El Ayuntamiento socialista de Palma ha decidido renombrar algunas calles con el argumento de que tienen reminiscencias franquistas
Cuando parece que la perversión de la historia al amparo de la ley de ‘memoria democrática’ ha llegado a un límite insuperable en su propia extravagancia, la izquierda revanchista encuentra motivos para superarse. Ahora ha ocurrido en Palma de Mallorca, con la modificación del callejero y la estigmatización de heroicos almirantes como Churruca, Gravina o Cervera. El Ayuntamiento socialista de Palma ha decidido renombrar algunas calles con el argumento de que tienen reminiscencias franquistas. El argumento no cae solo por absurdo, o por un desconocimiento de la historia que objetivamente no puede ser tal porque no podía ser franquista quien murió antes de que Franco naciese, por ejemplo. Tampoco sirve el argumento de que aquellas calles se nombraron así en 1942, en plena dictadura. Por esa regla de tres habría que modificar el 90 por ciento del callejero de las 8.200 poblaciones de España. Y atribuir una connotación franquista a Churruca por dar su nombre a un barco, que además sirvió en el bando republicano de la Guerra Civil, es más propio de un descabellado delirio cainita que de la lógica política. De lo que se trata es de derruir la historia y reescribirla a la medida de la izquierda radical. Y si para ello hace falta mentir, manipular, ser sectario o caer en el ridículo, esa izquierda lo hace sin complejos. Aunque se convierta en un hazmerreír.
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