EL TRAIDOR Y EL SUPREMO
La traición de Pedro Sánchez a la Nación y a la Constitución, que espero coseche este domingo la primera de las grandes manifestaciones para echarlo del Poder, se ha constatado seis días antes de que el Tribunal Supremo inicie el juicio más importante en democracia, contra los golpistas catalanes.
Mucho más que el del 23-F, cuyos responsables no querían romper España sino echar a Suárez y, mediante un Gobierno de coalición con socialistas y comunistas, embridar los desafueros del Estado de las Autonomías y combatir mejor el terrorismo etarra. Al fracasar, por cierto, ninguno pretendió que no había hecho nada, como la hez separatista que se retrata embadurnando de heces los juzgados.
Pero el mamporrer -no relator (lo sería de genocidios) ni mediador internacional- es sólo uno de los 21 puntos del nuevo pacto de investidura al que aspira Sánchez. No son las condiciones que los separatistas catalanes impondrían al Gobierno español, porque dos tercios buscan “mejorar la calidad de la democracia” en España, país extranjero que debe darles igual. Se trata del Plan Roures-Zutik del Frente Popular que presidiría Sánchez y acometería la liquidación del Estado y su balcanización revolucionaria. La base es la desautorización internacional de la legalidad española, cuyo símbolo es el Supremo.
Estamos ante el viejo programa de la ETA, asumido por el separatismo catalán y Podemos. Y eso está negociando el Traidor del PSOE. Los 21 puntos son dignos de un Zutik, boletín de la banda etarra para sus pistoleros. Pero es lo que Pablo Iglesias en la Era Tania-Herrira elogia en su video de la herriko taberna: sólo la izquierda abertzale, o sea, la ETA, “supo analizar correctamente la naturaleza del régimen del 78”, que se resume así: el franquismo sigue intacto a través de la Monarquía parlamentaria, régimen votado masivamente los españoles tras el acuerdo de los partidos mayoritarios (AP, UCD, PSOE, PCE, CiU) que redactaron la Constitución.
La ETA quedó fuera de aquel consenso porque quería seguir matando. Y eso es lo que en 2004 empezó a corregir Zapatero, resucitando a la banda y echando fuera de la política –Pacto del Tinell– al PP y a la media España que entonces representaba. Aquello no suponía volver a la II República, sino a la Guerra Civil. Y a eso vuelve el Traidor. Por eso hay que echarlo.
Federico Jimenez LoSantos ( El Mundo )
Viñeta de Linda Galmor
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