Es la guerra total entre el Gobierno de Rajoy y el Duopolio de TV, formado por los dos grandes grupos privados de la telebasura española: Tele 5-Cuatro y Antena 3 TV-La Sexta. Y esta vez las negociaciones no las llevará la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, sino el propio Rajoy, con la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez de Castro, como negociadora a pie de obra.
Como ya hemos dicho, Rajoy considera que el principal culpable de su reducida victoria en las elecciones del domingo han sido las teles, especialmente las segundas marcas del Duopolio: La Sexta y Cuatro.
Es cierto que estas dos muy progres teles están incendiando España, presentando al PP como un especie de Patio de Monipodio, donde el más ladrón tiene despacho de director. Y no es menos cierto, paralelamente, que ha sido el propio Rajoy también quien presumía en su día de haber obtenido mayoría absoluta “contra la televisión”, tanto contra las cadenas públicas como contra las privadas. Eran otros tiempos.
Ahora hablamos de venganza pepera contra Berlusconi y los Lara o contra Paolo Vasile y José Creuheras (en la imagen), si lo prefieren. Lo primero y más sencillo, cumplir la amenaza de devolver la publicidad a RTVE. Para ser exactos, cinco minutos por hora. Esa es la propuesta de Carmen Martínez de Castro. La medida restaría al Duopolio -que controla el 90% del mercado publicitario, un verdadero abuso- unos 100 millones de euros. Y sí, supondría una declaración de guerra.
Y a esa medida se añadirá, después, el cierre de canales. No deja de ser paradójico que se trate de una amenaza realmente, si tenemos en cuenta que ya quitó tres canales a Atresmedia y dos a Mediaset y pesar de ello ahora ganan más dinero que antes. Pero no se trata de mejer tijera sin más sino de una nueva sentencia del Tribunal Supremo que va a declarar, el próximo día 23 de junio, ilegales otros ocho canales (y van 17, si tenemos en cuenta los nueve anteriores).
La amenaza del Gobierno Rajoy es reducir a tres los canales de Tele 5 (ahora tiene seis) y a dos (ahora son cinco) los de Atresmedia, el grupo con el que más enfadado está Moncloa, obsesionado con La Sexta.
Al tiempo, la idea de la secretaria de Estado de Comunciación, Carmen Martínez de Castro, consiste en retrasar el concurso para otorgar nuevos canales, e incluso unir el concurso pendiente por la sentencia de los nueve canales con la nueva de los ocho. La venganza, servida en plato frío, como siempre, parece claro: llegamos a las elecciones generales sin la decisión tomada y espabilen: si no son ustedes buenos hasta entonces, les dejo sin canales; y si son buenos, actuaré en consecuencia.
La intención de Moncloa, dicho sea todo, no es dignificar la telebasura imperante en el Duopolio. Lo que pretende es, sencillamente, que se hable bien del Gobierno, al margen de que luego emitan programas como Sálvame, un espacio cultural de mucha enjundia. ¿Le importa el pluralismo informativo a Rajoy, la otra gran cuestión? ¡Qué risa! Pues no, mire usted, lo único que le importa es ganar las próximas elecciones. Y en este caso no hay excusa del dividendo digital, no lo olviden.
¿Cederán al chantaje, en este caso de Moncloa al Duopolio y no como ahora, que era al revés? No lo creo. El Duopolio gana más dinero que nunca a pesar del cierre de canales y golpear al Ejecutivo les resulta rentable, en audiencia y en beneficio. Eso sí, les fastidiará que entren nuevos operadores en el ajo y les fastidirá, mucho, la vuelta de la publicidad en RTVE. Pero saben que Moncloa siempre juega de farol: si eres bueno…
En cualquier caso, vergonzoso por parte del Gobierno y vergonzoso por parte del Duopolio. Un juego de pícaros.
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