miércoles, 25 de marzo de 2020

¿Pedro Sánchez, Iglesias e I. Montero deben ir a prisión y responder con su patrimonio por la expansión del coronavirus?.



Acabo de hablar con un amigo de la infancia, la persona más pacífica que uno pueda imaginarse. Me ha estremecido su frase lapidaria: "Esta gentuza que ha contribuido a propagar el coronavirus solo se merece dos salidas: o el banquillo de los acusados ... o una cuneta".

Impresionado por el pensar de esta persona tranquila, me siento a redactar las siguientes líneas ...
Una vez que el virus haya sido derrotado por sanitarios y científicos, urge echar a este Gobierno. A patadas, si como resulta previsible, adolece de vergüenza para dimitir y desaparecer en bloque.
Mientras esbozo estas líneas todavía no han explosionado todos los estragos letales de la irresponsable y homicida "manifa feminista" del 9-M, promovida y alentada por los sujetos arriba mencionados.
   Sin embargo, estoy convencido de que lo peor está por llegar. España irá sumando miles de contagiados y espeluznantes cifras de muertos y enfermos con secuelas.
8-M.  Todo mayormente derivado del siniestro aquelarre feminista de propaganda y biliosos intereses alentado, organizado y permitido por los referidos elementos a quienes, particularmente, yo no contrataría ni para coordinar mi comunidad de vecinos. Y lo peor, a diferencia de la mayoría de los ciudadanos, ellos conocían la magnitud de coronavirus.
Dado que no se cuentan con medios para atender todas las urgencias, se está seleccionando a quien se atiende. No pocos hombres y mujeres morirán como perros. Dieron sus mejores años, fundaron familias, cotizaron docenas de trienios. Pero morirán sin la necesaria atención, como perros...
¿DEBEN SER JUZGADOS POR NEGLIGENCIA CRIMINAL O DOLO EVENTUAL Y RESPONDER DE LOS DAÑOS Y PERJUICIOS CON TODO SU PATRIMONIO?
Además de las muertes, enfermedades, horror y angustia de las familias... además de eso, hemos de añadir las devastadoras consecuencias económicas. El turismos, base de nuestro PIB, se gripará, millones irán al paro y docenas de miles de emprendedores tendrán que echar el cierre. Los responsables tienen que pagar por todo esto.
Los delitos pueden ser dolosos o culposos (negligencia). Actúa dolosamente el que sabe lo que hace y quiere hacerlo. Actúa culposamente, negligentemente, quien omite la diligencia debida.
Que ha habido negligencia es más que evidente. Pero podría darse también un dolo eventual, que lo comete quien a sabiendas de las posibles consecuencias de acontecimientos dañosos actúa asumiéndolo. Particularmente, me inclino por esto último. Sabían de sobra lo que podía ocurrir, pero actuaron asumiendo que podía ocurrir.
Tanto de la negligencia criminal como del dolo eventual, se derivan indemnizaciones por daños y perjuicios que, desde luego, deben ser exigibles judicialmente.
España es en estos momentos el segundo país del mundo con mayor velocidad de contagio, ¡diablos, el segundo! Todo deriva de la ineptitud de un Gobierno de auténticos inútiles y la criminal promoción de concentraciones masivas propagandísticas a sabiendas del alcance del virus.
Procede, por tanto, para asegurar las indemnizaciones por daños y perjuicios, el embargo preventivo de todos los bienes muebles e inmuebles de aquellos tres sujetos funestos, así como la apertura separada de pieza separada de responsabilidad civil que afiance el pago de indemnizaciones (que deberán ser astronómicas)sin perjuicio de otros responsables.
Tantos millones de hombres y mujeres afectados de un modo u otro por la acción de tales elementos no puede quedar impune. Lo que está ocurriendo no puede sustnciarse en meras responsabilidades políticas que, además, no van a asumir. De hecho, hasta intentarán torcer la realidad para obtener réditos políticos. La desvergüenza de muchos políticos tiende al infinito.
Pero no olvidemos, hay que hacerles pagar muy caro  lo que han hecho, penal y civilmente (indemnizaciones por daños y perjuicios). Evidentemente, primero debe frenarse la pandemia. Después, echarlos a patadas (voluntariamente no se van a ir) y  hacerles pagar ...¡a por ellos!

Por Nicolino Peralta

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