Realidad de la izquierda y del socialismo.
La Pasionaria, Carrillo, Companys, Stalin… los asesinos de la izquierda que conservan sus calles
Que
la Ley de Memoria Histórica es una imposición ideológica es algo que nadie
puede dudar. Es dictar la realidad de la historia a base de decreto, como ya se
hizo en los totalitarismos comunistas que tanto gustan a nuestra izquierda.
Pero en la visión sesgada con la que se está aplicando se comete el importante
agravio de mantener las calles, monumentos, menciones y todo tipo de
reconocimientos a quienes sí fueron criminales. Es más, sus crímenes fueron
cometidos para extender el comunismo, la ideología política en cuyo nombre se
han cometido los mayores crímenes conocidos en la historia de la humanidad.
Entre
los criminales españoles que tuvieron responsabilidades en la represión
cometida en la retaguardia del Frente Popular destacan:
Santiago Carrillo, el responsable de
Paracuellos
El
histórico líder del Partido Comunista de España, Santiago Carrillo, fue el
responsable de la seguridad en Madrid durante la Guerra Civil tras la huída del
Gobierno a Valencia en noviembre de 1936. Bajo su responsabilidad y con su
colaboración activa se produjeron las sacas de las cárceles de la capital que
acabaron con varios miles de muertos en municipios próximos. Entre ellos
destacan Paracuellos, la mayor fosa común de la Guerra Civil; y los crímenes en
el cementerio de Aravaca. El Ayuntamiento de Madrid, bajo el mandato de la
popular Ana Botella, decidió premiar su labor otorgándole una calle. No es la
única, varios municipios españoles aprobaron mociones similares tras la muerte
del comunista.
La Pasionaria, la mujer que condenó a
muerte a Calvo Sotelo
La
dirigente comunista, hoy en día disfruta de varias calles en municipios de
España e incluso se le han erigido estatuas, pronunció la amenaza de muerte más
clara de la historia parlamentaria de la Segunda República. El día 11 de julio
de 1936, Calvo-Sotelo fue asesinado durante la madrugada siguiente, tras un
duro discurso en el que el líder de Renovación Española criticaba al Gobierno
del Frente Popular por no haber sido capaz de parar la ola de crímenes
políticos cometidos por militantes de partidos de izquierdas con total
impunidad, “La Pasionaria” dijo: “Has hablado por última vez”. Ella siempre lo
negó y el presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio, no dudó en borrar la
amenaza del diario de sesiones. Pero hay un testimonio que deja claro que, pese
a los intentos de ocultarlo, la líder comunista había pronunciado la condena de
muerte de Calvo-Sotelo.
Per
no fue su único hito criminal demostrado. En un mitin de Valencia aseguró, ante
miles de comunistas convencidos y fanatizados, una frase que prendió la mecha
de la represión en la capital provisional de la zona frentepopulista durante la
guerra: “Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo
culpable”.
Indalecio Prieto, el socialista que
asesinaba a la sombra
No
solamente la estatua que luce ante la sede de Nuevos Ministerios, hasta 23
calles distribuidas por la geografía española tiene uno de los máximos
responsables de los crímenes cometidos por los socialistas antes y durante la
Guerra Civil. Su guardia personal, “La Motorizada”, tenía a gala la extrema
violencia con la que actuaban contra los miembros de partidos de derechas durante
la República. Además, fue uno de los responsables de la compra de armas para
las milicias socialistas, incluídas las que se usaron durante la revolución de
Asturias, que costó la vida a centenares de personas. Entre sus frases más
significativas se encuentran incitaciones claras a la violencia: “nosotros nos
comprometíamos a desencadenar la revolución, porque no tenemos otras armas”
Largo Caballero, el ‘Lenin español’
Ferviente
revolucionario, era uno de los más firmes defensores de la revolución y la violencia
para llegar al poder. Muchas de sus más célebres frases así lo atestiguan:
“Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros
aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble,
colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a
la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por
decirlas, que nosotros lo realizamos”. Y no dudaba en alentar a sus seguidores
para que aumentasen la represión contra sus adversarios políticos: “Cuando el
Frente Popular se derrumbe -anunció-, como se derrumbará sin duda, el triunfo
del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del
proletariado, lo que… quiere decir la represión de las clases capitalistas y
burguesas”
Largo
Caballero tiene calle en doce capitales españolas y una estatua en Nuevos
Ministerios en Madrid. Además, sigue siendo una de las referencias del actual
Partido Socialista Obrero Español.
Rafael Alberti, un poeta de los paseos y
las purgas
Este
hombre que paseaba por el frente con una pistola al cinto, recitando versos y
sin haber luchado jamás en la trinchera junto a quienes se jugaban la vida
alentados por sus charlas. Fue uno de los responsables de la publicación El
Mono Azul donde él y los otros miembros del denominado Comité de Depuración
mantenían una columna llamada “A paseo”, en la que se señalaba el nombre de los
intelectuales que debían ser “depurados” –entiéndase asesinados- por su
carácter de contrarrevolucionarios. Entre las personas señaladas se encuentran
Miguel de Unamuno, Pedro Muñoz Seca, Manuel García Morente, Fernando Vela, e
incluso sus amigos de años anteriores Ernesto Giménez Caballero y Rafael
Sánchez Mazas.
Actualmente
tiene calles dedicadas en docenas de municipios y es hijo predilecto de
Andalucía desde que le otorgaron ese título en 1984.
Luis Companys, el impulsor del
separatismo violento
Creó,
en mayo de 1936 -meses antes del estallido de la Guerra Civil-, el Comité
Militar Revolucionario. Estaba compuesto por 8.000 voluntarios separatistas
miembros de su partido, especialmente de las Juventudes de Esquerra
Republicana-Estat Catalá, a las que dotó de 20.000 fusiles comprados con dinero
público.
Tras
el estallido de la Guerra, estas milicias serían el núcleo del Comité de
Milicias Antifascistas de Cataluña, fundadas por un decreto del presidente
Companys el 26 de julio de 1936 y que sembró el terror en la retaguardia
durante la guerra.
Durente
este periodo, bajo su mandato y responsabilidad directa fueron asesinadas 8.129
personas en Cataluña. Sin juicio ni garantías legales. En su mayor parte eran
civiles pertenecientes a partidos de derechas, miembros del clero o
empresarios. Ordenó la creación de campos de concentración, como el de Omells
de Na Gaia y autorizó a las diferentes formaciones del Frente Popular a
constituir sus propias checas. Él mismo firmaría sentencias de muerte.
Margarita Nelken, una represora formada
en la URSS
Margarita
Nelken fue una política socialista que, una vez empezada la Guerra Civil, se
convirtió en furibunda comunista afiliándose al PCE. Entre sus aportaciones a
la “dignidad” y sus muestras de “talento”, según ha declarado Pablo Iglesias,
se encuentran algunas actuaciones claramente represivas en la retaguardia del
bando republicano. Alentó la revolución de Asturias de 1934 en la que las
milicias socialistas, anarquistas y comunistas se levantaron contra la entrada
de tres ministros de la derechista CEDA que había ganado las elecciones un año
antes y no se les había permitido entrar en el Gobierno. Fruto de su
vinculación a estos hechos fue condenada a veinte años de prisión. Logró a
escapar y se refugió en la estalinista Unión Soviética donde recibió la
formación como agente. Su labor, tras su regreso en febrero de 1936 para presentarse
a las elecciones, primero fue la de dinamitar el PSOE y fortalecer al PCE y
luego, una vez comenzada la guerra, la de actuar abiertamente como comunista.
Hoy en día, numerosos municipios, especialmente los de Badajoz que era la
circunscripción electoral por la que se presentaba a las elecciones, tienen
calles con su nombre. Incluso algunos han puesto el nombre de esta criminal a
centros culturales.
Juan Negrín, el hombre que robó el oro
de Moscú
Getafe
y al menos otros catorce municipios en la Comunidad de Madrid tiene una calle,
plaza o centro municipal con el nombre del jefe de Gobierno republicano que
alargó la Guerra Civil con el único objetivo de contentar a Stalin. Fue el
responsable de arruinar a España regalando el oro de sus reservas a la URSS.
Durante
los últimos días de la guerra se dedicó a acumular un importante tesoro que
embarcó en el yate Vita y que trasladó a México con la excusa de poder mantener
a los exiliados que fueran a Amércia y fletar barcos para su salida de España.
Finalmente ese dinero acabó en manos de Prieto quien lo gestionó para que los
exiliados socialistas que habían pertenecido a su entorno vivieran
desahogadamente durante el exilio.
Las trece rosas, terroristas adoradas
por la progresía
Las
13 rosas, nombre con el que se conoce a 13 jóvenes fusiladas el 5 de agosto de
1939 tras ser condenadas por un tribunal, son una clara muestra de la
“corrección política” impuesta desde la izquierda. La misma placa que colocó el
Ayuntamiento de Madrid en 1988 en el lugar en el que fueron fusiladas ya deja
clara la fábula montada desde la izquierda radical que ha calado en la
sociedad. En dicha placa se puede leer que “dieron su vida por la libertad y la
democracia”, una mentira que demostraremos en esta entrada de blog. Pertenecían,
en su mayor parte, a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) la rama
juvenil del comunismo en España que aspiraba a implantar en nuestro país un
régimen tan libre y demócrata como lo era el de Stalin en la URSS, país desde
el que se financiaban y al que había escapado, tras la Guerra Civil, su máximo
dirigente: Santiago Carrillo.
Las
JSU, a las que pertenecían la mayoría de las 13 rosas, habían tenido una
destacada participación en la represión republicana en Madrid durante la Guerra
Civil. No en vano, esta organización política controlaba y dirigía directamente
cinco checas donde se torturó y asesinó a cientos de personas. Está
perfectamente documentado en los papeles del PCE que bajo control de su
organización juvenil se encontraban las checas de Mendizabal 24, la de la calle
Rimundo Lulio, la de Santa Isabel 46, la del Convento de las Pastoras de
Chamartín y la de la calle Granda 4. Además, participaron en la acción
represiva de varias otras cárceles de partidos políticos y tuvieron un papel
destacado en las sacas cometidas para asesinar a miles de presos sin mediar
juicio alguno. Quienes las presentan como garantes de la democracia suelen
olvidar, entre otros, este detalle: a ellas se les juzgó, pero ellas
participaron en una organización que asesinó sin juicio a miles de personas y
que, en el momento de ser detenidas, se había convertido en un grupo terrorista
dirigido por José Pena, Severino Rodríguez y Federico Bascuñana.
Brigadas Internacionales, voluntarios
para asesinar a españoles
Cincuenta
mil voluntarios de todo el mundo. Venidos a España para asesinar a españoles en
una guerra en la que no tenían más interés que el de la aventura. Manejados por
la Internacional Comunista, acabaron siendo la propaganda de Stalin para
introducir el comunismo en el mundo occidental.
Son
adorados por la izquierda que las reivindica hasta el punto de construir
monumentos declarados ilegales por la Justicia en lugares como la Universidad
Complutense de Madrid. Su espíritu es el del hombre que fue encargado de
organizar las Brigadas Internacionale, André Marty, “el carnicero de Albacete”.
Pero
el caso más llamativo de criminales de la izquierda, en este caso de
repercusión internacional, lo encontramos en el municipio madrileño de Torrejón
de Velasco, donde podemos visitar la calle de José Stalin. Sin comentarios.
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