El ministro comunista retuitea un mensaje atacando a esos espacios de debate
¿Censura a la vista? Garzón relaciona las tertulias de radio y TV con el ‘neofascismo’
El comunismo es una de las ideologías que más han pisoteado la libertad de expresión, y por ello deberíamos sentirnos alarmados de tener a ministros comunistas en el Gobierno de España.
El polémico retuiteo hecho ayer por el ministro de Consumo
Uno de esos ministros comunistas es Alberto Garzón, diputado de Unidas Podemos, coordinador de Izquierda Unida y ministro de Consumo desde el 13 de enero. Por su cargo en el Gobierno de un país democrático este señor debería saber que hay ciertas cosas que debería respetar, por ejemplo el Artículo 20 de la Constitución, que protege el derecho a la libertad de expresión. El respeto a esos derechos no sólo debería manifestarse en los mensajes que él escribe en las redes sociales, sino también en los que comparte. Lo digo por algo que ocurrió ayer. Un periodista de izquierdas, Pedro Vallín, publicó un bochornoso tuiteo vinculando a “las tertulias (de radio y TV, sin excepciones)” con el “neofascismo golpista”:
Una cosa que estoy aprendiendo en estos días de excepción es que las tertulias (de radio y TV, sin excepciones) son condición de posibilidad del neofascismo golpista.
Conversación
En enero mostré aquí que la izquierda, cada vez más fanática, ya ve fascistas y ultras por todas partes, llamando “fachas” incluso a los que defienden derechos como la libertad lingüística, la libertad de educación, la igualdad ante la ley y la presunción de inocencia. Pero ya no les basta con eso: ahora también vinculan con el “neofascismo” a los espacios para la libre expresión de ideas, no vaya a ser que alguien se le ocurra discrepar del pensamiento único progre.
Que alguien que se dice “periodista” manifieste ese rechazo por las tertulias es un ejemplo más de la alergia de la izquierda hacia la libertad de expresión. Pero al menos el tal Vallín, al que no conocía de nada hasta ayer, no es ministro ni cobra un sueldo público. Ya puestos a leer payasadas, por lo menos te alivia no ser obligado a pagarle el número al payaso. Lo que me ha dejado a cuadros es encontrarme con que el ministro de Consumo compartió el mensaje de ese fanático, suscribiendo así sus palabras:
Las consecuencias de tener en el Gobierno a un admirador de un dictador
Por si Garzón elimina ese retuiteo y alguien me acusa de hacer un montaje, he archivado una copia del perfil de Twitter del ministro en archive.ph y en ella se puede ver el retuiteo en cuestión. Ver a un ministro compartiendo un ataque como ése, que ataca el ejercicio de un derecho fundamental en los medios de comunicación (y en todos, sin excepciones), sería un motivo de dimisión inmediata en cualquier otro país democrático. Pero en España tenemos la desgracia de sentar en el Consejo de Ministros a un personaje que se hace fotos junto a un retrato de un sanguinario dictador como Lenin y acompañado de un símbolo totalitario como la hoz y el martillo, que representa a una ideología antidemocrática que se ha cargado a más de 100 millones de seres humanos:
¿Tiene planes Garzón para poner freno a las tertulias en radio y TV?
Dicho esto, ¿tal vez el ministro está molesto con las tertulias televisivas y radiofónicas porque en ellas se están expresando opiniones críticas con la nefasta gestión del Gobierno socialista-comunista de esta crisis sanitaria? ¿Tal vez los 15 millones que el Gobierno piensa regalar a las televisiones privadas, mientras saquea a los autónomos, tendrán como condición que se suspendan esas tertulias, o que se expulse de ellas a las voces incómodas?
Creo que no soy nada exagerado planteando estas preguntas a un Gobierno del que forman parte políticos de extrema izquierda. Recordemos que tenemos de vicepresidente a un tipo que dijo hace 7 años: “que existan medios privados ataca la libertad de expresión”, y lo dijo después de citar a la Venezuela chavista como una referencia a seguir. Recordemos, también, que en las elecciones europeas del año pasado el programa de Izquierda Unida incluía una propuesta para que la Unión Europea criminalizase el anticomunismo, equiparándolo con el racismo y la xenofobia. Y no olvidemos que desde hace varias semanas estamos viviendo en un estado de excepción disfrazado de estado de alarma, con todos los españoles confinados en sus casas: una situación ideal para que esos extremistas den rienda suelta a sus sueños totalitarios.
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