Tres millones en locales, dos para «reuniones y conferencias», 21 millones en sueldos, casi tres para dietas y viajes, mil euros al día en agua y luz…
Nada más llegar al poder, Puigdemont puso en marcha una indisimulada estrategia para ampliar y redoblar las «estructuras de Estado» que habían ido cimentando sus antecesores en la Generalitat. Y, así, decidió que su gobierno debía tener su propio «ministerio» de Asuntos Exteriores, una nueva consejería del «Govern» dirigida por Raúl Romeva y dotada de generoso presupuesto. Incluye partidas tan disparadas como los casi 21 millones de euros para gastos de personal o tres millones de euros para mantener locales al servicio de esos organismos. Son solo dos botones de muestra de la «máquina diplomática» que el independentismo hace meses que puso a funcionar a pleno rendimiento tirando de talonario público.
La estrategia de los gobiernos catalanes nacionalistas de tejer su propia política exterior viene de lejos, desde los primeros años de la autonomía dirigida por Jordi Pujol. Pero, hasta que Puigdemont llegó a la Generalitat (enero de 2016) esa acción exterior correspondía a servicios repartidos por diversos departamentos. Con Puigdemont pasaron a quedar agrupados en uno único, de nueva creación y elevado al rango de Consejería. Y puso al frente a Raúl Romeva, que tiene a su disposición un presupuesto generosamente alimentado por Puigdemont durante este año, en el marco de su golpe independentista.
Sueldos: 20,68 millones
Los gastos de la «cancillería» de Puigdemont andan repartidos en múltiples rincones: el Gabinete del consejero, la Secretaría de Asuntos Exteriores, la agencia diplomática (Diplocat), la Agencia Catalana de Cooperación internacional, el Memorial Democrático, el Instituto Catalán Internacional por la Paz, el Memorial de la Batalla del Ebro y el Museo Memorial del Exilio.
Entre todas estas unidades orgánicas de la Consejería de Exteriores de la Generalitat, el presupuesto de personal asciende este año a 20,68 millones de euros. De esa cantidad, el grueso (15,61 millones) se concentra en el Gabinete y Secretaría de Asuntos Exteriores. Y, a su vez, de esa cantidad, 1,62 millones son para sueldos de altos cargos y 793.227 euros para los asesores.
Gasto en locales: 2,93 millones
Para pagar alquileres y mantener los inmuebles al servicio de la «cancillería», la Generalitat tiene un fondo anual de 2,93 millones de euros. De ellos, 1,6 millones lo maneja el Gabinete y un millón la Secretaría de Asuntos Exteriores.
De esos 2,93 millones, 315.000 euros corresponden a gastos de mantenimiento de esos inmuebles y 2,6 millones a los conceptos de «alquileres y cánones».
«Embajadas»: 6,55 millones de euros
No hay que confundir ese multimillonario gasto por arrendamientos con el ligado a las «embajadas» que la Generalitat tiene repartidas por el mundo, porque éstas cuentan con su propia partida presupuestaria. Y este año asciende a 6,55 millones de euros.
Reuniones y eventos: 2,06 millones
Para hacer proselitismo «nacional», la Conesejería de Romeva suma también abundantes partidas. Sorprende su nutrido fondo para «reuniones, conferencias y cursos»: 2,06 millones de euros anuales, de los que 1,27 los maneja la «agencia» diplomática de la Generalitat, el Diplocat.
A esas partidas se añaden las reservadas para «exposiciones, certámenes y otras actividades de promoción» (440.590 euros); para «atenciones protocolarias y representativas» (115.200) y para «publicidad, difusión y campañas institucionales» (156.200).
En total, por tanto, para reuniones, conferencias y eventos promocionales, casi tres millones de euros al año.
Dietas y viajes: 2,68 millones
La «diplomacia» catalana cuenta también con disparada partida de gastos para viajes y dietas: 2,68 millones de euros en total. No solo cubre desplazamientos sino también los gastos de altos cargos, asesores y empleados de plantilla durante esos viajes «oficiales», así como las «indemnizaciones» que se les abonan por esos cometidos especiales.
Estudios y trabajos externos: 1,77 millones
Pese al nutrido cuerpo de trabajadores que agrupa la Consejería de Exteriores de la Generalitat, ésta se reserva un abultado fondo extra para pagar a profesionales externos y empresas, dentro y fuera de España. Así, dispone de 117.441 euros par encargar «estudios y dictámenes», 313.760 euros para «trabajos técnicos», y –lo más curioso- un enorme cajón de sastre denominado genéricamente «otros trabajos realizados por personas físicas o jurídicas», que está dotado con 1,3 millones de euros anuales y que da un extraordinario margen de maniobra a Romeva para pagar servicios de lo más diverso en aras a la proyección exterior del nacionalismo catalán.
Agua y luz, material de oficina…
Abundan las partidas presupuestarias a lo grande en la Consejería de Exteriores de la Generalitat. Incluso las dedicadas a pagar gastos teóricamente menores como el agua, la luz o el material de oficina. Así, solo para las facturas de «agua y energía», las oficinas de esta Consejería tienen presupuestados 351.000 euros anuales, a razón de más de mil euros por cada día laborable. Y para «material de oficina», 161.000 euros al año.
El gasto de limpieza de sus locales también deja un importe elevado: 345.593 euros de presupuesto anual. A ello se añaden otros costes como los 286.429 euros reservados para pagar servicios de seguridad, o los 136.500 euros para contratar traductores a lo largo del año.
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