Viera abandona el PSOE para seguir siendo aforado, mientras que Chaves y Zarrías aplazan su marcha hasta que el Tribunal Supremo vea un recurso
Pedro Sánchez se dio cuenta ayer de que no le va a ser tan fácil dejar políticamente atrás el fraude de los ERE en Andalucía. Después de que el secretario de Organización, César Luena, anunciara el jueves, nada mas conocerse la imputación de los diputados Manuel Chaves, Gaspar Zarrías y José Antonio Viera, que dejarían inmediatamente sus escaños, la resistencia de los tres ha caído como un jarro de agua fría en la Dirección del PSOE.
Viera, quien, a diferencia de los otros dos -solo imputados por prevaricación- podría ir a la cárcel si es finalmente condenado por prevaricación y malversación, ha sido el más contundente. Aconsejado por sus letrados, a primera hora anunció que deja de militar en el PSOE y se pasa al Grupo Mixto. Objetivo: mantener el escaño a toda costa para seguir siendo aforado y que la causa la siga instruyendo el Supremo, no los tribunales andaluces. Por su parte, Chaves y Zarrías dieron ayer muestras de que empiezan a remolonear: no dejarán el Congreso hasta ver cómo resuelve el Supremo un recurso contra su imputación, según fuentes de su entorno. Además hicieron público un comunicado en el que no solo evitan mencionar su adiós sino que reivindican su gestión: manifiestan una «total discrepancia» con la inculpación, exigen al Supremo que la instrucción se haga con «rapidez» y manifiestan «su profundo sentimiento de orgullo», por las medidas socio-laborales que adoptaron para apoyar a empresas y trabajadores. «Sirvieron», dicen ambos, para ayudar a Andalucía y que en los tiempos más duros de la crisis más de 6.000 trabajadores y sus familias «hayan podido sobrevivir» .
«De manera inmediata»
Esta rebelión abierta de Viera y, más velada, de Chaves y Zarrías, supone para Pedro Sánchez una bomba de relojería a cinco meses de las elecciones generales. Prueba de ello es que ayer, a mediodía, el líder socialista lograba disimular a duras penas su contrariedad. Se enteró en el peor momento y de la peor forma: durante un cóctel al que había convocado a en el Museo del Traje de Madrid a directores de medios de comunicación y periodistas para presentar a bombo y platillo el Comité de Expertos que van a redactar el programa del PSOE.
En conversación informal, el líder socialista insistió en que la petición de que entreguen el escaño es para que haga efectiva «de manera inmediata». Dijo que el jueves fue un día «muy duro y doloroso» para él como secretario general, por tener que exigir el escaño a quien ha sido presidente del partido, pero aclaró que, de momento, no va a pedir ni a Chaves ni a Zarrías que dejen de militar en el partido. Hasta que haya una sentencia firme, quiere mantener el respeto a la presunción de inocencia y no adoptará una medidas que el Código Ético del PSOE no exige hasta la apertura de juicio oral. En ese momento, cualquier cargo público u orgánico deberá dimitir y solicitar su baja voluntaria. En caso contrario, advierte de que será suspendido cautelarmente de militancia y, en su caso, expulsado.
Pero quien, sin duda, ha quedado más en entredicho con toda esta historia es César Luena. El jueves, al conocerse la imputación, se precipitó. Compareció ante los periodistas para decir que los tres imputados «me han comunicado que ponen sus actas a disposición de la dirección del partido y por tanto el partido las acepta». El episodio de ayer revela que no fue así. Ayer, Luena remitió una carta al ya ex socialista José Antonio Viera exigiéndole que devuelva el escaño al PSOE, porque «se está adueñando de algo que no es suyo», según fuentes socialistas.
Y es que la sola decisión de Viera de mantenerse como diputado (aforado) ya obliga a que todo el «caso de los ERE» siga siendo instruido en el Tribunal Supremo por un principio de «conexidad», explicaron a ABC fuentes jurídicas, lo cual va a hacer que la precampaña socialista de las elecciones generales vaya a estar marcado por el giro que han dado los acontecimientos.
De hecho, el Gobierno, el PP y los demás partidos de la oposición no tardaron ayer ni un minuto en cargar contra el PSOE y su pretendida «higiene democrática» de la renuncia al escaño. Desde Bruselas, donde asistió a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la UE, el presidente del Gobierno, Mariano rajoy, Desde Bruselas, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pidió a Pedro Sánchez que dé explicaciones y criticó la diferente vara de medir que utiliza el líder socialista cuando habla de los imputados de un partido o de otro: «Parece que no aplica el mismo criterio cuando habla de su propio partido que cuando lo hace de personas de otras fuerzas políticas», informa Mariano Calleja. Más contundente, el presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, comentó que hay una estrategia del PSOE detrás de la actitud de Viera que busca «proteger los intereses de todos los acusados» manteniendo la causa en el Tribunal Supremo. Viera, señaló Moreno, es el «padrino político» de la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, dijo, y ella tiene que ofrecer «muchas explicaciones» en el Parlamento.
Díaz exige a Viera que se vaya
Por su parte, el secretario de Podemos, Íñigo Errejón, criticó el «atrincheramiento» de Viera «para evitar ser juzgado como un ciudadano corriente». Errejón ha dicho del diputado socialista que se trata «de alguien del entorno de poder directamente relacionado con la señora Susana Díaz» y eso afecta «de manera directa y central» a la credibilidad de la presidenta andaluza, quien ayer exigió a Viera que «por higiene democrática» entregue su acta de parlamentario al partido.
Díaz sabe que si el diputado por Sevilla no entrega el acta, quedará en una situación tan comprometida como Pedro Sánchez, y ayer dijo que ella ya ha cumplido porque «en las listas del PSOE no hay ningún imputado».
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