El dirigente socialista alega que en el barrio gay de Madrid no hay seguridad
El terrorismo se disolvió pero Patxi se siente inseguro y con sus delirios de grandeza deja al millonario Jesús Posada (PP) como un harapiento. Hablamos del presidente del Congreso, Patxi López, que ha hecho en 100 días lo que parecía imposible: a su escasa habilidad para dirigir los debates –en esto no se distingue de Posada– cercenando la palabra de los oradores aludidos con exagerado rigor, se le une el gusto por el lujo asiático a costa del contribuyente, vicio que heredó de otro socialista esperpéntico: Pepe Bono, que se hizo multimillonario en política, se metió en negocios de caballos (Hípica Almenara), acumula 12 propiedades y ahora vive una segunda juventud rosa a todo tren tras su divorcio. En “Espía en el Congreso” estamos a favor de un cambio de Gobierno y nos hemos dejado jirones de piel en ello pero aunque sabemos de la tendencia del socialismo hispano hacia el glamour y la riqueza (siempre con dinero ajeno) y las urnas lo han situado en el liderazgo del cambio en España, si eso supone tener que “tragar” con las excentricidades –por no tipificarlo penalmente– de Patxi López, Pepe Bono y compañía, lo mejor no es repetir las elecciones sino dejarles que ejerzan el poder a sus anchas para comprobar lo poco que cambian las cosas con respecto al PP y que Podemos –y/o Ciudadanos– ejerzan una Oposición digna.
Ante el escándalo que supone que al abultado sueldo del presidente del Congreso se le sumen estas canonjías añadidas al cargo en plena crisis económica que ahoga a España, asfixia a sus pymes, autónomos y profesionales, penaliza el emprendimiento, privilegia a los funcionarios y mantiene a los ciudadanos con las más altas tasas de paro de la Unión Europea, se le une un asunto olvidado: la residencia de los presidentes de las cámaras. El Senado también tiene una, y Jesús Posada (PP) abandonó la del Congreso al recordar los gruesos epítetos que tuvieron que soportar los socialistas cuando la construyeron en tiempos de Félix Pons. Resulta curiosa esta persistente tendencia de las élites del socialismo español hacia el lujo con dinero ajeno: “Todo para el pueblo y por el pueblo, pero sin el pueblo”, decían los déspotas ilustrados. Y aunque Pedro Sánchez conecta mejor con la austeridad de sus bases, sus viejos “compañeros de viaje” son incorregibles: en cuanto huelen un centímetro de poder lo aprovechan y apuran el vaso del erario público hasta las heces.
Es el caso de Patxi López, un tipo aparentemente normal que hasta adquirió la simpatía de quienes detestaban los modos y maneras chulescos y muchas veces cargados –y no precisamente de razones– de Jesús Posada (PP). Había presidido el País Vasco con cierta austeridad -o al menos no recibió denuncias por ello, aunque la prensa de Euskadi es muy dócil con el poder y su sociedad política es muy cerrada, corporativista y hermética– pero ha sido llegar Patxi a la capital y “despendolarse”. Como le ocurrió a Pepe Bono, que al abandonar el secarral en el que habitaba quiso transformarse en “vedette” y empezó a atesorar su fortuna con la política, al pobre Patxi López cien días en las Villa y Corte lo han metamorfoseado en lo que vulgarmente se conoce como un “nuevo rico”.
Patxi López vivía en Chueca de forma discreta y modesta, pero ahora se cree que es más popular que los concursantes de Gran Hermano Vips. Ignora el político vasco que en Madrid a los cargos públicos se les suele despreciar con la ignorancia y la invisibilidad, cualquier encuesta sobre su fisonomía daría altísimos resultados sobre su desconocimiento público. Pero Patxi López se ha dejado figuradamente la boina en el armario y ha venido a Madrid para vivir en un Palacio y a cuerpo de rey. Y no tenemos nada contra sus ordinarios gustos de riqueza y oropel en tiempos de crisis, sino solamente contra esa maniática y delictiva tendencia a sufragarlos con dinero público.
El presidente del Congreso ha llamado a la Agencia Efe para justificar de manera apócrifa a través de su jefe de prensa lo que es injustificable. Y lo ha hecho además faltando a la verdad. Es cierto que muchos periodistas lo silencian para no frustrar el cambio de Gobierno y no poner palos en las ruedas para que el PP se regenere en la Oposición. Lo entendemos pero eso no obliga a “Espía en el Congreso” a comulgar con la mentira oficial: decir que se traslada de Chueca a Los Jerónimos por “falta de seguridad” no obedece a la realidad: ETA se disolvió hace mucho tiempo y los políticos vascos ya no están amenazados por nadie sino por las víctimas de la crisis, que son muchas. Y éstas solo portan como armas su indignación y vergüenza por la falta de trabajo, el exceso de miseria e incluso el hambre. Cuando se descubra el número de altos cargos de la Administración que aún llevan escolta (servicios públicos de policía 24 horas que pagamos todos) y que usan hasta para hacer la compra, junto con el dinero que cuesta todo este despilfarro del que viven a costa de la ya fenecida ETA, los ciudadanos se llevarán las manos a la cabeza. No es ETA sino jeta. El actual ministro Jorge Fernández Díaz (PP) no ha suprimido ni un solo escolta y por eso los socialistas no desean que ni Podemos ni Ciudadanos se acerquen a esta cartera de Gobierno: pretenden perpetuar estos privilegios públicos sine die. Ese es el “cambio”.
Patxi López dice a la Agencia Efe que el uso del piso “además lo declara a Hacienda”, como si declarar el IRPF fuera algo ajeno a la política que sus protagonistas conceden como si fuera una gracia personal. Y no dice mal Patxi, porque así ha sido y es: los diputados y políticos no pueden ser inspeccionados por la Agencia Tributaria sin que al funcionario le salte una alarma interna y recaigan sobre él sospechas para que dé explicaciones a sus jefes políticos, de los que la administración está plagada. De hecho, las declaraciones de renta y patrimonio que presentan los parlamentarios a las cámaras no son comprobadas por ningún órgano de la administración. Se fian de su propia palabra. Imagínense que cada ciudadano tributase por lo que él mismo consignase sin comprobación alguna. Todo impunidad.
Patxi López exhibe otro ejemplo a la Agencia Efe: “Eso sí, aunque la superficie de la residencia es mayor, López ordenó que se hiciera un prorrateo del único espacio que utiliza, y así se han computado 100 metros cuadrados de uso, considerados retribución en especie, que se repercute en su nómina mensual y que constará en la declaración de la renta que haga el año próximo”. Teniendo en cuenta que la casa tiene 1.000 metros cuadrados: ¿quien ocupa los otros 900? ¿se venderán o alquilarán? ¿se cerrarán? ¿Ha dejado comprobar esto a los periodistas o a la oposición? ¿Y al Fisco? Nada de eso dice Patxi López, por lo que es lógico pensar que en la explicación hay gato encerrado. Y respecto a la tributación del pago en especie, Patxi López intenta hacerlo pasar como algo anormal, excepcional y generoso cuando es la norma habitual en la empresa privada española: los pagos en especie de este calibre (un Palacio) tributan. La citada impunidad de los políticos les lleva a la ceguera de los contextos laborales que pisan y en los que nunca han ejercido de nada más que políticos: los que nunca pagan.
“Las fuentes cercanas a la Presidencia han remarcado que la utilización de la vivienda no supone ningún coste adicional significativo respecto a la anterior legislatura, en la cual permaneció cerrada porque el anterior presidente de la Cámara, Jesús Posada, renunció al disponer de vivienda propia en la capital. Esto es así porque la residencia era igualmente sometida a limpieza periódica y contaba con la misma dotación de personal de seguridad a cargo de agentes de Policía Nacional, solo que ahora se distribuyen de modo diferente” ha dicho Patxi López a la Agencia Efe. Esto significa que el atropello a los fondos públicos es múltiple: se ha mantenido una vivienda pública vacía en lugar de venderla o alquilarla para paliar los graves problemas de desahucios y miseria laboral que padece la población española. Y vacía incluso, se limpiaba y se vigilaba como si estuviera habitada. Esta gestión y dilapidación de fondos estatales merecería la cárcel o la expulsión de la función pública al encargado de controlarla. Pero el nuevo inquilino se calla y no pide responsabilidades: él va a hacer exactamente lo mismo.
“Patxi López dispone de un apartamento de alquiler en el centro de Madrid, pero el personal de seguridad del Congreso le advirtió de que no cumplía con las condiciones de seguridad adecuadas. Por ello se trasladó a la residencia que antes han usado los presidentes de las Cortes sin domicilio familiar en Madrid”, ha alegado el presidente del Congreso. Nada más irreal: la inseguridad del barrio de Chueca no debe ser tan grave cuando allí vive el presidente del Tribunal Constitucional que estuvo afiliado al PP hasta que lo descubrieron (y no dimite) y numerosos jueces gays o heteros de la vecina Audiencia Nacional, Consejo General del Poder Judicial o del vecino Tribunal Supremo. A Patxi López le han vendido o quiere hacernos creer que Chueca sigue siendo el barrio de jeringuillas y yonkies de los años ochenta y piensa que cuatro décadas después no se ha convertido uno de los residenciales más “chics” y divertidos de Madrid. Patxi López evidencia con ello una visión algo palurda y tópica de este barrio madrileño.
Además, “Patxi López ha renunciado a la retribución que le corresponde como presidente de la Comisión de Reglamento, unos 1.430 euros”, le ha dicho a la Agencia Efe. Son tan caraduras nuestros políticos que “venden” como una “renuncia” el cobro ilegal de un invisible trabajo en una comisión que no se reune o lo hace dos veces al año. Esta es una de las más lacerantes lacras heredadas del bipartidismo: crear comisiones que no sirven para nada y no subsumirlas en otras de trabajo parecido por el solo objetivo de cobrar dos veces. “La vicepresidenta tercera, la también socialista Micaela Navarro, también ha renunciado a cobrar como integrante de esta comisión, que en la anterior legislatura apenas celebró reuniones”, alega Patxi. La legislatura, para los que lo desconozcan, dura 4 años. ¿Cuando cobraron sus predecesores en 4 años por una comisión que “apenas celebró reuniones?”. El bipartidismo oculta esta sangría porque es también escandalosa.
“Los únicos gastos que han supuesto su puesta a punto de la residencia oficial del presidente del Congreso han sido la reparación de un frigorífico, por valor de 391,80 euros, y la adquisición de mantas, colchas y un centro de planchado, según las fuentes. Las labores de limpieza que antes desempeñaba una limpiadora de mañana se han aumentado con otra de tarde, pero su coste ha sido asumido por la empresa encargada del servicio. Además, recalcan las fuentes próximas a la Presidencia, la manutención del presidente corre a cargo del propio Patxi López, cosa que antes no sucedía”. La tomadura de pelo es monumental, nunca mejor empleada la expresión: el pobre Patxi López no podía comprar su ropa de cama para su residencia pública gratuita porque su sueldo de 14.000 euros al mes no le llega. Ha doblado la tarea de la empleada de hogar, pagada con fondos públicos, pero no le cobra la empresa ese doble turno. ¿Por qué? ¿Cuanto nos cuesta a todos ese contrato de limpieza que a la empresa que lo presta no le resulta oneroso doblar el trabajo a coste cero?. Y además, “la manutención del presidente corre a cargo del propio Patxi López, cosa que antes no sucedía”, porque Jesús Posada, Federico Trillo, Pepe Bono y Félix Pons comían y cenaban todos los días con un restaurante que les llevaba la comida a casa. Sí, como lo oyen: para ellos, su familia y sus invitados. Todo pagado a escote… entre todos los españoles. ¡Aupa Patxi!
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