Está claro que cuando los partidos políticos se presentan a las elecciones tienen su programa electoral -no siempre lo cumplen- y supuestamente la ciudadanía les otorga su voto por el mismo, en los tiempos actuales, son otros parámetros los que rigen el voto, como se ha podido comprobar recientemente.
Los cargos institucionales, caso del presidente del Parlament, es el representante de todos, no de una parte. Eso debería ser, pero la teoría no siempre se cumple con la práctica. Ejemplo lo tenemos en el estrenado presidente de la segunda institución de Catalunya, Roger Torrent.
Ahora, como cargo institucional, debería tener sentido de país, y no de partido, hecho que no se corresponde con su actitud más que partidista. Que el president del Parlament lleve colgado en la solapa de su chaqueta el lazo amarillo, no es un signo de que las cosas vayan a cambiar, sino es la continuidad de una política suicida y excluyente. ¿Donde está la visión de país?. ¿Quién piensa, en estos momentos, en volver a la normalidad institucional y seguir luchando por Catalunya?.
Ya está bien de los personalismos de algunos políticos que están por encima de los intereses generales y el sentido de la responsabilidad que se esperan de ellos. Ya está bien de seguir mareando la perdiz y volver de nuevo al punto de partida. ¿Pero no les da vergüenza esta situación?. En los choques de trenes siempre se sale mal parado y en Catalunya se está pagando muy caras las acciones irresponsables de una determinada clase política y la pasividad de otra.
El presidente del Parlament, lo único que debe llevar en su chaqueta es la insignia de la instución que representa, lo demás sobra, es innecesaria, impropia del cargo y excluyente, así de claro, le guste o no.
Roger Torrent apuntaba en su Twitter “Hoy he hecho mi primera visita institucional a Sant Vicenç dels Horts para inaugurar la 1ª Muestra Internacional de Pastelería. Un sector donde tradición e innovación no se miran con desconfianza, sino con voluntad de avanzar juntas. En política esta receta es igual de válida”, para añadir a continuación que “También he podido hablar con la Nieves, el Lucas y Juana, la mujer y los hijos de @junqueras. Están fuertes y esperanzados que en breve se hará justicia y podrán volver a tener Oriol con ellos".
Nadie duda y su actitud lo está confirmando que el presidente del Parlament habla de República, de independencia, de presos políticos y de apoyar la investidura de Carles Puigdemont, sin tener en cuenta las leyes. Si va a continuar por este camino, está jugando con fuego y ya se sabe lo que ocurre. Lo malo del asunto es que quienes pagan las consecuencias de sus actos son todos los ciudadanos, los que opinan como él y los que no tienen nada que ver. Quedan pocas fechas para conocer otro capítulo de saltarse la legalidad.
Decía Moliére que “No es solamente por lo que hacemos, sino también por lo que no hacemos, que somos responsables”.
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