“Hay un intento por parte de la izquierda de secuestrar el pasado”
Hermann Tertsch:
Un hombre entregado al periodismo y a decir la verdad sin cortapisas se enfrenta a un sistema que conoce desde dentro. Lo aman o lo odian pero para nadie es indiferente. Ahora le llaman derechista, pero ya siendo escolar perteneció a las juventudes comunistas de Euskadi, hijo de una familia de periodistas, creció rodeado de política e información. Conoce bien cómo funcionan los regímenes totalitarios, al haber sido corresponsal para España en las dictaduras de Europa Oriental y la guerra de Yugoslavia, durante los años 80 y 90, respectivamente. Entre sus múltiples ocupaciones está el haber sido subdirector del diario El País, entre 1993 y 1996. Actualmente, y desde hace 10 años, es analista político y columnista del periódico ABC así como un reconocido generador de opinión en las redes sociales.
Hablamos de Hermann Tertsch, periodista español de larga trayectoria en la defensa de las libertades y quien, precisamente por asumir ese rol, planta cara de manera constante a las cúpulas del poder. En una entrevista exclusiva para Triangulando, desde Madrid, nos ha comentado sobre su más reciente querella con Pablo Iglesias, la convulsa actualidad política mundial, el bochornoso papel de Zapatero en Venezuela, la asesoría de Podemos al régimen chavista y su libro “Días de ira”.
Hermann Tertsch: “Hay un intento por parte de la izquierda de secuestrar el pasado”
¿Por qué cree que la justicia le dio la razón a Pablo Iglesias por usted publicar datos -de sobra conocidos- sobre su abuelo?
La justicia ha dado la razón al padre de Pablo Iglesias de forma incomprensible. Por eso ha sido recurrida la sentencia. Yo espero que en instancias superiores se reconozca la evidencia de que el artículo no tenía ánimo de difamar a nadie sino muy por el contrario de hacer un llamamiento a la mirada limpia hacia el pasado y la honradez al hablar también de las sombras de quienes nos son cercanos. Condición básica para la verdadera reconciliación. Hay un intento por parte de la izquierda de secuestrar el pasado. Ellos pueden estar todo el día llamando asesinos a todos los que no les gustan. Y rescriben la historia de España a capricho para que sus muchísimos crímenes y tropelías se pierdan en el olvido. Por eso les molesta mucho que alguien señale y cuente aspectos concretos que no les favorecen como fueron los asesinatos sistemáticos de inocentes, los paseos de civiles sacados de sus casas, en la retaguardia del Frente Popular. Yo exijo respeto a mi derecho a recordar la verdad de la guerra aunque no guste a los comunistas ni al padre del líder de la oposición comunista en el parlamento español. Y defiendo el derecho de todos los españoles a conocer la verdad histórica y no dejarse intimidar por las mentiras y manipulaciones que la izquierda intenta imponer como verdad absoluta.
Considera que ¿hay crisis de institucionalidad en España?
España está en una grave crisis institucional, política y moral que por la tolerancia hacia los enemigos del estado se ha convertido en una crisis existencial. Personalmente, creo que España sobrevivirá a esta crisis, pero el precio será con seguridad muy alto y no excluye que conlleve violencia y muertes. Y desde luego son muchos los que apuestan por la destrucción de España, la nación que probablemente más profunda y decisiva huella ha dejado en el desarrollo de la civilización occidental.
Venezuela no era Cuba, decían. ¿Podría España ser Venezuela si Podemos alcanza el poder? ¿Por qué?
España puede sin duda correr una senda similar de descomposición y falta de reacción en la deriva hacia un régimen autoritario y dictatorial de izquierdas. Y muchas de las condiciones se dan. Cuarenta años de juegos de mayorías a base de concesiones y entregas de soberanías a los nacionalismos periféricos han dañado de forma casi irreversible el sistema. Cuando Mariano Rajoy ganó en 2011, lo hizo con suficiente margen para hacerse un poder que, en plena crisis profunda económica, habría permitido, con el aplauso mayoritario interno y unánime en el exterior, una reforma radical del sistema, incluido el reparto de competencias a las autonomías. Todos saben que España necesita una recentralización para ser viable. Pero no hay políticos con el coraje de decirlo. Porque todos los partidos viven del infame reparto de las prebendas que las autonomías multiplican.
En 2015, usted viajó a Venezuela. ¿Pudo observar de primera mano la asesoría de la cúpula de Podemos en ese país? ¿Podría decirme algún caso en concreto?
Estuve dos veces en Venezuela en 2015, la última vez fue en las elecciones que el 6 de diciembre le confirmaron a Maduro que se había agotado su posibilidad de mantener el poder con apariencias democráticas. Entonces quedó claro que para garantizar su supervivencia en el poder y por tanto en la impunidad, la mafia que gobierna Venezuela tenía que cerrar la jaula. El levantamiento heroico de esos jóvenes venezolanos aceleraron el proceso de cubanización total del régimen que llegó con la Constituyente.
Respecto a Podemos, estuvieron asesorando y siendo asesorados. Porque fueron a impartir doctrina comunista clásica al ejército y los cuadros, todo ello bajo el control de los cubanos, pero también a aprender precisamente de los cubanos esas tácticas de movilización, insurgencia, propaganda y desinformación necesarias para ese desembarco en Europa. Chávez quería una cabeza de playa en Europa y aunque también cuidó a los comunistas griegos de Syriza por lógica su opción favorita era la española. Es muy probable que el proyecto español de Chávez sea muy temprano. Chávez ya estaba muy presente en los oscuros cauces o cloacas internacionales con los cubanos y los iraníes cuando gracias a una gran matanza con bombas en Madrid llegó al poder quien habría de ser un importantísimo amigo y aliado del chavismo, Zapatero. Chávez fue el primer jefe de estado que visitó a Zapatero. También fue en aquella visita a la Complutense, a la facultad de la que habían salido sus cuadros. Los que habían estado presentes antes de las elecciones que dieron la victoria a Zapatero en el acoso al Partido Popular en Madrid en la jornada de reflexión para generar las imágenes que repetidas por televisión condicionaron el voto en toda España.
Por lo demás la asesoría ha sido una forma de financiar a estos grupos creados para desestabilizar, con ayuda del aliado iraní, este eslabón más débil de la alianza de democracias europeas que es España. Monedero, Verstrynge, Veciano, Iglesias y los demás fueron asesores haciendo papeles y mucho más. Y parte de ellos volvieron como agentes del chavismo para formar la franquicia en España. La crisis económica y ese movimiento bienintencionado del 15M les resultaron especialmente oportunos. El 15M fue secuestrado por estos cuadros comunistas bien organizados y con medios. Venezuela rebosaba dinero en aquellos años.
Los líderes políticos españoles siempre muestran solidaridad con el pueblo venezolano y su falta de libertades, pero nunca van más allá de un tuit o una foto. ¿Qué opina el respecto?
Opino que la actitud en general ha sido vergonzosa. Aunque Mariano Rajoy ha tenido momentos en que mostró cierta atención hacia la situación al recibir a la familia de Leopoldo López y hablar en unas cuantas ocasiones claramente del régimen, lo cierto es que el gobierno ha apoyado la operación personificada en Zapatero que yo no dudo en calificar de miserable. No cambio el calificativo pese al lamentable hecho de que Rajoy y su ministro de exteriores no han dejado de apoyarlo cuando había quedado descalificado como mediador y su verdadera función como agente de Maduro que quiere imponer a la oposición la continuidad de la dictadura es absolutamente evidente.
Grave ha sido también que por la política del gobierno de buscar la división de la izquierda y debilitamiento del PSOE por vía de la promoción de Podemos, la vicepresidenta ha entregado literalmente las televisiones políticas a Podemos. Causando, por cierto, un daño inmenso y terrible a España, quién sabe si enmendable en décadas. Con esas televisiones dominadas por la extrema izquierda los que denunciamos el carácter totalitario de los chavistas españoles y su condición de franquicia de las dictaduras de Venezuela e Irán hemos sido silenciados o neutralizados ante la superioridad de quienes ocultan o ridiculizan las conexiones subversivas de la narcodictadura con Podemos.
Los medios están sometidos a la hegemonía cultural de la izquierda gracias al apoyo de la derecha. En mi libro “Días de ira” describo como la derecha ha entregado sistemáticamente a la izquierda todos los recursos culturales y mediáticos. Es porque la derecha se ha integrado en esa socialdemocracia donde entrega toda la dirección moral e intelectual a una izquierda por lo demás de cada vez menos calidad intelectual. De ahí el páramo resultante.
La Casa Blanca ha dicho que no dejara de sancionar a Maduro y a su entorno mientras no reestablezcan la democracia plena en el país. ¿Cree que la UE debería hacer lo mismo? Al pueblo de Venezuela llevan dos décadas diciéndole que pasa hambre por culpa del imperialismo, ¿cree que han tomado esto en cuenta a la hora de las sanciones?
La Unión Europea está jugando también un papel vergonzoso que queda expuesto en el trato a Cuba, que es –y lo saben- el centro de control y mando de todo el régimen venezolano. En competencia con Barack Obama –otra infinita desgracia para la libertad, la dignidad y la decencia- que con sus regalos al régimen de Cuba y su visita cubría la necesidad de algún hito exterior en su nefasta presidencia (el otro fue su desastroso acuerdo con Irán) la UE ha intensificado su entreguismo y obsequiosidad ante los Castro hasta el bochorno. Los europeos comparten con los hispanoamericanos una patología de debilidad y sumisión ante el mito castrista que genera muchas escenas vergonzantes y concesiones de náusea. Es grotesco bramar con sanciones contra Maduro y tratar a Cuba como si fuera Suiza. Ha de haber sanciones para la mafia venezolana sin duda. En la línea de las norteamericanas de las que espero se intensifiquen y aumenten. Pero también hay que ejercer esa presión sobre Cuba que es quien tiene la palanca para un cambio de actitud de la narcodictadura.
La franquicia del chavismo en España (Unidos Podemos) no da indicios de pronunciarse contra la dictadura venezolana, pero los petrodólares están escasos, ¿cree que cuando les rebote el cheque por falta de fondos sí hablaran del tema?
Los de Podemos jamás hablarán ni reconocerán sus profundísimas complicidades con el régimen criminal. Tampoco es necesario. Si cae el régimen de Maduro quedarán expuestos con pruebas. Si logra bunquerizarse y subsistir como una Cuba continental, allí quedarán las pruebas y se guardará un secreto a voces. Me importa más la libertad de Venezuela que el futuro de unos miserables comunistas que fueron a ganar dinero y poder a costa del dolor y el hambre de inocentes.
En este sentido, y sobre lo que usted dice en su libro “Días de ira” en cuanto a que la socialdemocracia está desapareciendo dando paso a dos nuevas formas de populismo divergentes e irreconciliables, me gustaría preguntarle cuál es su postura sobre la anti política, una forma de liderazgo que ha llevado –por ejemplo- a Hugo Chávez al poder (a través de los militares y/o el pueblo) o a Pablo Iglesias a obtener escaños en el Congreso reivindicando siempre su triunfo al 15M. Incluso, en este mismo orden, estaría Donald Trump.
No, yo creo que hay una socialdemocracia que se ha transformado y es hoy la opción totalitaria del siglo XXI de una izquierda con rostro medianamente moderado –cada vez menos- donde puede permitírselo y con dureza donde no. Creo que en toda Europa y en EEUU estamos asistiendo a una guerra cultural en la que la socialdemocracia con sus unidades de choque que son los izquierdistas, intentan aplastar todo disenso y toda alternativa en los países desarrollados. Y esa socialdemocracia que son Macron y Merkel, la UE y Clinton y demás llama populismo a todo lo que no les gusta o no controlan. Yo creo que es muy sano que surjan las resistencias a esa socialdemocracia con vocación totalitaria mundialista, pero quiero que sean democráticos. Por eso no me vale como alternativa Putin porque él personalmente responde a un despotismo cruel que nada tiene que ver con una solución a mayor libertad y verdad, sino a menos. En cambio, sí aplaudo desde luego los movimientos surgidos en Hungría y Polonia y en muchos países europeos en contar de las imposiciones de Alemania, de la UE o del arrogante Macron. Y creo que también Trump es una reacción a esa arrogancia izquierdista que es ese capitalismo globalista de desprecio a las naciones y a la voluntad popular. A mí me disgustan mucho las formas de Trump, pero creo que responde a una necesidad y por supuesto lo prefiero a esa reinona corrupta y cínica de Hillary Clinton. Suelo decir en ese sentido que Trump es un “casting”, una elección de protagonista, muy imperfecto para un guion absolutamente necesario que es devolver poder y libertad a la sociedad frente a todas las inmensas tutorías y restricciones a las libertades que ha construido el sistema para actuar en beneficio de pocos.
En este sentido, y, por último, quisiera saber si ¿cree que en España la hipótesis de: “repite una mentira mil veces y se convertirá en verdad” puede estarse gestando? ¿Pasa factura en este país hacer periodismo riguroso?
España siempre suele ser el país donde los males de Europa se muestran de forma más aguda, dramática y a menudo sangrienta. En Europa occidental y en EEUU muchas universidades se han convertido en conventos del fanatismo del que salen los nuevos clérigos de la izquierda y la corrección política, intolerantes y con una superioridad moral que los legitima hasta la violencia. Los jóvenes periodistas salen de las universidades con lenguaje bolchevique y tan adoctrinados que están convencidos de que nada tienen ya que aprender porque poseen la verdad de los justos y buenos. Los periodistas en España, eso también lo cultivamos en esos países hispanos que muchas veces cuando nos atacan no saben cuánto se parecen a nosotros, tienen bando. Hoy en día es sobre todo la izquierda totalitaria o su versión suave de la corrección política socialdemócrata. Ahí se mueven todos y quien esté fuera es un extraterrestre o un fascista. Y quien no lo tenga en su trabajo y esté solo tiene que tener un especial aguante. Siempre digo que para ser libre en España hay que perder el miedo a que te llamen fascista. Algunos hemos decidido que es la única forma en que merece la pena ejercer. En aras de unas verdades que cada vez menos se atreven a articular. Sabemos que tiene su precio. Y desde luego queda claro que somos buenos pagadores.
Virginia Linares / Madrid / @VirginLinares
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