Pedro Sánchez defendió este miércoles en el Congreso a Felipe González, tras las afirmaciones de Gabriel Rufián sobre si el PSOE se avergonzaba del ex presidente socialista. Sánchez fue tajante: “Creo que es bastante claro cuál es la posición, al menos como presidente del Gobierno y como secretario general del PSOE, cuatro elecciones ganadas, casi 14 años de Gobierno por parte de Felipe González, una modernización sin precedentes de salud pública, de sistema de pensiones, de la educación de la integración de España en Europa. En definitiva ahí está el legado, la historia de Felipe González, uno de los grandes modernizadores de la España democrática”.
En ese momento, la bancada socialista y los miembros del Gobierno interrumpieron a Sánchez para aplaudirle. Todos… excepto el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. Sin pestañear, el presidente continúo afirmando que “hubo un periodista que dijo lo siguiente: tuvimos que desestabilizar el Estado para hacer caer el Gobierno de Felipe González”. ¿Le suena?, dirigiendo sus palabras a Rufián. Al finalizar su intervención, la bancada del PSOE volvió a ovacionar al presidente. Y en ese instante, Sánchez se dio cuenta con la mirada, a diferencia del primer aplauso, de que su vicepresidente no le seguía.
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