“Debemos revisar a fondo todos los privilegios fiscales que tiene la Iglesia” Pedro Sánchez, en Zaragoza, el 22 de junio de 2014.
“Eliminación de los privilegios fiscales de la Iglesia Católica” Programa de Podemos para las elecciones europeas de Mayo.
Durante mucho años venimos asistiendo a la autoproclamada “superioridad moral” de la izquierda. Esta superioridad se caracteriza, además de por tener los únicos valores correctos en beneficio del desgraciado obrero (ay, qué mala es la derecha, que los maltrata), por ser los únicos portadores de la verdad, la justicia y la libertad.
Hay, especialmente, un concepto mal utilizado por la izquierda de este país que me irrita más de lo normal: los llamados “privilegios” económicos de la Iglesia Católica. Los “privilegios” de la Iglesia católica consisten, hoy en día, en una serie de exenciones fiscales (que no son muy diferentes a los de otras confesiones) y asignaciones tributarias, aunque no siempre ha sido así.
Pero el término “privilegio” no es apropiado para denominar estos hechos. Por más que se empeñen el señor Iglesias (Podemos) o el señor Sánchez (PSOE), una mentira repetida mil veces no se va a convertir en verdad. Si bien, ya han logrado que la mayoría de los españoles vivan encasillados en la mentira y el rencor hacia la Iglesia por dichos “privilegios”, que no lo son.
En realidad, se trata de una compensación económica, una especie de indemnización a la Iglesia Católica por los perjuicios sufridos a raíz de las continuas desamortizaciones a lo largo del reinado de Isabel II (1833-1868). En ese momento la Iglesia, en España, dejó de ser capaz de financiarse por sí misma, pues sus abundantes posesiones eran su principal fuente de ingresos.
Tal fue la situación económica de la Iglesia provocada a raíz de estas desamortizaciones que, desde entonces, daría comienzo una etapa de dependencia económica con el Estado, que aún dura hasta nuestros días y que, como todo, tiene previsto un final. En el propio Acuerdo sobre Asuntos Económicos la propia Iglesia declara que cuando la autofinanciación fuese viable, esta dará por finalizada cualquier tipo de relación económica con el Estado (excepto aquella que le proporciona la libertad para financiarse a través de sus fieles).
Por lo tanto, ¿por qué la izquierda española amenaza con derribar el Concordato con la Santa Sede amparándose en los “privilegios” de la institución? Simple demagogia, como en tantos otros temas (impago de la deuda, por poner un ejemplo). ¿Es más progresista hablar de privilegios que de compensaciones? No, es una falacia, una mentira populista que atrae a muchas más personas de las que pudiera imaginarse.
Todo esto es solo una pieza del entramado de mentiras que rodea a la verdadera izquierda. Es, realmente, una lástima que la verdad no salga a la luz, o mejor dicho, que no haya nadie digno para rebatir una manipulación tan burda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario