Vuelve el monstruo después de la baja por paternidad. Reaparecerá en la explanada del Museo Reina Sofía el próximo sábado. Sus esperanzas aún pueden venir de los sin esperanza,pero el conflicto territorial le ha estallado en la cuna. Participará en todos los mítines y debates y hasta ahora no se sabe con qué bandera de conveniencia reaparecerá.
España como problema está disipando las confluencias y mareas y provocando crisis, gestoras, broncas, disidencias, y purgas en todo el mapa. “Mucha gente piensa que en Podemos le hemos dado la espalda a España”. Lo ha dicho Óscar Guardingo, que ha renunciado a presentarse al Congreso por el giro hacia el secesionismo de En Comú Podem, con Jaume Asens como cabeza de lista y partidario de la independencia.
La dirección ha narrado el cuento de que no son independentistas, sino feministas y preocupados por el cambio climático. Pero nadie les ha creído. Pablo Iglesiastendrá que explicar por qué se ve la bandera roja y morada junto a la estelada. Como ha escrito Félix Ovejero, “el día que la izquierda diga que el nacionalismo es lo que es, el mal, habremos recorrido la mitad del camino”. Se piensa en la Europa democrática que el supremacismo no es sólo el mal, sino la guerra.
Manolo Monereo, uno de los áulicos, que ha pasado de ser uno de los primeros espadas de Iglesias a resultar apartado del núcleo duro, ha dicho a Ana Cabanillas que una parte de Podemos cree que esto se va al garete y que otros piensan que aún tienen un sólido suelo electoral y habrá remontada. “Iván Redondo -explica Monereo- jugaba en álgebra avanzada y nosotros, en aritmética base. Pablo volverá como refundador. Es un monstruo de la política”.
Ahora dicen que han pecado de ingenuidad en su pacto con Pedro Sánchez porque el PSOE los ha utilizado. Otros dirigentes de Podemos no creen que fuera fruto de la ingenuidad el pacto de Iglesias con Sánchez, ni que el trilero de Cuatro Caminos le echara al de Vallecas las tres cartas o las tres nueces. “Eso -dicen- son obsesiones anguitistas que nos colocan en posición de bisagra”. Tampoco están seguros de que la crisis llegara por la espantada de Errejón o de que, más bien, ésta llegó cuando vieron venir la crisis, que es el momento en el que los oportunistas se tiran en marcha.
Ahora, los que quedan aspiran a un Gobierno a la portuguesa si no triunfa la coalición de las derechas, en la que Vox dice que habrá que ilegalizar a los partidos que no renuncien al marxismo. El miedo ha cambiado de bando y ha vuelto a estar donde solía.
Raúl del Pozo ( El Mundo )
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