Albert Donaire, un mosso citado como testigo al juicio contra los líderes secesionistas de Cataluña, contestó a la primera pregunta planteada por Javier Ortega Smith sobre uno de sus mensajes señalando que “diría que yo no soy el que soy juzgado aquí”. Manuel Marchena mostró firmeza y afirmó que “usted no confunda el escenario. Usted ha sido citado aquí como testigo. En consecuencia, usted se va a limitar a responder a las preguntas. Usted es agente de la autoridad y usted ahora está ante la autoridad judicial”, para concluir diciendo que “en consecuencia, obre como le impone sus estatuto profesional” y que “eso sí, diga la verdad, ¿de acuerdo?”.
La normativa es clara sobre la cuestión. El Preámbulo de la Ley 10/1994, de 11 de julio, de la Policía de la Generalidad-«Mossos d'Esquadra», indica que “El auxilio a jueces, tribunales y fiscales en la investigación de los delitos y en la identificación y detención de los delincuentes, ya sea a requerimiento ajeno o por iniciativa propia, constituye una actividad esencial, prioritaria y permanente de cualquier policía” y el artículo 14 de la misma norma destaca la labor de los mossos en el descubrimiento de la comisión de delitos.
Hay que decir que Albert Donaire parece ser el típico independentista, pues considerar que es superior al resto y muestra mucho carácter con escasa educación, pero en el momento en el que se le imponen unas condiciones de buena educación y cortesía con seriedad y contundencia, se comporta con el respeto debido a la autoridad. Por eso mismo, los actos de acoso contra él carecen de sentido, pues basta con ignorarle o con imponer el orden en su conducta con autoridad para frenarle.
Manuel Marchena está mostrando el camino sobre como tratar, con autoridad, a los defensores del secesionismo catalán y hasta se puede destacar que es posible que, si el Gobierno nacional en cada legislatura hubiera obrado con los dirigentes independentistas en Cataluña como el propio Manuel Marchena frente a Albert Donaire, con carácter y corrección, ahora mismo no habría ni juicio contra los secesionistas ni conflicto político.
Manuel Marchena está mostrando el camino sobre como tratar, con autoridad, a los defensores del secesionismo catalán y hasta se puede destacar que es posible que, si el Gobierno nacional en cada legislatura hubiera obrado con los dirigentes independentistas en Cataluña como el propio Manuel Marchena frente a Albert Donaire, con carácter y corrección, ahora mismo no habría ni juicio contra los secesionistas ni conflicto político.
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