Recientemente el que suscribe, veterano aficionado al fútbol, he estado viendo algunos interesantes reportajes de fútbol vintage. Reconozco que entre ellos he visto dos sobre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao de principios de los 80, la época en que ganaron sus últimas ligas estos equipos vascos. Y no he podido sentir menos que bastante pena al ver que algunos de los jugadores estrella de aquellos equipos, jugadores que forman parte de la memoria sentimental de mi infancia, incluso hoy en día son absolutamente reacios a condenar con claridad el terrorismo etarra y se pierden en eufemismos cuando se trata de referirse al dramático contexto vasco de aquel momento.
“Quisimos dejar la política aparte”, “todo el mundo tenía sus ideas pero nosotros nos dedicábamos al deporte”, “Nosotros no estábamos de acuerdo con muchas cosas que hacía el Gobierno en el País Vasco, era la época que era, pero no quisimos entrar en política”, son algunas de las frases de los jugadores más famosos de la Real Sociedad de la época. Son frases que, superficialmente pueden sonar bien, pero cuando se comprende que ello implica no condenar a ETA ni apoyar a las víctimas sino situarse en perfecta equidistancia, adquieren todo su triste significado. De hecho, como se ve, antes critican al Gobierno de la época que a ETA. Con los jugadores del Athletic Club, tres cuartos de lo mismo.
Soy de la generación de niños que creció admirando a estos jugadores, aunque fuesen rivales. Siempre he sido aficionado del Zaragoza, el equipo de mi tierra aragonesa y del Real Madrid. Eran los años en que el Real Madrid mantuvo una rivalidad épica contra los equipos vascos. Entre 1979 y 1984, en esa época de principios de los 80, durante 5 temporadas consecutivas, el equipo blanco se jugó el Campeonato contra Real Sociedad y Athletic Club en la última jornada. Fueron unas ligas tremendamente competidas hasta el último segundo. El Madrid se llevó la de 1979-80 pero los equipos vascos ganaron las siguientes ligas hasta la 83-84. Era un fútbol inolvidable, el de aquellos años, un fútbol recio y auténtico, que hoy se echa de menos.
Pero ya en aquella época fue polémica la famosa imagen de los jugadores de ambos equipos saltando al campo con una ikurriña y aún hubo momentos más lamentables que hoy en día se ocultan, como la vez que salieron al campo con una pancarta contra las extradiciones de presos etarras, o cuando se publicó que los jugadores de la Real Sociedad en el Mundial 82 se bajaban la parte superior de los calcetines para que no se viese la bandera española. O el jugador blanquiazul Cortabarría negándose a volver a la Selección española porque según él había “mal ambiente” contra los jugadores vascos en el vestuario de la Selección.. Nunca hubo minutos de silencio por víctimas de ETA en los estadios vascos como sí los había en los estadios del resto de España.
O pensemos en el famosísimo portero del Athletic de Bilbao José Ángel Iríbar, campeón de la Eurocopa con España en 1964 y retirado en 1978, convertido en abierto simpatizante de Batasuna. Otro de los jugadores del Athletic Club de entonces, Endika Guarrochena, el hombre que con su gol dio la Copa del Rey de 1984 al Athletic, en aquella famosa final contra el Barcelona de Maradona, que acabó a palos, fue después concejal y activista de Batasuna. Por no mencionar que todos los presidentes del Athletic Club hasta la actualidad han sido del PNV. O cuando Arrate, que entonces era directivo del club y después fue presidente, se negó a hacer una condena y minuto de silencio por un atentado etarra, alegando que ello dividía a la sociedad vasca.
Y lo mismo ha seguido pasando en épocas más recientes cuando jugadores de ambos clubes como cuando 8 jugadores de la Real Sociedad, como Aramburu, Agirretxe, Labaka, Zurutuza, Bergara, Mikel Gónzález, entre otros apoyaron en 2011 una marcha en favor de los presos de ETA. O los lamentables abucheos al himno nacional de los aficionados del Athletic Club, junto con los del Barcelona en finales de Copa del Rey. Algo que no llevó a suspender esos partidos, como sí hizo el gobierno francés en una ocasión similar en que aficionados corsos silbaron el himno francés en París.
En definitiva, una sucesión de hechos lamentable, que por desgracia, la RFEF ha tolerado siempre. Claro que también es verdad que la RFEF como todo el mundo sabe ha estado presidida durante muchísimos años por un vasco, exjugador del Athletic Club, como Ángel María Villar.
Javier Navascués
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