l presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián.
El presidente ni quiere ni puede ya cambiar de socios en esta legislatura”, confiesa a Vozpópuli un destacado ministro, corroborando así la sensación que tienen los miembros del Gobierno de que Pedro Sánchez no solo no va a adelantar las elecciones generales, sino que seguirá con su agenda catalana le pese a quien le pese: indultos a los presos del procés y mesa de diálogo con el independentismo, contrapartidas por su investidura que ahora le apremia a cumplir Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).
Tras el shock por la dura debacle electoral del PSM en Madrid el 4 martes de mayo, las dudas sobre la conveniencia de seguir ese rumbo se han instalado en algunos despachos socialistas, en la vieja guardia encabezada por Felipe González y, sobre todo, en gobiernos autonómicos como el presidido en Castilla-La Mancha por Emiliano García-Page, que temen un efecto contagio en los comicios autonómicos de mayo de 2023. Pero Sánchez se ha apresurado a cortarlas enseguida conjurando cualquier atisbo de discrepancia en la primera reunión de la Ejecutiva Federal el jueves 6, a 48 horas del desastre, con una frase lapidaria prestada de Omar Torrijos, expresidente panameño: “El que se aflige, afloja”.
Semejante declaración de intenciones muestra su determinación de seguir la actual hoja de ruta de la mano de Unidas Podemos y los independentistas, y que los españoles voten cuando toca, lejos del fiasco madrileño. Si es posible, en el último trimestre de 2023 con la pandemia ya como un triste recuerdo, la economía en pleno proceso de relanzamiento de la mano de los 140.000 millones de fondos europeos, y en pleno del semestre de Presidencia española de la UE con Sánchez de protagonista a la vez que cartel electoral del PSOE. Dos años en los que intentará frenar la euforia que ahora mismo vive el PP de Pablo Casado, tras el triunfo de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.
Ya no es posible la mayoría absoluta de 180 diputados que sumaban PSOE (123) y Ciudadanos (57) tras las elecciones generales del 28 de abril de 2019 y evocarla es un esfuerzo inútil que “solo genera melancolía”, responde otro miembro del Gobierno a los socialistas que piden ese cambio de rumbo; porque los escasos diez diputados que le quedan hoy a Inés Arrimadas no dan para ninguna mayoría parlamentaria alternativa a la que los socialistas disponen ahora.
De modo que “si hay que aprobar los indultos a los condenados por el 1-O, el presidente lo hará, porque las elecciones serán dentro de dos años y nadie se acordará”, vaticina otra fuente del gabinete que, además, prefiere poner el acento en las palabras pronunciadas por la sucesora de Pablo Iglesias en el Gobierno de coalición, la vicepresidenta tercera Yolanda Díaz, en el sentido de que “la legislatura empieza ahora”.
Es más, señala un ministro consultado por este periódico, este lunes 10 de mayo hubo mucho revuelo político y mediático en torno a la cesión de la competencia sobre prisiones al Gobierno vasco culminada en Vitoria ese día con la visita de Miquel Iceta, ministro de Política Territorial. “¿Quien se acuerda hoy (viernes 14) de ese tema?”, se pregunta irónicamente esa fuente para ejemplificar lo que pasaría si hay indultos a los presos del procés catalán en estos tiempos de política líquida.
“Yolanda Díaz no es Iglesias”
”La legislatura empieza ahora, sí”, coincide este ministro con la vicepresidenta tercera, “pero no solo porque dentro de dos años la pandemia será pasado, también porque Yolanda Díaz no es Iglesias, no necesita ruido en los medios para destacar”. Y es que tanto en el sector socialista del Gobierno como en la sede del PSOE en Ferraz están convencidos de que la vicepresidenta tercera será una rival “muy difícil” para Pedro Sánchez en las próximas elecciones generales, aunque nada será igual “en el día a día” de la coalición.
Las diferencias entre los dos socios van a seguir existiendo en materias tan sensibles como reforma laboral -este viernes Díaz volvió a negarse a un abaratamiento del despido como insiste el Banco de España-, el freno a la subida de los alquileres en la Ley de Vivienda, la paralización de los desahucios o el freno al corte de suministro de energía a familias vulnerables, “pero su exposición pública no será la misma que con Iglesias”.
El gran problema ya no será engrasar las relaciones de los dos socios, insisten estas fuentes socialistas; más bien la coalición gobernante tendrá que dirigir sus esfuerzos hacer frente a un nuevo ciclo de conflictividad en los próximos meses proveniente de Cataluña; sobre todo si, finalmente, se produce una repetición de las elecciones en esa comunidad autónoma por falta de acuerdo de gobierno entre ERC, Junts pel Cat y las CUP.
”A Junts se le ha ido la negociación de las manos”, sentencia un destacado ministro, y hasta el huido Carles Puigdemont habría confesado en privado estar arrepentido de haber dejado la negociación con el presidente en funciones, el republicano Pere Aragonés, en manos de Jordi Sánchez, “una persona que está en la cárcel y a quien, por tanto, le falta información de primera mano y control sobre la organización (Junts)”, explica a Vozpópuli un destacado miembro del PSC.
La cuestión es que han llevado sus diferencias demasiado lejos y volver atrás ahora, tras haber anunciado Aragonés que rompe la negociación para gobernar en minoría y sin consellers de Junts, es muy complicado a tan solo diez días de que expire el plazo -26 de mayo- y automáticamente quede convocada la repetición de elecciones el 13 de julio. Puigdemont, a pesar de lo que dice ese tuit, insiste en que el Consell per la Repùblica (asamblea de alcaldes controlada por él) teledirija la Generalitat desde Waterloo (Bélgica), lo cual sigue siendo inaceptable tanto para Aragonés como para el encarcelado Oriol Junqueras.
Y los socialistas catalanes, por su parte, no parecen dispuestos a sacar a ERC del atolladero absteniéndose en una hipotética nueva investidura de Aragonés, porque su candidato, Salvador Illa, quedaría inhabilitado como alternativa a esta década de independentismo “conflictivo e improductivo. “¿Cómo vamos a apoyar a alguien que quiere gobernar con 33 diputados y apoyarse hoy en PSC, mañana en la CUP y pasado en los Comunes?”, se pregunta este alto dirigente socialista catalán.
No tiene claro el PSC qué pasará si finalmente los catalanes vuelven a las urnas; lo que sí tienen claro sus dirigentes, todos, es que echarle el salvavidas político a esta ERC todavía en el secesionismo unilateral y a su candidato, Pere Aragonés, “nos hundiría” electoralmente en el medio y largo plazo. Y al PSOE de Pedro Sánchez le llevaría al cataclismo en las próximas generales, sean en 2023 o antes.
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