domingo, 2 de abril de 2017

Carmena pretende quitar por ‘franquistas’ topónimos de hasta 8 siglos de antigüedad

La alcaldesa acepta llevar la exclusión del español hasta la capital de España

Carmena pretende quitar por ‘franquistas’ topónimos de hasta 8 siglos de antigüedad

     
Anteayer el diario de Escolar publicó una noticia que es el colmo del esperpento. El titular es éste: “Madrid olvida en su callejero los nombres auténticos de ciudades gallegas, catalanas y vascas”.
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Por lo visto, un gallego afincado en Madrid se siente muy incómodo porque hay calles de la Villa y Corte que llevan el nombre en español de varias poblaciones gallegas. Y el gobierno de Carmena ha decidido hacerle caso (total, un disparate más o menos, ¿qué más da?). Se da la circunstancia de que los topónimos en cuestión son los que recoge la RAE en el Diccionario Panhispánico de Dudas, y los que la Academia indica que deben usarse en español (por ejemplo, se puede leer aquí lo referido a la ciudad de La Coruña). El argumento del autor de la queja es que la ciudad de Madrid debe “reconstruir los estragos lingüísticos del franquismo”.
Bayona: ¿un topónimo franquista en el año 1201?
¿Y cuáles son esos topónimos franquistas, según este paisano mío? Por ejemplo Bayona, topónimo concedido a la villa de Erizana por Alfonso IX de León en 1201 en un documento escrito en latín. La versión en gallego, con i latina, es muy posterior, pero esto a los “normalizadores” les ha importado un pimiento. Algo parecido ocurre con La Coruña, ciudad cuyo artículo en español -con L de Libertad- está documentado desde el siglo XIII. Otra ciudad gallega, Orense, tiene documentos con este topónimo en español de hace cientos de años. Otro tanto pasa con Sangenjo, topónimo español procedente del medieval Sanctu Geneciu. En los censos de 1842, 1857 y 1860 la localidad figuraba como “Sanjenjo”, y en los hechos desde 1877 a 1981 como “Sangenjo”. Y así podríamos seguir. ¡Quién nos iba a decir que Franco era tan viejo!
Ayudando al nacionalismo en su labor de exclusión del español
La supresión a nivel oficial de los topónimos españoles en Galicia se hizo en base a la disparatada idea de que los únicos topónimos genuinamente gallegos son los que están en gallego, como si el español fuese una lengua extranjera. La realidad es que la mitad de los gallegos tenemos el español como lengua de uso habitual. Es lengua cooficial en Galicia, y lleva hablándose en esta región desde hace siglos. Lo normal en un territorio bilingüe es que haya topónimos en los dos idiomas: lo anormal es lo que pasa ahora. La misma política excluyente que se impuso aquí -con los votos del PP, dicho sea de paso- se impuso también en Cataluña y en el País Vasco, en una forma rastrera de borrar el legado de los hispanohablantes de estas regiones.
¿’La Coruña’ en Madrid está mal y ‘Corunya’ en Barcelona está bien?
De hecho, el diario de Escolar también pone en el punto de mira el uso en el callejero madrileño de los topónimos españoles Gerona, Lérida, Vizcaya, Guipúzcoa y Álava. Todo bajo la errónea idea de que el callejero de Madrid debe plasmar en sus calles los nombres oficiales de cada una de esas provincias. Pero esa obligación de reflejar en las calles topónimos oficiales sólo parece aplicarse cuando los topónimos no son español. Muestra de ello es lo que ocurre en algunas ciudades españolas, como Barcelona, donde existe un Carrer de Saragossa que no coincide con el nombre oficial de la ciudad aragonesa, que es Zaragoza. En la Ciudad Condal también hay una Plaça de Castella, nombre en catalán de Castilla. Lo mismo pasa con el Carrer d’Andalusia. Incluso hay un Carrer de la Corunya, pero en este caso los nacionalistas gallegos y sus portamaletas no parecen molestarse porque la deturpación -como ellos dicen- se ha hecho en catalán y no en español.

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