Las primeras decisiones del nuevo ejecutivo de Sánchez son ceder con relación a Cataluña para bajar la crispación y poder dialogar. ERC tenía en el punto de mira al general Garrido, un auténtico hueso contra los intereses secesionistas y ha sido la primera cabeza en caer, como cayera la del Bautista por la petición de Herodías.
Fernando Grande-Marlaska ha empezado a hacer concesiones tras conformarse el nuevo gobierno y según apunta EL MUNDO quier hacer una limpieza en la cabeza de la Guardia Civil. Prefiere mandos que no hayan sido duros contra el procés, para no contrariar a los socios de legislatura de Gobierno.
El primer mando que se querían cobrar los independentistas era el general jefe de Cataluña, Pedro Garrido, un general con un prestigio interno y que ha sido una de las piezas capitales en las actuaciones contra los ahora condenados por sedición.
Garrido se curtió en el País Vasco, en Vitoria, luchando contra el terrorismo de ETA. Un hombre sin pelos en la lengua. Ya denunció en una alocución pública el "independentismo radical, autócrata, sectario y supremacista" que imperaba en Cataluña. "Volveremos a ser una de las piezas clave para que la acción del Gobierno de la Nación, responsable de la seguridad pública en España, se haga presente también en todo el territorio de Cataluña".
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