martes, 25 de mayo de 2021

Indultos, la ofensa final

 Indultos, la ofensa final

No existe justificación para perdonar a quien no se arrepiente y amenaza con reincidir

Luis Ventoso

Sucedió. No fue un mal sueño. Todavía no se han cumplido ni cuatro años del mayor ataque contra la unidad de España desde los días de la II República. El 1 de octubre de 2017, las autoridades autonómicas catalanas, máxima representación del Estado allí, organizaron un referéndum ilegal de independencia pese a todas las advertencias, ruegos y resoluciones del Gobierno español y los tribunales. El 27 de octubre proclamaron finalmente una República catalana. La extrema gravedad de la amenaza obligó a aplicar por primera vez el 155 de la Constitución -con el apoyo del PSOE de Sánchez-, siendo intervenida la autonomía a fin de salvaguardar la unidad de España. Los líderes del golpe fueron encarcelados en prisión preventiva en noviembre

 de 2017. La sentencia del Supremo, más bien contemporizadora, condenó en octubre de 2019 al cerebro de la insurrección, Oriol Junqueras, exvicepresidente de la Generalitat, a 13 años de cárcel y otros tantos de inhabilitación, por sedición y por malversación de dinero público. Las penas restantes oscilaron entre 9 y 12 años.

Ahora el Gobierno se prepara para indultar a los promotores de aquel golpe, según ha adelantado con un globo sonda a través de su cauce mediático habitual. En paralelo pretende abaratar el delito de sedición. Los indultos supondrían un insulto al sentir de la mayoría de los españoles y un imperdonable error político, por los siguientes motivos: 1) Los presos a los que Sánchez pretende indultar no han pedido perdón y además amenazan con repetir. Ni siquiera se han dignado a responder cuando el Supremo les ha consultado su punto de vista respecto a sus propios indultos. 2) Todo indica que el Supremo se opondrá a la medida de gracia, con lo cual si Sánchez sigue adelante tendremos al Ejecutivo enfrentado abiertamente al primer tribunal de la nación. 3) Estos delincuentes, condenados a penas de diez años de cárcel y más, ni siquiera han cumplido cuatro. Liberarlos supondría un agravio para otros ciudadanos presos por delitos menos graves. 4) Si te declaran una República para romper España y acto seguido los premias con un indulto, estás tendiendo una alfombra roja para que reincidan. 5) El indulto supondría una desautorización expresa del Gobierno al Rey, pues obligaría al jefe del Estado a rubricar algo en total contradicción con su histórico discurso del 3 de octubre de 2017, que fue crucial para frenar la embestida independentista. Felipe VI lo expresó nítidamente aquella noche: «Estas autoridades [las de la Generalitat separatista] de una manera clara y rotunda se han situado al margen del derecho y la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía nacional». ¿Es admisible que ahora Sánchez contradiga al Rey y los indulte por su conveniencia personal?

No existe justificación para el indulto. Atiende solo al interés de Sánchez por mantener la alianza con los separatistas que lo sostienen en el poder. La sociedad civil debería oponerse a esta burla. Empezando por una intelectualidad por desgracia casi siempre acobardada a la hora de defender a su país.


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