martes, 21 de febrero de 2017

Colau quiere ser generalísima pero no tiene ninguna autoridad sobre nuestros ejércitos

La alcaldesa quiere que nuestros militares hagan maniobras sin armas

 

    
En España sufrimos a muchos políticos que parecen desconocer que la democracia está ligada a la limitación del poder político. Hay políticos que aspiran a ser monarcas absolutos.
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Una tendencia preocupante: alcaldes y concejales que se creen dictadores
Esta tendencia autoritaria es especialmente alarmante en los ayuntamientos. Ciertos alcaldes y concejales se deben creer que tienen un poder absoluto sobre todo lo que pasa en las poblaciones que les han elegido. Basta con repasar las barbaridades que se votan y se aprueban en algunos plenos municipales para comprobarlo: ayuntamientos que se autoexcluyen de la Nación a la que pertenecen, otros que quieren limitar la libertad de circulación en su suelo, algunos que pretenden suprimir la libertad de expresión y otros que aspiran a erradicar la lengua común de los españoles. Eso por poner algunos ejemplos. En resumen: que hay alcaldes y concejales que, en la práctica, ejercen como dictadores, como si no hubiese leyes sobre ellos.
Colau quiere que nuestros militares hagan maniobras sin armas
Uno de esos políticos despóticos es la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El año pasado le dijo a unos militares en el Salón de la Enseñanza que no le gustaba que estuviesen allí, como si sus deseos -y no los derechos de los españoles- fuesen lo que prima en la ciudad condal. Ese mismo mes nos enteramos de que Colau pretendía echar a la Hermandad de Caballeros Legionarios de la ciudad, simplemente porque no le gustan los veteranos de la Legión. El último capricho de Colau lo conocimos ayer: pretende que el Ejército haga maniobras sin armas, mediante una disposición aplicable al Parque Natural de Collserola, por el que militares del Batallón Barcelona IV/62 del Ejército de Tierra, con base en el barcelonés Cuartel del Bruch, suelen hacer marchas de endurecimiento, marchas en las que los soldados llevan consigo sus armas pero en las que no se hacen ejercicios de tiro, ni con munición real ni de fogueo. De hecho, no es la primera vez que Ada Colau intenta entorpecer la instrucción del Ejército en ese espacio público: el año pasado Colau ya había instado a Defensa a que los militares no hiciesen maniobras en ese parque, y se encontró con la negativa de la Inspección General del Ejército, que tiene su sede en Barcelona.
Lo que hay detrás: el apoyo de Colau al golpe separatista
La constante actitud irrespetuosa de la alcaldesa de Barcelona hacia quienes sirven a España en sus Fuerzas Armadas se explica, simplemente, porque no le gustan los militares, pero no por militares, sino por españoles. Podrá disfrazar su retórica casposa con tópicos antimilitaristas, pero el hecho es que Colau lleva tiempo apoyando el golpe rupturista del separatismo catalán, un proyecto ilegal que pretende usurpar la soberanía nacional a los españoles para arrebatarnos una parte de nuestro territorio. En cualquier otro país democrático, una autoridad pública que colaborase con un proyecto semejante ya habría sido procesada por sedición y por traicionar el compromiso de cumplir y hacer cumplir la Constitución que debe observar todo cargo público para poder ejercer sus funciones. La debilidad mostrada por nuestro Estado de Derecho ante déspotas como Colau y sus colegas separatistas lleva, precisamente, a que se crean por encima de las leyes.
¿Pretende que nuestros soldados combatan sin armas contra los yihadistas?
En el caso de Colau, ya no sólo se cree que ella está por encima de la legalidad española, sino que además pretende ejercer de generalísima, dictando órdenes al Ejército como si tuviese autoridad para ello. Pero no la tiene. En lo que respecta a nuestras Fuerzas Armadas, la alcaldesa de Barcelona tiene menos autoridad que cualquier soldado de primera. La defensa nacional es competencia exclusiva del Estado, y sobre ella los alcaldes no tienen ningún poder. Antes bien -y esto debería saberlo ya la alcaldesa barcelonesa-, la obligación de los ayuntamientos es colaborar y facilitar la labor de nuestras Fuerzas Armadas. Si Colau y su corporación se niegan a facilitar esa labor, es a ellos a quienes hay que pedirles cuentas, porque negar esa colaboración es dar ventaja a quienes amenazan a nuestra sociedad, entre ellos el terrorismo yihadista contra el que militares españoles están luchando ya en varias misiones en el exterior. Llegado a este punto obvia decir que los gustos de Ada Colau son problema suyo: si no está dispuesta a cumplir sus deberes como alcaldesa, entonces lo que tiene que hacer es presentar su dimisión.

(Foto: Ministerio de Defensa. Soldados del Ejército de Tierra en una marcha de endurecimiento en el Parque Natural de Collserola, en Barcelona)

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