Durante años el gobierno y la justicia belgas acogieron a terroristas etarras
El rechazo de Bélgica a las peticiones de extradición del golpista Puigdemont y del rapero proetarra Valtonyc, condenado por proferir amenazas de muerte, está dando lugar a muchas mentiras.
Un ejemplo de ello es el mensaje publicado anteayer en Twitter por la alcaldesa ultraizquierdista de Barcelona, Ada Colau: “Ni rebelión violenta en Catalunya ni raperos terroristas. Una decisión de la justicia europea previsible y de sentido común”. Es curioso observar que Colau llama “justicia europea” a la belga, como si España fuese un país africano o asiático o como si el sistema judicial belga fuese el de la Unión Europea. Es una manipulación que está siendo muy habitual en medios izquierdistas y separatistas. Pero además hay que añadir que el hecho de que Bélgica dé cobijo a delincuentes no significa que no hayan cometido ningún delito. Prueba de ello son los siguientes ejemplos de otros delincuentes españoles que hallaron refugio en ese país:
- Luis Moreno Ramajo y Raquel García Arranz: colaboradores del “Comando Vizcaya” de la banda terrorista ETA, fueron detenidos en Bélgica en junio 1993 a petición de España. Pidieron asilo político en ese país, y tras ser admitida a trámite esa petición, quedaron en libertad unos meses después. En febrero de 1994 fueron nuevamente encarcelados en Bélgica después de ser rechazada su petición de asilo político, pero en marzo de 1996 el país rechazó su extradición a España, dejándoles en libertad.
- Enrique Pagoaga Gallastegui, alias “Peixotín”: miembro de la banda terrorista ETA, fue condenado en 1976 por el asesinato del general Emilio Guezala Aramburu. En mayo de 1996 llegó a Bélgica procedente de Venezuela vía Fráncfort, usando documentación falsa. Pidió asilo en Bélgica alegando que su vida corría peligro en España. Ese mismo mes el Gobierno belga le dio total libertad para salir del país cuando quisiera.
- Juan Cruz Maiztegui Bengoa, alias “Zulos”: miembro de la banda terrorista ETA, participó en 1981 en el secuestro del ingeniero José María Ryan, que fue finalmente asesinado. El etarra fue detenido en Bélgica el 29 de junio de 1998 después de llegar a ese país procedente de Méjico usando documentación falsa. El terrorista pidió asilo a Bélgica y el país se lo concedió en agosto de ese año, dejándole en libertad. Tras engañar a Bélgica de esta forma, Maiztegui se convirtió en 2008 en uno de los máximos cabecillas de ETA.
- Juan Francisco Gómez López, alias “Patxi”: miembro del “Comando Vizcaya” de la banda terrorista ETA, en un periodo en el que ese comando cometió varios asesinatos gracias a la colaboración de este criminal. En 2004 fue detenido en Bélgica cuando conducía un coche con matrículas falsas. Un juez belga negó su extradición a España alegando que “existen razones para suponer que últimamente no se trata a los terroristas en España conforme a sus derechos fundamentales”. Los derechos de las víctimas del “Comando Vizcaya” le importaron un pimiento a la Justicia belga.
- Natividad Jáuregui Espina, alias “Pepona”: miembro de la banda terrorista ETA Estaba siendo investigada por el asesinato del teniente coronel Ramón Romeo en 1981. Entre 1984 y 1988 estuvo refugiada en Francia, y después huyó a Méjico, otro famoso refugio de etarras. En 2003 llegó a Bélgica, residiendo en ese país con una identidad falsa hasta su detención en 2013. Un tribunal belga rechazó su extradición ante la “posibilidad de que sus derechos fundamentales no se vean respetados”. En 2017 los familiares del militar asesinado por esta etarra denunciaron a Bélgica ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no conceder esa extradición.
Si nos fiamos del argumento de Colau, a ninguno de estos personajes se les podría imputar delito alguno a pesar de ser miembros de una banda terrorista (y, en algunos casos, tener asesinatos y secuestros en sus historiales delictivos), simplemente porque Bélgica se negó a entregarlos. Que la ultraizquierda aplauda con las orejas a un país que ha refugiado a etarras y que ahora refugia a golpistas y a un tipo condenado por amenazas de muerte es algo que ya no me extraña nada. Recordemos que en 2016 Colau dedicó una plaza de Barcelona al terrorista Salvador Puig Antich, autor del asesinato del policía Francisco Jesús Anguas Barragán. Con estos antecedentes, poco más hay que añadir sobre la clase de persona que es Colau.
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