Hace tiempo que LA SEXTA cambió la equis por la ce, y a día de hoy no hace falta que ningún directivo de la cadena dé instrucciones a sus periodistas porque tienen gente suficientemente conocedora de cómo y contra quién hay que manipular.
No son tan indecorosamente descarados como los llamados periodistas patrióticos de la televisión catalana que se hacen fotos con un cartel identificativo de los Comités de Defensa de la República y jalean sus consignas, pero sí asumen con naturalidad una militancia política en el desarrollo de su trabajo.
Ignoro si cuando estuvieron en la universidad estudiaron la asignatura “ Ética periodística” y aprendieron las generales de la ley , que consisten en contar hechos veraces, no tergiversar los datos, proteger las fuentes informativas y acreditar una independencia tal que no contamine el resultado de las informaciones .
Ese savoir faire lo practicábamos en los últimos años de la oprobiosa que nos tocó vivir , y en aquellos momentos el periodismo se reivindicaba como una fuerza en favor de la verdad y no se contaminaba porque entendíamos que éramos casi la única referencia de credibilidad que en aquellos momentos tenía la sociedad.
Luego, cuando salíamos del periódico, la radio o la agencia, cada uno se tomaba las cervezas con sus más próximos e intrigaba contra quién fuera menester, pero en el trabajo defendíamos la decencia de un oficio que cuando se pierde deja de ser útil a la democracia o a la lucha contra la dictadura.
Algunos de mis compañeros al salir de la redacción, se reunían clandestinamente con sus camaradas del Partido Comunista de España, que era el único que tuvo la valentía de resistir al franquismo y cuyos militantes y dirigentes tenían la dignidad de la que carecen las excrecencias que hoy dicen representar aquella ideología, pero su trabajo como periodistas no mermaba en decencia ni credibilidad.
Estos antecedentes de la historia me han traído hasta aquí porque aunque lamentablemente en todas las televisiones se barre para casa hay algunas que han perdido el pudor y hacen programas informativos con enfoques tan poco éticos que sería un despropósito llamar a eso periodismo.
Quienes hacen del periodismo un aparato de agitación y propaganda en favor de una ideología y de persecución contra quienes piensan diferente a la línea editorial de sus medios, están cavando una fosa bajo sus propios pies de la que difícilmente saldrán con dignidad.
El caso más reciente que más devalúa los principios elementales de ética ha sido el reportaje del programa que dirige y presenta Cristina Pardo en los que sus reporteros fueron buscando por el pueblo sevillano de Marinaleda a los posibles votantes de VOX y señalaron las casas en las que vivían. De ahí a pintar una Estrella de David en las puertas de sus domicilios solo hay un paso, tan indecoroso como el que ya han dado.
Cristina Pardo ha pedido disculpas y eso la honra, aunque me sorprende de que no se diera cuenta antes del ejercicio tan anti periodístico que estaban realizando.
Diego Armario
viñeta de Linda Galmor
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