domingo, 4 de abril de 2021

Txapote es un escupitajo

 Me pregunto si Sánchez y Marlaska aguantarían la mirada a las víctimas de este asesino

Ángel Expósito

Me niego a tragar con la ignominia y la vergüenza como si tal cosa. No soporto que nos traten como a borregos, aunque lo parezcamos.

Javier García Gaztelu ‘Txapote’ es uno de los jefes más sanguinarios de ETA. Acumula más de 500 años de condenas por los asesinatos de Miguel Ángel Blanco, Fernando Buesa y su escolta, el ertzaina Jorge Díez; Fernando Mújica, Gregorio Ordóñez, José Luis López de Lacalle y los dos guardias civiles en Sallent de Gállego (Huesca). El pasado Miércoles Santo este monstruo y su pareja fueron galardonados por el ministro del Interior con un acercamiento al País Vasco. Txapote es un chulazo repugnante que nunca colaboró con la Justicia ni mostró arrepentimiento. Ni siquiera ha firmado el paripé fabricado por Marlaska para justificar sus vergüenzas. De hecho, en algún juicio se enfrentó con el tribunal y con la Policía. Y protagonizó escenas como la de 2011, cuando escuchó impasible el relato de Adoración Zubeldia, viuda del concejal de UPN José Javier Múgica. A punto de una crisis nerviosa, Adoración se giró y mantuvo la mirada en los ojos de Txapote y de otros acusados en una imagen para el recuerdo. El asesino aguantó, medio sonriendo, sabedor de que tarde o temprano algún Gobierno cobarde le acabaría premiando.

Esta bestia comparte ya prisión en Estremera (Madrid) con su pareja Irantzu Gallastegui ‘Amaia’, condenada también por el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Txapote aguantó, como un macarra de mierda, la mirada de la viuda. Lo que me pregunto es si Sánchez o Marlaska soportarían hoy la mirada de Adoración. Ellos firmando premios mientras ella repite el camino del cementerio, a la vez que los asesinos de su marido gozan en un vis a vis. El premio a Txapote es un escupitajo en la historia reciente de España, aunque nos lo cuelen en plena Semana Santa.

PD: Cada viernes, el Gobierno premia a una piara de terroristas como pago de los recibos de una hipoteca. Un préstamo, concedido a Sánchez por Bildu/Batasuna y el PNV en la moción de censura contra Rajoy, que pagamos semana a semana, entre la indignidad y la pena.


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