Los españoles estamos siendo parasitados por la castuza política, que no solo arruinan a la Patria, ¡sino que encima quieren cobrar por ello!
Tenemos dos casos paradigmáticos, Zapatero, el lelo, un tipejo de cuidado, que llevo a España a las más altas cotas de ruina… ¡solo superado por su sucesor de la misma “partida” –pues la PSOE no es un partido, sino una “partida”-, Maduro Sánchez, ese individuo de quien Pérez Reverte decía que “Zapatero a su lado, nos parecería Churchill”.
Y no se equivocaba.
Cual Atila, por dónde pasa no vuelve a crecer la hierba, digo la actividad económica, y al paso que vamos, va a convertirnos a todos en funcionarios: unos cobrando “la paguita”, y otros enchufados en los numerosos chiringuitos que han ido creando, como pesebres para dar de comer a los suyos.
Tuvimos un primer presidente del gobierno, con el régimen de Franco, el Almirante Carrero Blanco, un ilustre militar que tenía su vida profesional solucionada, por lo que no necesitaba asignación alguna…
Posteriormente llegó Adolfo Suárez, el adalid o tonto útil que generó la situación actual (otros hablan de traidor), con la invención de numerosas “naciones” dentro de España, y regiones, “el hecho diferencial” y la madre que les parió, las lenguas inventadas o revitalizadas como forma de separarse y hacer ver que estaban en España “a la fuerza”, etc.
El pobre no tenía ni oficio ni beneficio. Era un triste Licenciado en Derecho, título obtenido en la Universidad de Salamanca, a trancas y barrancas, pero con escasos, escasísimos conocimientos jurídicos, que suplía con mucho desparpajo, simpatía y peloterismo a todo el mundo, sobre todo a los que mandaban.
Llegó Felipe González, y con esa concepción del Estado como “una propiedad privada” de la PSOE, empezó a pensar en su propio futuro, promulgando en 1983 una normativa que establecía una asignación para los ex presidentes, de cuatro años de duración, en teoría el equivalente al tiempo normal del mandato.
Una especie de paro de lujo, para que pudieran reorganizar su vida profesional, buscar algún empleo en consonancia con el puesto que habían ocupado anteriormente, o esperar tranquilamente a la jubilación, mientras redactaban –o les redactaban- sus memorias.
Pero claro, eso era poco, pues no les aseguraba toda su vida laboral, y así en 1992 se convirtió en una pensión vitalicia, que actualmente asciende al 80% de lo que cobre en todo momento quien ostente la Presidencia del Gobierno, que no está nada mal.
Y para la que, excuso decirles, no rige incompatibilidad alguna, pues pueden “trabajar”, dar clases (en realidad muchos de ellos deberían recibirlas), impartir conferencias, publicar libros, etc.
Algunos trabajan como correveidiles y mamporreros de grandes multimillonarias, como sucede con el adalid de los “socialistos”, González, para Carlos Smith, el segundo hombre más rico del mundo.
Pero también esto les parecía poco, y un tipejo tan inútil y negado como Zapatero, en lugar de dedicarse a sus labores, y poner un puesto de zapatero remendón, o de venta de pipas, cambió la Ley del Consejo de Estado para dar cabida en el mismo a los ex presidentes del gobierno…
¡Es decir, modificó la ley en su propio beneficio!
Este segundo sueldo sería compatible con el de ex presidentes, faltaría más, que eso de las incompatibilidades está bien para los demás, pero no para ellos mismos.
Y así se escribe la historia de este bendito y desgraciado país, antes llamado España.
¿Puede la Unión Europea pagar estos privilegios y despilfarros, total y absolutamente injustificados, por lo menos en mi opinión…?
Espero que no, salvo que quieran seguir tirando el dinero a la basura, digo a la España actual, gobernada por estos botarates.
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