sábado, 5 de diciembre de 2020

El tribunal Supremo desoye las peticiones de Pedro Sánchez y dice NO a la libertad de presos catalanes y vascos.

 

El tribunal Supremo desoye las peticiones de Pedro Sánchez y dice NO a la libertad de presos catalanes y vascos.


 


Todo en la vida tiene perdón, a menos que tu no quieras perdonar, sencillamente, porque la persona puede demostrar su descontento sin dañar a personas o cosas y este no es el caso de separatistas y etarras. El Tribunal Supremo parece ser que no está de acuerdo con bailar siempre con la más fea y dice que presos catalanes tienen que seguir en la cárcel, por mucho que le llore Pedro Sánchez, al que hacen menos caso que a mi.  A pesar de los gravísimos delitos de sedición contra el orden constitucional cometidos por los llamados presos del procés, podrían tener lógica actitudes favorables a suavizar las penas impartidas. Pero esas actitudes, siempre dentro de la ley, no han sido humanitarias sino políticas en favor de unos presos que día tras día repetían que volverían a hacer lo mismo.

 

Por el plato de lentejas de unos votos circunstanciales, Pedro Sánchez ha negociado con los partidos secesionistas catalanes concesiones que llegan hasta el indulto de los presos por sedición. El Tribunal Supremo se ha manifestado con una decisión que no tiene desperdicio, y que a mi manera de ver es admirable, en contra del tercer grado que se había otorgado a los delincuentes, especificando además de forma clara que no están en la cárcel por ser independentistas, a lo que tienen derecho, sino por varios delitos que de manera concreta figuran en la sentencia condenatoria.

 

Se comprende que el Gobierno de Frente Popular, que el Gobierno social comunista, pretenda hacerse con el control de la Justicia porque en estos momentos el único freno a los despropósitos sanchistas es la independencia judicial. Si esta fuera desbaratada, como ocurrió en su día en Cuba y más recientemente en Venezuela, se habría terminado la democracia pluralista plena en España. El intento de asalto a la Justicia por parte del Gobierno actual no ofrece dudas. Otra cosa es que, ante una Europa vigilante, ese asalto vaya a tener éxito.

 

En todo caso, habrá que convenir que el Tribunal Supremo ha actuado con la altura judicial y con la independencia que caracteriza a una institución admirada por la inmensa mayoría de los españoles. Y que cualquier intento de sortear las decisiones del Supremo por parte de Pedro Sánchez se encontrará con una resistencia firme de los partidos democráticos, y entre ellos del sector más relevante del PSOE, y también con la integridad profesional de jueces y magistrados dispuestos a mantener el poder judicial en la independencia que garantiza el pleno ejercicio democrático en España.

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