Se levanta un faraón en España. Un doble con la misma identidad de aquel terco y de duro corazón que fue el faraón de las plagas de Egipto. Gasta la astucia en sus tratos con el pueblo español. No le tiembla el pulso en oprimirlo. Implacable amarga la vida de los españoles con políticas gravosas y atentatorias del Derecho y las libertades explotándolos como abyectos esclavos.
Ordena y manda la muerte social de los que se multiplican como francos opositores a su forma de dirigir el país. Su séquito de sirvientes lo componen magos ideológicos y sacerdotes de las deidades socialistas y de la ex Unión Soviética. Una asamblea de consejeros separatistas, republicanos subversivos, nacionalistas recalcitrantes, forman su comité de sabios.
Y considera que España entera le pertenece como amo absoluto de la nación. Tomando lo que le place a su arbitrio sin escandalizarse de sus arbitrariedades. Juega con España como Chaplin con el globo del mundo en su película, El Gran Dictador.
El faraón Pedro es la Constitución. Todo está a los pies de su corazón testarudo e ingénita soberbia. Destruye cuanto considera abominable con desprecio a las tumbas para levantar pirámides a su megalómana personalidad. Persigue las herejías de credo se trate de cultos a las cruces o de la religiosidad devota de los fieles judeocristianos. Derriba dogmas y monumentos para erigir obeliscos con pictogramas de sus hazañas y mirra a su nombre.
El Valle de los Caídos terminará cuando finalice su demolición siendo una esfinge que conmemore al Faraón Pedro. Este es el retrato sucinto del faraón que si nos detuviéramos a dibujarlo en su totalidad no cabrían las páginas en el Falcon modelo de emisiones cero con el que vuela de acá para allá dilapidando con sus chorros contaminantes el tesoro del erario público.
En su ceguera no se da cuenta el Gran Faraón que es la figura de un espantapájaros de paja. Un faraón de bicéfala cabeza rigiendo el Moncloval Trono en la Grande Casa de la prosperidad de sus cortesanos. La Doble Corona roja y Blanca que simboliza la unión de la baja y alta estofa de su corte nos muestra a un faraón de cerebro seco necesitado del acompañamiento neuronal del preclaro Pablo Virrey de tales circunstancias. Dos cabezas testaduras como mulas coceando y con corazones de piedra tienen en sus manos el destino de España.
Y sabiendo todas estas cosas, nosotros el Bajo pueblo español, ignoramos el aviso de las plagas que pronto traerán sobre España la Alta corte socialcomunistaseparatista que se mueren de ganas por ver tal desolación nacional. Las plagas de Mitzrayim (Egipto) no se debieron a la voluntad expresa del Elohim Viviente de Yisra’el sino a la terquedad inhumana del propio faraón que se negó hasta en 9 veces a liberar a un pueblo que explotó sin miramientos y que intentó reducirlo en un holocausto de niños ordenando a las parteras que arrojaran al Nilo a todo varón nacido de Yisra’el. Se burló de Moshe y Aharon jactándose de su omnipotencia y del poder de sus magos que repitieron los mismos prodigios con sus artes secretas convirtiendo serpientes de sus varas, agua en sangre, y haciendo aparecer más ranas en la tercera plaga.
Cada vez que Faraón llamaba a Moshe y Aharon para que cesaran esos castigos sobre la tierra y los mitzrayimim, al verse aliviado con su cese, tornaba de nuevo a su corazón duro rehusando dejar libres a sus esclavos. Así actuó incluso cuando sus sabios y sus magos no pudieron con sus artes secretas repetir los hechos sobrenaturales. Ellos mismos le dijeron a Faraón: En estos prodigios está el dedo de Elohim. Ni los escuchó. Desencadenando sobre su propio pueblo y la corte los dolores y desastres que azotaron a Mitzrayim.
Esa doble corona que gobernará España sobrepasando a la Monarquía de Felipe VI es de corazón duro y de mente cerril. Rehusará darle la libertad al pueblo español convirtiéndolo en un miserable y sufriente esclavo.
Dal Wehawax en Nuestra Patria ESPAÑA
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