Roger Torrent, que no quiere acabar como su predecesora en el cargo, acata la justicia y la medida de retirar el acta de diputado.
En sus «Cuentos y Chascarrillos andaluces», obrita publicada por don Juan Valera en 1896, se recogen, como indica el título, una serie de relatos cortos donde el gracejo y la picardía son elemento principal de algunas de las narraciones. Una de ella, titulada «De los escarmentados nacen los avisados», se nos cuenta cómo doña Eufemia, una mañosa dama, a la que corteja don Calixto, un caballerete cordobés, gracioso, bien plantado y con algunos bienes de fortuna, está avisada de sus lujuriosos requerimientos porque ha escarmentado con anteriores relaciones y así logra su propósito de hacerlo pasar por la vicaría.
El caso, salvando las distancias y la situación, podía aplicársele a Roger Torrent, en lo relativo al escarmiento que se ha llevado su predecesora en la presidencia del parlamento de Cataluña por hacer caso omiso a los requerimientos de la Justicia cuando ostentaba el mismo cargo que ahora él ostenta. Roger Torrent, que es de Esquerra Republicana, pese a que el refrán dice que nadie escarmienta en cabeza ajena, no ha querido correr riesgos y terminar dando con sus huesos en Lladoners por incumplir un mandamiento judicial. En concreto, se le ha pedido que retire la condición de diputado a Torra y, aunque ha utilizado de cierta palabrería para taparse las vergüenzas que su decisión le acarrea en el mundo independentista -ayer se manifestaban en su contra ante el parlamento catalán y se quemaban contenedores en la plaza Urquinaona-, ha privado de su condición de diputado a Torra, una vez que los letrados le avisaran de los riesgos a que se exponían de no hacerlo.
La privación de su condición de diputado a Torra ha abierto de par en par la caja de Pandora en el mundo independentista y se han visualizado de forma más explícita las graves diferencias que separan a los republicanos de Junqueras de los discípulos de Puigdemont.
La petición de Torra de que se le devolviera su condición de diputado, con los derechos que ello conlleva -hay que serlo para poder adquirir la condición de presidente, según señala el propio estatuto de Autonomía de Cataluña- no fue atendida por Torrent, lo que provocó una llamativa situación en la cámara catalana: mientras los diputados compañeros de partido y los miembros del gobierno correligionarios del defenestrado lo aplaudían puestos en pie, la parte de Esquerra del gobierno y su grupo parlamentario permanecían sentados de brazos cruzados. La cara de circunstancias del vicepresidente Pere Aragonés era la más acabada expresión de la situación que se estaba viviendo. No paró ahí la cosa porque en la votación del presupuesto del Parlamento los diputados de JpC se negaron a votar, anunciando que esa sería su actitud en tanto en cuando Torrent no cometiera la ilegalidad de devolver la condición de diputado a Torra. En consecuencia, los presupuestos fueron rechazados.
Todo apunta a que Torrent, que está avisado de lo que puede ocurrirle y ha escarmentado en cabeza ajena, no dará marcha atrás. Torra no recuperará el escaño; de hecho, la lista ya ha corrido. La legislatura en Cataluña está agotada, aunque Sánchez mantiene la anunciada reunión, para el 6 de febrero, con un Torra, cuya presidencia de la Generalitat está algo más que cuestionada. Sánchez, que no le cogía teléfono hace sólo unas semanas, pero ahora está dispuesto a reunirse con un presidente autonómico cuestionado, como ha hecho el secretario de organización de su partido con la vicepresidenta de Maduro.
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