viernes, 28 de julio de 2017

Podemos y PSOE convierten la memoria histórica en cristianofobia




Podemos, PSOE, Memoria Histórica, Progres, Odio, Cristianos, El Partido Socialista y Ahora Madrid han llegado a un acuerdo que da un nuevo significado a la ideológica Ley de Memoria Histórica. El compromiso alcanzado por estos dos partidos pretende forzar al cambio de nombre de varios colegios e institutos de Madrid para, según ellos, devolverles sus nombres originales. Pero esta maniobra encierra una clara trampa: todos los nombres que pretenden quitar tienen inspiración católica. Solamente dos de ellos no cumplen este requisito, se trata de un fusilado por los republicanos en Madrid durante la Guerra Civil –Rufino Blanco- y un literato conservador al que dejaron morir de hambre los frentepopulistas -Palacio Valdés-.

Los centros que centran este ataque contra los nombres religiosos son el instituto Isabel la Católica y los colegios Santa María, Nuestra Señora de la Almudena, San José de Calasanz, Ermita del Santo y Padre Poveda. Justifican el cambio de nombre en que los centros deben recuperar su denominación originaria, pero no es cierto. Solamente plantean esta cuando se refiere a algún personaje histórico admirado por la izquierda.



Las ideológicas propuestas de PSOE y Podemos
Para le Colegio Santa María pretenden devolverle el nombre de Príncipe de Asturias. Era la denominiación que tenía en 1913 cuando el centro escolar abrió las puertas. Pocos años después quedó adscrito a la Escuela de Formación del Profesorado Santa María, de la que tomó el nombre. En 1931, la Segunda República le cambió el nombre por el de Ruiz Zorrilla -político radical de los gobiernos del sexenio democrático-, y tras la guerra recuperó el nombre de Santa María.

El Instituto Isabel la Católica fue inaugurado en 1928 y se denominó Instituto-Escuela Sección Retiro. Así permaneció hasta la Guerra Civil, momento en el que el edificio pasó a tener un uso militar. Poco antes el edificio pasó a depender del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Una vez acabada la guerra se reconstruyó y amplió y volvió a tener un uso docente, ya con su actual nombre, el de Isabel la Católica. Sin embargo, pese a que nunca tuvo ese nombre mientras fue centro de estudios, el PSOE y Podemos quieren rebautizarlo con el nombre de Pablo Iglesias.

El Colegio Nuestra Señora de la Almudena pretende ser bautizado como Lope de Rueda, actor y dramaturgo del siglo de oro. El San José de Calasanz, según socialistas y podemitas, debería cambiar su nombre por el de Rosario Acuña. Una mención que recuerda a la escritora de finales del siglo XIX y primeros años del XX, que se vinculó a los movimientos sufragistas tomando el modelo de las líderes inglesas de esta corriente de pensamiento como Emmeline Pankhurst.

El Colegio Rufino Blanco también debería perder su nombre, según la propuesta de PSOE y Podemos. Este es otro caso de intento de ocultación de uno de los crímenes cometido por los republicanos durante la Guerra Civil en el Madrid republicano. Blanco fue un escritor, pedagogo y periodista de prestigio inernacional. Durante las dos primeras décadas del siglo XX quiso introducir en España las más modernas técnicas pedagógicas europeas. Pero fue detenido al iniciarse la Guerra Civil acusado de ser católico murió asesinado en Aravaca el 3 de octubre de 1936.

Para el Colegio Ermita del Santo pretenden el nombre de Tirso de Molina, sacerdote, dramaturgo y poeta. El caso del Colegio Jaime Vera es muy llamativo puesto que proponen el cambio de un antiguo dirigente socialista. Para sustituirlo proponen el nombre de Emilio Castelar, último presidente de la Primera República. Pero en este caso no deben tener muy claro eso de devolver al centro educativo su nombre inicial porque cuando el colegio fue construido por Primo de Rivera e inaugurado en 1929 se dedicó al general carlista Zumalacárregui.

Dentro de la idea de acabar con los nombres religiosos y en la línea de ocultar la persecución religiosa que se vivió en España en los años treinta encontramos el caso del Colegio Padre Poveda, que quieren sustituir por el de Alfredo Calderón, uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza. El Padre Poveda fue el creador de la congregación de las Teresianas y fue asesinado por milicianos del Frente Popular el 28 de julio de 1936.

El último de los cambios que proponen implica la retirada del nombre del Colegio Palacio Valdés para que pase a llamarse Ramón López Rumayor. Es decir, quitar el reconocimiento a un literator del realismo comprometido con los principios religiosos para dárselo a un empresario que cedió, durante la Segunda República, los terrenos para la construcción del grupo escolar.


La propuesta ha sido desarrollada por los grupos municipales socialista y podemita en el Ayuntamiento de Madrid. Pero para que se lleven a la práctica debe ser aprobada por el Ejecutivo regional que preside Cristina Cifuentes, una dirigente política que no se ha mostrado nunca especialmente partidaria de la defensa de los sentimientos religiosos y que llegó a proponer que el PP abandonase en su ideario las referencias al humanismo cristiano.

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