La intervención de Rivera causó un gran estupor en la bancada popular.
El líder de C's provocó un enfado monumental en las filas populares al dar por roto el pacto antes incluso de la votación y por amortizado a Rajoy. El popular Rafael Hernando le replicó.
Se ha abierto la veda contra Mariano Rajoy después de perder la votación definitiva por idéntico resultado al del miércoles: 170 votos a favor y 180 en contra. Era algo con lo que contaban los populares, especialmente después de escuchar a Felipe González asomar la patita horas antes y pedir desde una radio colombiana a Rajoy que se haga el haraquiri político y proponga a otro candidato del PP para presidente. "El partido más votado presenta un candidato que es el más vetado", lo resumió.
Sin embargo, lo que pilló a la plana mayor del PP con el pie cambiado es que fuera Albert Rivera, su socio hasta este viernes, el primero en comprar de forma entusiasta la propuesta de González. Así, el líder de Ciudadanos se subió a la tribuna para dar por roto el acuerdo con el PP -sin esperar a la reunión que la Ejecutiva de C's mantendrá el lunes- y para sugerir a los populares que para la próxima presenten "algún candidato con posibilidades". Y entonces, sólo entonces, Ciudadanos se replanteará si vuelve a sus brazos.
El miércoles Rivera ya le dejó claro a Rajoy que no se fiaba de él y que su partido estaría vigilante. Pero 48 horas después fue mucho más lejos, rompiendo apresuradamente con Rajoy para no comprometer sus expectativas electorales del día 25 de septiembre en el País Vasco y Galicia. Si quedaba alguna duda de que el líder de C's nunca se sintió cómodo pactando con el todavía -y quién sabe cuánto tiempo más- presidente en funciones, esta vez despejó todas.
La intervención de Rivera causó tal estupor e indignación en las filas populares que el portavoz del PP, Rafael Hernando, aprovechó su turno de palabra para responderle con cajas destempladas dos cosas. Primero, que ni él ni el PP firman acuerdos "para 15 minutos". Segundo, que la candidatura de Rajoy no es negociable. "En democracia no se van los que ganan, ¿saben quiénes se van? los que pierden (...). Nuestro candidato es Mariano Rajoy, lo va a ser mañana, pasado mañana y lo va a ser durante mucho tiempo".
Eso precisamente pondrán de manifiesto los populares en una reunión del Comité Ejecutivo Nacional que su presidente convocó precisamente para este sábado con la intención de cortar por lo sano cuanto antes un debate, el de su continuidad, que sabía a ciencia cierta que la oposición iba a desempolvar.
Lo sabía porque no es la primera vez. Ya después de las elecciones del 20 de diciembre Rajoy recibió todo tipo de presiones para que, aun habiéndolas ganado, se retirara como gesto de buena voluntad, presiones a las que también entonces se sumó Rivera, que le instó a renunciar en el debate de investidura de marzo, el de Pedro Sánchez. Llegaron incluso a equiparar su caso al del expresidente riojano Pedro Sanz, que tras las autonómicas de 2015 dijo adiós para favorecer un pacto entre el PP y C's. Aunque uno y otro poco tienen que ver. Para empezar Sanz gobernó durante 20 años.
Entonces las presiones no surtieron efecto y ahora tampoco tienen ningún viso de hacerlo. A Rajoy ni se le pasa por la cabeza echarse a un lado habiendo ganado dos elecciones, asegura su entorno. Pero en esto estaban los felipes, pages y fernández varas del PSOE y ahora también Rivera.
Los socialistas que están en esta tesis pretenden convencer a Sánchez de que al PSOE le viene bien como coartada, para trasladar el peso de la culpa de unas terceras elecciones al PP por negarse a la condición sine qua non de cambiar de candidato. Aunque de momento su jefe de filas no se ha pronunciado al respecto de la continuidad de Rajoy.
La otra baza con la que trabajan los críticos del PSOE, entre los que se encuentran la mayoría de barones regionales preocupados por el precio político de unas terceras elecciones, es la convocatoria de un Comité Federal que fuerce un cambio de postura en Sánchez. Haberlo lo habrá, ya sea antes o inmediatamente después de las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre.
Sin embargo, y a pesar del ruido de sables, ¿quién puede asegurar que de él vaya a salir otra cosa que no sea la voluntad del secretario general? Porque Pedro Sánchez se siente fortalecido tras haber llevado su no es no hasta las últimas consecuencias, y de hecho este viernes no había más que ver las caras de satisfacción en Antonio Hernando, Meritxell Batet y el resto de su equipo.
Cuentan de él que está tan crecido que hasta ha dejado de coger el teléfono a quien no le interesa. Esto es, a todos los dirigentes de su partido que no piensan como él. Y son muchos, pero la burbuja en la que está metido junto a su guardia de corps le impide ver cuántos.
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