CHAVES NO SE ENTERA
Patética. Así habría que calificar la actuación de la defensa de Chaves en la causa de los ERE. Inciso gastronómico: al hablar de causa no nos referimos a la tapa que está haciendo estragos en los gastrobares y restaurantes modernitos de las grandes ciudades y también de las medianas. Esa tapa se parece en cierto modo a nuestra ensaladilla, si bien lleva un casuístico nombre: causa peruana. Tal como suena. Dame una de causa, se oye decir al camarero en plan Descartes. Filosofía de mostrador. Ya mismo habrá quien ofrezca un menú compuesto por causa peruana y consecuencia argentina. Al tiempo…
Decíamos que la defensa de Chaves en la causa -sin mayonesa de lima- de los ERE está siendo patética porque su abogado sostiene que quien fuera presidente de la Junta de Andalucía no se leía los informes que le presentaban. Dígale usted eso a un inspector de Hacienda que quiere sacarle lo poco que tiene ahorrado para que se lo gasten sus jefes en clientelismo electoral. Dígale que usted no sabía lo que firmaba cuando presentaba los papeles del IVA o del IRPF. Las carcajadas del funcionario confiscador se escucharían en Australia. Y usted se quedaría con cara de tonto y de multado.
Chaves se llevó casi veinte años en San Telmo y salió de allí sin enterarse de nada. Sin saber cómo se repartían los cientos de millones de euros que engrasaban la maquinaria electoral y rellenaban la balsa de aceite donde flotaba su gobierno. Con los sindicatos amarillos, aunque fueran de rojo por fuera, comprados y alquilados gracias a nuestro dinero. Con ese mismo parné dedicado a organizar cursillos de la señorita Pepis que les permitieran a los líderes empresariales vivir del cuento. Con toda la estructura de paz social que se montó el PSOE durante los dos decenios chavesianos… y el presidente sin enterarse de nada.
Que nadie espere un acto heroico por parte de Chaves. Que nadie se prepare para escuchar una declaración valiente en la que defienda a sus hombres y a sus mujeres porque él dio las órdenes. Que nadie piense que va a asumir su responsabilidad. Se llevó veinte años controlando todo lo que se hacía en Andalucía sin enterarse de lo que hacía él. Como para situarlo entre Daoiz y Velarde. O entre Epi y Blas, sin Infante de apellido, por favor. Que al padre de la patria andaluza lo fusilaron por mantener lo dicho y hecho. Igualito que ahora…
Francisco Robles ( ABC )
viñeta de Linda Galmor
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