Las asociaciones de víctimas del terrorismo reciben con "dolor" la votación de investidura, ya que Sánchez será presidente "tras negociar la abstención de aquellos que siguen justificando los asesinatos de nuestros familiares"
MAITE ARALUCE.
Dolor. Es el sentimiento unánime que manifiestan las víctimas de ETA ante la sesión que tendrá lugar hoy en el Congreso de los Diputados. Pedro Sánchez dejará de estar en funciones para convertirse, a todos los efectos, en presidente del Gobierno de España con una ajustada mayoría: si no falla nadie, será investido por 167 votos a favor, 165 en contra y 18 abstenciones.
Y lo hará después de dejar atrás meses de negociaciones para arañar el sí o la abstención de las diferentes fuerzas políticas dispuestas a ello -algunas de un único diputado-, entre ellas ERC o EH Bildu. De los ultranacionalistas vascos tienen mucho que decir los colectivos que representan a las víctimas de la banda terrorista, porque «hoy sus herederos vivirán más y mejor» a cuenta del pacto alcanzado con los socialistas.
«La sociedad vasca es una sociedad plural», defendía Sánchez en su réplica a la portavoz de los abertzales, Mertxe Aizpurua, «y no se puede diferenciar entre cuáles son los vascos buenos y los malos». Más allá del acuerdo con Bildu, esa «complacencia» del líder socialista terminó por rebosar la paciencia de las víctimas. «¿Me está comparando -Sánchez- a mi hermano con sus asesinos? ¿Me lo está diciendo de verdad?», lamenta Consuelo Ordóñez, presidenta del Colectivo de Víctimas de Terrorismo del País Vasco (Covite).
Ordóñez ha pasado gran parte de su vida dedicada al activismo contra ETA, que asesinó a su hermano, Gregorio Ordóñez, en 1995. «Este país no puede olvidar. Sánchez se va a convertir en presidente del Gobierno por negociar la abstención de aquellos que siguen justificando los asesinatos de nuestros familiares», añade.
La aritmética es clara. La abstención de los cinco diputados de EH Bildu, como la de ERC, es clave para que la Cámara Baja dé luz verde al incipiente Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos. Y la primera reacción de la presidenta de la Asociación de Víctimas de Terrorismo (AVT) a esa realidad ya tangible no dejó indiferente. «No puedo dejar de llorar», escribía en Twitter el pasado domingo. «Que nadie me vuelva a decir que España ha derrotado a ETA».
Maite Araluce, en conversación con El Independiente, se reafirma en su mensaje y transmite la «tristeza» con la que seguirá mañana la votación. «Antes España estaba unida contra el terrorismo y, ahora, parte de esa España está ayudando a blanquearlo. Lo están normalizando ahora parte de los que entonces fueron perseguidos».
Araluce llegó a contemplar parte del atentado contra su padre, Juan María de Araluce, desde la terraza de su casa, a la que salió cuando escuchó ráfagas de metralla. Hoy, asegura, sigue sin poder quitárselo de la cabeza y carga contra los que «normalizan» la situación asegurando que Bildu no es la herencia de la banda terrorista y recordando la polémica entrevista de Arnaldo Otegi para TVE hace unos meses, en la que el coordinador general de los nacionalistas vascos «sí habló en nombre de ETA». «Siento de corazón si hemos generado más dolor del necesario a las víctimas o del que teníamos derecho a hacer», fueron las palabras concretas que pronunció Otegi entonces. Y «un partido que habla en nombre de ETA no debería estar en las instituciones», zanja la presidenta de la AVT.
Los nuestros están en el hoyo, y los suyos no sólo están en la calle, sino que están en las instituciones»
Araluce alerta, además, de las «graves consecuencias» que tendrá el «blanqueamiento de los sucesores del brazo político» de la banda terrorista: que España pierda la batalla del relato. «Gracias a Sánchez se está permitiendo que se ponga un altavoz a los proetarras para que cuenten una historia que no es real. Habrán ganado la batalla del relato», subraya.
El contexto actual no les hace ser más optimistas. Pese a que tanto Ordóñez como Araluce aseguran estar convencidas de que éste Gobierno «durará poco» dado la inestabilidad aritmética y el concurso de numerosas fuerzas políticas con escasa representación y demandas autónomas, la sensación que se extiende entre las víctimas no es agradable. «Como cantaban algunos ‘amigo de ETA’ en pueblos como Rentería o Éibar cuando acudíamos a hacer algún homenaje: los nuestros están en el hoyo y los suyos no sólo están en la calle, sino que están en las instituciones. Esa es la sensación que tenemos. Es muy grave pensar que todo por lo que hemos pasado no ha servido de nada», concluye Araluce.
«Es un error histórico»
Joseba Pagazaurtundúa, ex jefe de Policía Local de Andoáin, sufrió durante años el acoso y las amenazas de la banda terrorista hasta que el 8 de febrero de 2003 fue asesinado, de cuatro tiros a bocajarro, por un comando de ETA. Su hermana, Maite Pagazaurtundúa, desarrolló a consecuencia un fuerte activismo contra el terrorismo, lo que le supuso vivir bajo escolta policial durante 13 años por las continuas amenazas.
La también eurodiputada adscrita a la delegación de Ciudadanos opina sobre el acuerdo alcanzado con Bildu y la consiguiente investidura de Pedro Sánchez y señala que «el problema no es pactar con ellos» dada su legalización como fuerza política, sino «pactar con ellos sin exigirles una condena expresa de los asesinatos y el dolor causado por la banda terrorista».
Pagaza: con el pacto con Bildu, el PSOE está blanqueando a los que siguen sin condenar «una historia de terror»
Para Pagazaurtundúa, el papel que les está otorgando el jefe del Ejecutivo supone la «normalización de su relato y de su imagen» lo que «ahora mismo es lo más importante para ellos». «Cuando no asumes la barbaridad de una persecución perpetrada no hace tanto tiempo contra los que no piensan como tú, tampoco estás asumiendo la condena de una historia de terror», resalta. Por ello, tacha la decisión de Sánchez de «un error político mayúsculo, histórico, y un problema tremendamente tóxico para el futuro del País Vasco y de toda España», recordando lo mucho que supone para las víctimas «el agravio de Bildu» y el escaso margen que le proporciona al Gobierno de coalición: tan sólo dos votos.
La también ex presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (hasta 2012) basa su argumento en un ejemplo: «hace unos meses, Bildu intentó presentar una proposición no de ley, que tuvieron que retirar, aduciendo que algunos partidos políticos no teníamos dercho a hacer campaña en País Vasco» lo que, subraya, «denota una falta del componente democrático».
La bronca en el Congreso a tenor del discurso de la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aixpurua, con la bancada de la oposición exigiendo a Pedro Sánchez que pidiese a los abertzales una condena en firme del terrorismo y una rectificación por tachar a la monarquía de institución «autoritaria», da cuenta del ambiente casi guerracivilista al que se asistirá en la incipiente legislatura. «Se ha roto el pacto de los constitucionalistas frente al blanqueamiento de ETA. Al menos de momento», concluye Pagaza.
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