jueves, 19 de noviembre de 2020

Varios ministros estallan contra los ataques de Iglesias al Gobierno: «Esto es un desastre»


Repudia las expulsiones «en caliente» y se alinea con el Frente Polisario en vísperas del

viaje a Rabat de Marlaska

Unidas Podemos pide a Sánchez el referéndum del Sáhara en plena crisis en Canarias


Pablo MuñozVíctor Ruiz de Almirón

La crisis migratoria en Canarias, que el martes vivió en el muelle de

Arguineguín (Mogan) su episodio más rocambolesco, ha vuelto a abrir

las costuras del Gobierno de coalición, ahora en un asunto de estado.

Primero fue el posicionamiento de Podemos a favor del Frente

Polisario en los sucesos del Sáhara, reiterado ayer en un nuevo

comunicado, en un momento particularmente inoportuno al ser la

colaboración de Rabat clave para aliviar la presión en el Archipiélago;

luego, las críticas de los de Pablo Iglesias a las «devoluciones en

caliente», después de que el Ministerio del Interior advirtiera de que

continuaría utilizando esta figura, regulada en la Ley de Seguridad

Ciudadana y a la que el Tribunal Constitucional va a dar

 su aval siguiendo la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos

Humanos; y finalmente, la petición de dimisión de Fernando

Grande-Marlaska realizada por Podemos en Canarias tras los

sucesos del muelle, si bien es cierto que ayer fue desautorizada esa

iniciativa por la dirección del partido.

En público, los responsables de la gestión migratoria prefieren no

hacer comentarios; en privado, muestran su hartazgo por esta

nueva deslealtad de Podemos en un asunto de Estado, que

además no es de ahora, sino que se trata de una constante desde que

se formó el Gobierno de coalición. Pero esta vez es mucho más grave,

porque la situación en Canarias está fuera de control y es vital

mantener buenas relaciones con los países de origen de los

inmigrantes.

El ministro del Interior viaja mañana a Rabat para reforzar la

colaboración con Marruecos, que tradicionalmente ha tomado buena

nota de las actitudes del Gobierno español. Si ya fue un error,

ampliamente admitido incluso en el propio Ejecutivo, que

Pedro Sánchez no hiciera su primer viaje oficial a ese país,

como habían hecho todos sus antecesores, ahora cometerá otro si no

pide ayuda a Felipe VI, que como Don Juan Carlos mantiene unas

relaciones privilegiadas con la Monarquía alhauí.


En el Gobierno existen varias sensibilidades respecto a Pablo

Iglesias. Pedro Sánchez y su entorno entienden y tratan de encauzar

en privado con el vicepresidente segundo su «necesidad de marcar un

perfil propio». Por contra, los ministros más ortodoxos del Ejecutivo,

víctimas habituales de las críticas de Iglesias, manifiestan un hartazgo

creciente. Por lo que consideran una «constante invasión

competencial», en palabras de uno de estos ministros.

La crisis migratoria lleva semanas ocupando a los ministerios de

Política Territorial, Migraciones, Interior y Exteriores, todos

controlados por Sánchez. El agravamiento de la situación obligó a

Defensa a colaborar cediendo instalaciones militares infrautilizadas y

en tareas de apoyo logístico. Una operación coral coordinada por la

Vicepresidencia Primera de Carmen Calvo.

«La actitud de Iglesias es un desastre», dicen fuentes

gubernamentales. Para un ministro, estas cuestiones «exceden» sus

competencias y «es mucho más delicado que el constante debate sobre

política económica», donde Podemos también ha decidido dar la

batalla en lo relativo a la prohibición de los desahucios. Tanto Nadia

Calviño como José Luis Ábalos reconocieron ayer haberse

enterado por los medios de esta maniobra. Y desde el PSOE se asegura

que, aunque advertidos, ese gesto incumple el acuerdo.

En la cuestión migratoria no hay por tanto ministros de Unidas

Podemos, y por ende, participando en la gestión de esta crisis. La

entrada en escena de la formación de Iglesias exasperó a esta parte del

Gobierno. Ayer mediante un comunicado Unidas Podemos instó al

Gobierno a garantizar la celebración de un referéndum de

autodeterminación en el Sáhara Occidental y trabajar con Naciones

Unidas para «detener la guerra».

El texto recogía que «España, como potencia administradora del

Sahara Occidental, tiene una responsabilidad histórica y jurídica con

la descolonización del territorio». La reclamación de UP llegó cinco

días después de que el Polisario rompiera el alto al fuego

firmado con Marruecos y declarase «el estado de guerra»

justificando que el Ejecutivo marroquí reprimió con un ataque militar

una manifestación de activistas saharauis en Guerguerat (puesto

fronterizo que conecta el Sáhara Occidental con Mauritania).

No es ni de lejos la primera vez que el socio minoritario del Gobierno

invade las competencias diplomáticas y migratorias. De hecho hace

unos días el portavoz de Podemos Rafa Mayoral sugería a

Marlaska «hacer algo más» para mejorar la situación en Canarias,

También en febrero el secretario de Estado de Derechos

Sociales, Nacho Álvarez, se reunió con una «ministra» de la

República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Suilma Biruk, lo

que provocó el malestar de Marruecos. La ministra de

Exteriores, Arancha González Laya, tuvo que explicar al Gobierno

marroquí que la posición de España respecto al Sáhara Occidental no

había cambiado con la llegada de Podemos al Gobierno.

La tensión fue tal que el propio vicepresidente Iglesias se vio forzado a

suscribir esas declaraciones. Mientras, Interior investiga lo ocurrido

en el puerto de Magan y no descarta que la flagrante descoordinación

se debiera, incluso, a la mala fe. De momento se recaban los datos,

pero si la hubo, se tomarán medidas.

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