Irene Montero gasta un dineral en delirantes estudios para justificar su cargo
La ministra ha saltado de polémica en polémica con sus estudios que "demonizaban" el color rosa como símbolo de opresión o consideraban que Alexa perpetúa roles de género.
Irene Montero llegó al cargo para ser la ministra más feminista de la historia y llevar a cabo una revolución sin precedentes. Pero sin embargo, sus leyes, que aún no han salido adelante de forma efectiva, en gran parte por la pugna que ha mantenido con Carmen Calvo desde que ésta tuviera que delegar en la morada sus competencias en materia de Igualdad; por su escasa calidad jurídica; y por las críticas de las propias feministas, ha dedicado gran parte de los recursos del Ministerio en realizar delirantes estudios que han costado una gran cantidad de dinero a las arcas públicas.
Todos ellos han sido duramente criticados puesto que intentan aplicar con la radical visión de Podemos la llamada perspectiva de género. El más reciente ha sido el titulado 'Estereotipos, roles y relaciones de género en series de televisión de producción nacional: un análisis sociológico' y que ha costado casi 20.000 euros.
En él se denuncia que en las producciones se produce una "objetificación o cosificación de la mujer", puesto que "es algo culturalmente establecido y aceptado como algo "natural", considerándolo un "abuso patriarcal".
Además, recalca que "se emplea primeros planos recortando determinadas partes del cuerpo de la mujer, cosificando, se intenta persuadir a las y los espectadores que lo importante no son tanto esos personajes femeninos, como personas plenas, sino en tanto nalgas, pecho, piernas o boca".
Incluso va más allá, selñalando que en en las series, las mujeres están "representadas por actrices de una belleza extraordinaria, con un maquillaje y efectos que las hace todavía parecer más bellas, sus vestuarios espectaculares, que realzan aún más sus cuerpos diez".
Los asistentes virtuales perpetúan roles de género
Por su parte, en otro estudio señalaba a las grandes corporaciones digitales como Amazon o Apple, en relación a sus asistentes virtuales, como Alexa o Siri donde asegura que impone "sesgos de género".
De hecho, añade que existen "numerosas investigaciones que sugieren que se tomen medidas para que las aplicaciones que adoptan roles femeninos no persistan en situar a las mujeres en papeles secundarios y ligados a los roles tradicionales de género, de cuidados y provisión de ayuda".
Además, a lo largo de la pandemia, desde Igualdad se han elaborado guías en las que se asegura que las mujeres "consumen alcohol por su situación de desigualdad", además de iniciar la licitación de un contrato de prestación de servicios de atención telefónica para denunciar la "publicidad sexista", por casi medio millón de euros.
También, el departamento dirigido por Irene Montero ha gastado 600.000 euros en subvenciones para seminarios, estudios, cursos y jornadas sobre el machismo que los ha trasladado a temas tan variopintos como el covid-19, los museos, los videojuegos o la nutrición.
Para el Ministerio de Irene Montero, la "opresión del color rosa sobre las niñas es una constante"
Igualmente polémico fue el estudio 'Publicidad y campañas navideñas de juguetes: ¿promoción o ruptura de estereotipos y roles de género?' en el que sentencia que el color rosa "oprime y reprime a las niñas". Según el documento la "opresión del color rosa sobre las niñas es una constante" y cargaba contra la industria del juguete -en plena campaña navideña- por el "abuso" hacia esa tonalidad.
De hecho, hasta la propia directora del Instituto de la Mujer, que por aquellos entonces era Beatriz Gimeno, rubricó una carta en la que se permitió presionar a una empresa de la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes para sus productos se ajusten a la ideología de género.
Presiones a las empresas
Gimeno se hacía así eco de una "queja" supuestamente llegada hasta el Observatorio de la Imagen de las Mujeres de que la pyme en fabrica láminas para las puertas de habitaciones para niños con mensajes como "aquí duerme un pequeño héroe" o "aquí duerme un pirata", mientras que para dormitorios de niñas son del tipo "aquí duerme una pequeña princesa" o "aquí duerme la reina de la casa".
"Este tipo de diseños [...] contribuye a fortalecer los estereotipos de género", sostenía en la carta la número tres de Irene Montero, que se permitía recomendar al fabricante que cambie el diseño de sus láminas.
Por ello, incluso la propia presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso se pronunció sobre el asunto, y señaló que "las ideologías totalitarias viven fuera de la realidad y van contra la prosperidad. Mi apoyo para esta pequeña empresa de SS de los Reyes. Defenderé siempre la libertad, la seguridad jurídica y, hoy más que nunca, el empleo y a los que lo generan".
Las ideologías totalitarias viven fuera de la realidad y van contra la prosperidad.
Mi apoyo para esta pequeña empresa de SS de los Reyes.
Defenderé siempre la libertad, la seguridad jurídica y, hoy más que nunca, el empleo y a los que lo generan. https:/t.co/IFxgfo7CyD
— Isabel Díaz Ayuso (@IdiazAyuso) June 13, 2020 " target="_blank">
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