El Confidencial
Los desencuentros entre las dos principales fuerzas independentistas catalanas, Junts per Catalunya (JxCAT) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), arrastran a esta comunidad a una desestabilización permanente y provocan crisis políticas casi a diario. En esta sorda batalla fratricida, los republicanos, que ya tienen en su poder la presidencia del Parlament de Cataluña, se niegan a vulnerar la ley, como les piden sus socios.
La situación no tiene desperdicio: el huido Carles Puigdemont, desde Bélgica, promueve la desobediencia a las leyes españolas, consciente de que, pase lo que pase, a él no le van a pedir nuevas responsabilidades. Pero sus socios (principalmente el líder de ERC, Oriol Junqueras, encarcelado en la prisión de Estremera) sí tienen mucho que perder, máxime los que están imputados por el 1-O y que en cualquier momento pueden ser detenidos y privados de libertad. Marta Rovira, la mano derecha de Junqueras y secretaria general de Esquerra, está citada a declarar ante el Tribunal Supremo el próximo 19 de febrero. Puede ser la próxima víctima del ‘procés’, pero los suyos no están dispuestos a jugar con fuego y provocar su detención y encarcelamiento.
Esta situación da mucho margen de maniobra a Puigdemont y a su grupo de irreductibles (de los que dicen sus propios correligionarios que son más papistas que el Papa), pero resta margen a los que tienen que apechugar con su delicada situación jurídica dentro del territorio español. De ahí que la guardia pretoriana del ‘expresident’ intente forzar la situación, consciente de que el tiempo juega a su favor y de que quien más tiene que perder es ERC. Prueba de ello es la última y desesperada jugada de los exconvergentes, que presentaron el viernes pasado una proposición de ley en el Parlamento para modificar la Ley de Presidencia y permitir que Puigdemont sea investido a distancia.
La petición fue presentada el viernes solo por el grupo de JxS, sin el aval de ERC. Su intención es modificar la Ley 13/2008 con el fin de que esa modificación se tramite a través de lectura única (para ello, Junts pel Sí forzó una modificación del reglamento del Parlament en 2017), se convoque el pleno y se apruebe este mismo martes. En resumidas cuentas, una triquiñuela jurídica más para trampear la situación manteniendo en tensión a su electorado.
Preservar la libertad de Rovira
La iniciativa tuvo el visto bueno del propio Puigdemont, a quien su guardia de corps convenció de la misma después de que las conversaciones con ERC para llegar a una investidura efectiva del propio Puigdemont no avanzasen. Es otra vuelta de tuerca de los convergentes a los republicanos, una maniobra de cara a la galería, con la que públicamente intentan quedar como los únicos defensores a ultranza de la independencia de Cataluña.
En realidad, el mismo viernes, los representantes de Esquerra se negaron a seguir la senda “irracional” de los partidarios de Puigdemont: el mensaje dado por los republicanos en las reuniones que tuvieron lugar ese día fue que no pondrían en marcha ninguna iniciativa que perjudicase a su secretaria general, Marta Rovira, citada a declarar el próximo lunes. Los convergentes, por su parte, querían liquidar la situación antes de mediados de mes. Su intención era llegar al día 15 con la investidura de Puigdemont consumada o, en su defecto, con un conflicto frontal abierto con el Estado español por parte de las instituciones catalanas. Pero ERC no está por la labor y no quiere abrir más frentes judiciales ni poner en peligro la libertad de sus dirigentes.
De hecho, no es la primera vez que los republicanos se quejan de que Puigdemont habla mucho desde el confort de Bruselas mientras que el líder de ERC se encuentra privado de libertad en la cárcel de Estremera. Además, este fin de semana trascendió que el ‘expresident’ huido no se ha dignado ni siquiera a llamar por teléfono a la esposa de Oriol Junqueras para solidarizarse con ella. Todo se redujo a algunos tuits de apoyo lanzados de manera pública, lo que es interpretado como una campaña meramente de imagen de Puigdemont.
En las filas de Esquerra se teme que si hay movimientos que se salgan de la legalidad en Cataluña, se dará motivos a los jueces del Supremo para decretar prisión provisional para todos los encausados por el 1-O. De ahí que el presidente del Parlament, Roger Torrent, aún no haya decidido nada sobre el pleno de investidura ni se hayan aceptado las iniciativas de JxCAT para realizar un reconocimiento oficial al Govern cesado por medio del artículo 155. Una resolución oficial de la cámara legislativa podría ser impugnada ante el Tribunal Constitucional y con ello se comprometería más la situación judicial de Marta Rovira.
Los cuatro ejes del pacto
"Lo que queremos es que concreten programa, pero ellos se niegan. Públicamente dicen que quieren un acuerdo, pero luego no hacen nada para alcanzarlo, cuando lo que deberían hacer es seducir con propuestas”, explican a El Confidencial fuentes de ERC. De momento, los republicanos se han de contentar con navegar entre dos aguas. Este lunes, ante el ‘impasse’ político que existe en Cataluña, el portavoz de Esquerra, Sergi Sabrià, aseguró: “Trabajamos incansablemente para que se pueda llegar a un acuerdo global que reconozca la legitimidad del ‘president’ Puigdemont en Bruselas y al mismo tiempo formar un Gobierno efectivo en Cataluña que nos permita recuperar la Generalitat y acabar con el 155".
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