niega de lleno que tras el apoyo ya declarado de Bildu haya ninguna estrategia para liberar a los 217 presos etarras que siguen en las cárceles. También negaba su apoyo a los presos del proces catalán.
En esta ocasión, Sánchez podría prescindir de los votos de BILDU, sería suficiente con “”COMPRAR “” el voto de un diputado de Cs o de los canarios, para aprobar los presupuestos. Pero Sánchez no puede olvidar que el PNV tiene como socio de Gobierno a BILDU en el Gobierno vasco y se supone que votarán en el mismo sentido. Es el problema de la democracia “pactosa”, la mayoría de las veces votas a la derecha para que gobierne la izquierda o viceversa. Por ejemplo en Cataluña, los votantes del partido que lidera Puigdemont más cerca de la extrema derecha que del centro, apoyan a la Izquierda de Junqueras, una izquierda prosoviética. Decía Jordi Pujol que el comunismo es la peor pandemia jamás conocida.
La propia ministra de Hacienda, María Jesús Montero, había dicho poco antes en los pasillos del Congreso que «yo con Bildu sólo hablo de números», aunque en su departamento admiten que forma parte de la negociación hablar de asuntos como la reforma laboral o el ingreso mínimo vital, «en ningún caso nada que tenga que ver con política penitenciaria». En la misma medida niegan la existencia de una vía paralela de negociación bajo el argumento de que «nosotros lo sabríamos». Pero ¿cuándo ha dicho una verdad esta servil con sueldo de ministra?
En Éibar, Arnaldo Otegi, ante su militancia afirma que «si para sacar a nuestro presos de la cárcel hay que votar a favor de los presupuestos, votaremos. Está claro que el mensaje ante los suyos en reacción al comunicado leído por la mañana reconociendo el dolor de las víctimas del terrorismo, estaba pactado.
La salida carcelaria de los terroristas hay que enmascararla, al menos como ha hecho el ministro Marlaska con el traslado de los criminales etarras a prisiones vascas. La digestión política del festín bilduetarra no se puede hacer con empacho. Hay que dosificarla y el presidente del Gobierno, castigado en los flancos por Pablo Casado, ha tenido que comprometerse ante el Congreso de los Diputados con un no que significa: “Amigo Otegui, haremos la operación con más tiempo, con más dinero y con más cautela”. Existe el convencimiento en la oposición de que Sánchez cederá todo lo que sea necesario para garantizarse los votos bilduetarras directa o indirectamente. Resulta más confortable políticamente para el líder socialista pagar con dinero contante y sonante a Otegui, pero el antiguo terrorista se empecina en el órdago de la liberación de presos, Pedro Sánchez terminará por encontrar con alta probabilidad la fórmula para satisfacer las exigencias del dirigente abertzale. Puede que ahora sea demasiado tarde.
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