Cree democrático que se insulte a España pero no que se estudie en español
“No hay que escandalizarse”, dice Artur Mas sobre el anunciado pitido al himno español en la final de la Copa del Rey, un insulto a España que él defiende sin rodeos: “Debemos respetar la opinión mayoritaria de las aficiones mientras se haga sin violencia. No pasa nada, estamos en democracia.”
¿Lo ‘natural’ es insultar a España y prohibir estudiar en español en España?
Artur Mas incluso considera esa ofensa como algo “natural”. Alguno podría preguntarse cuál sería la opinión de Artur Mas si el pitado fuera el himno catalán, o si la ofensa se lanzase contra la bandera catalana. ¿Se imagina alguien a Artur Mas, conocido señalador de “anticatalanes”, apelando a la democracia en ese caso y clasificando como “natural” que uno desprecie los símbolos que él reverencia? El caso es que ni siquiera hay que irse tan lejos. En Cataluña hay cosas tan naturales y propias de una democracia como son estudiar en español o hacer negocios en español, que sin embargo son objeto de prohibición por parte del gobierno de Artur Mas.
Una imposición lingüística totalitaria en las escuelas
En el caso de los colegios, el gobierno catalán no consiente que los alumnos hispanohablantes -más de la mitad de los catalanes tienen el español como lengua materna o de uso habitual- puedan escolarizarse en español. Es el único caso conocido de un país democrático en el que te prohíben escolarizar a los niños en la lengua común de los habitantes de esa nación, y todo simplemente porque el nacionalismo catalán tienen un proyecto de ingeniería social puramente totalitario, en el que no se contempla que los niños catalanes puedan ejercer su derecho a educarse en español.
Multas inconstitucionales por rotular tu tienda en español en España
En el ámbito de los negocios, el gobierno de Artur Mas ha mantenido las multas lingüísticas a pesar de una sentencia del Tribunal Constitucional señalando su ilegalidad. A pesar de que la jurisprudencia constitucional obliga a todas las leyes, tanto las nacionales como las autonómicas, el pasado verano CiU y otros partidos catalanes rechazaban suprimir esas multas lingüísticas, unas multas propias de una dictadura y que retratan al nacionalismo catalán como uno de los últimos vestigios de autoritarismo identitario que aún sufrimos en España.
La FIFA prevé fuertes sanciones por racismo, ¿y hemos de consentir que se insulte a España?
Mal que le pese a Artur Mas, lo propio de un país civilizado es respetar las libertades y exigir respeto a los símbolos de todos, y entre estos símbolos, que fueron votados y apoyados por abrumadora mayoría por los españoles (catalanes incluidos) en el referéndum que dio lugar a nuestra Constitución, figuran tanto la bandera de España como el himno español. De igual forma que en los estadios la FIFA considera sancionable que desde las gradas se hagan manifestaciones racistas, sanciones que pueden llegar al descenso de categoría e incluso a la exclusión de la competición de los equipos implicados, es incomprensible que en una final de la Copa del Rey de España se consienta una ofensa programada contra un símbolo que representa a todos los españoles. Y si eso es incomprensible, lo que ya es indignante es que un político justifique y defienda que se insulte a los mismos contribuyentes que le pagan el sueldo.
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