viernes, 10 de septiembre de 2021

La ponzoña feminista radical.


 Las arcas del Tesoro público se están agotando con el derroche económico y el esfuerzo que requiere engrosar los mondongos y llenar las andorgas del sinnúmero de feligresas y emasculados adeptos a la secta religiosa-ideológica del feminismo radical.

 Grupo o facción del nuevo comunismo, pues, estos criminales, como crueles y cobardes seres nacidos en las buitreras inversoras occidentales, lo reciclan todo, de todo sacan provecho, todo lo vampirizan y desangran.

Y esto, seguirá así mientras no surja un San Jorge que les plante cara y acabe con la bestia, con el dragón.

La parusía comunista, la nueva concepción embaucadora, utópica y criminal, en las sociedades libres se muestra sin decoro ni vergüenza con su faz satánica y exhibiendo modernos ropajes de harapos mugrientos, al arrimo de la connivencia y proteccionismo comercial de los gobiernos- socio-comunistas al uso de la postmodernidad.

Las cohortes de esta legión de canallas son tan variadas como peligrosas, nos referiremos por centrar el tiro en aquellas que se movilizan y reclutan, ya sea por su origen, por su desgraciada existencia o por su desequilibrio mental;  a saber: las pijomujeres, los chochitos desnatados, las pocamierdas, las tontasdelculo, las viles mierdecillas, las cagarrutas de diseño o las que tienen más morro que un oso hormiguero.

Pero, no olvidemos a las que se dejan romper el ano, aunque les duela, por no dar la sensación de que les tachen de intransigentes, intolerantes o fascistas. ¡Vaya mierda de legión!

O las dejamos a pan y agua en sanatorios de desintoxicación o en gayolas de reeducación, o esta España de mis dolores, se va al puto carajo.

El lector se preguntará el por qué de esta reflexión, muy sencillo, una tal Elisa Beni, de la que no tenía referencia alguna, he tenido que recurrir a Google, se ha descolgado en Twitter, ese libro social tan sesudo e instructivo como histérico y pernicioso, con este escupitajo venenoso: “Es intolerable defender que unos niños inocentes sean expulsados del país por violar a una chica. Ellos vienen de otra cultura diferente y no saben que eso está mal, lo tenemos que comprender y respetar. La España progresista necesita multiculturalismo: diversidad sin fronteras.

¡Ole mis cojones y tus ovarios, Beni!

Si viviéramos en una sociedad moderna, justa y decente y no en esta cloaca socio-comunista, donde el Código Penal se administrase con rigor y a todos por igual, esta individua, ya estaría en prisión preventiva a espera de juicio por exaltación y apología del delito de violación. Es decir, en el sanatorio o en la ergástula.

Estos y otros son los reflejos de esta convulsa y disparatada sociedad, destellos descafeinados pero disolventes, fulgores que nublan la vista del observador no avezado. Miserias e irresponsabilidades por doquier que quedan impunes, y es más, se aplauden con fruición, complacencia y gozo.

No, no crea el lector que pretendo convertir cualquier exabrupto criminal o gilipollez de la izquierda en debate nacional.

Al melón socio-comunista con  sus semillas feministas radicales, no es necesario efectuarles ningún tipo de cata o cala, a la mera observación se da uno cuenta de que no debe echarlo al carrito de la compra.

Doy gracias a la Providencia por no tener hijas ni nietas que se pudieran exponer a las violaciones respetuosas y comprensibles que esta piadosa mujerzuela, disculpa en aras del multiculturalismo  y de su propia ponzoña intelectual.

Pero, sí te digo tonta del haba, en el supuesto teórico de que así no fuese, y como con la intención no se delinque, te buscaría y haría un gazpacho con tus vísceras.

O sea, que corre, escóndete y desciende a los infiernos que es tu lugar de reposo eterno.


Por Antonio Cebollero del Mazo











































































































































































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