domingo, 18 de enero de 2015

El académico Juan Luis Cebrián no sabe distinguir una mezquita de una catedral

Quiere que se llame 'mezquita' a un templo cristiano, contra lo que dice la RAE

El académico Juan Luis Cebrián no sabe distinguir una mezquita de una catedral

    
Anteayer el presidente ejecutivo del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, conocido por su izquierdismo y por su laicismo militante, salió en apoyo del intento del gobierno andaluz de robarle a la Iglesia la Catedral de Córdoba. Cebrián llama “españoles de Al-Andalus” a los andaluces (sic) y acusa a la Iglesia de agredirles de forma “intolerante” por llamar catedral a una catedral.
 
El académico Cebrián se salta la propia definición de la RAE para ‘mezquita’
“Es una ofensa al sentimiento musulmán innecesaria, el dejar de llamarla mezquita y son actitudes como esta las que abonan las políticas de la intolerancia y del fundamentalismo”, afirma el ejecutivo prisaico. Lo más curioso es que esto lo dice un individuo que es miembro de la Real Academia Española desde 1997. En el diccionario de la RAE -insisto, la institución a la que pertenece Juan Luis Cebrián-, la entrada “catedral” nos conduce directamente al término “iglesia catedral”, y la RAE la define así: “iglesia principal en que el obispo, con su cabildo, tiene su sede o cátedra.” Por si Cebrián desconoce lo que significa una “iglesia” en cuanto a edificio, la RAE la define así: “Templo cristiano.” Ese mismo diccionario define “mezquita” así: “Edificio en que los musulmanes practican sus ceremonias religiosas.” Doy por hecho que los conocimientos históricos del señor Cebrián no son muy abundantes y que hay que recordarle que en el citado templo cordobés no se practican ceremonias musulmanas desde 1236, cuando el rey Fernando III restituyó el culto cristiano en él y cedió su propiedad a la Iglesia Católica, que la ostenta desde entonces. Así pues, lo que Cebrián llama “mezquita” no es tal desde hace casi ocho siglos: es la Catedral de Córdoba.
Los invasores derribaron una basílica para construir su mezquita
Hay que recordar también que para construir la mezquita, en el año 786 los invasores musulmanes derribaron la Basílica de San Vicente, construida en el siglo VI. Me parece el colmo de la tomadura de pelo que Cebrián pretenda hacer valer sobre una iglesia cristiana los intereses de los correligionarios de quienes invadieron España y derribaron por doquier los templos cristianos. Al final, la historia se resumen así: si unos extranjeros invaden tu país, te echan de tu iglesia, la derriban y construyen una mezquita, y tú recuperas el sitio y restituyes el culto cristiano en él, para el laicista Cebrián eres un “fundamentalista” y un “intolerante”. Me pregunto si diría lo mismo si hubiese ocurrido al revés, pero ni siquiera tengo que echar mano de la imaginación.
Las antiguas iglesias, hoy mezquitas, sobre las que calla Cebrián
Como ya indiqué aquí, hoy reciben únicamente el nombre de “mezquitas” las de Kalenderhane, Gül, Eski Imaret, Vefa Kilise, Zeyrek y Bodrum, entre otras: todas ellas antiguas iglesias cristianas tomadas por los musulmanes. En todos los casos citados su conversión en mezquitas se produjo durante la segunda mitad del siglo XV, como consecuencia de la caída de Constantinopla en manos de los turcos. Así pues, son mezquitas desde fecha más reciente que la conversión de la Mezquita de Córdoba en Catedral, pero a diferencia de ésta, ningún izquierdista -tampoco Cebrián- reclama que sean llamadas “iglesias”. ¿Nos pueden explicar por qué?
¿Qué se oculta detrás de la alianza entre socialistas e islamistas?
Estoy seguro de que esos izquierdistas nos llamarían “fundamentalistas” si exigiésemos para esas mezquitas la misma revisión que ellos exigen para la Catedral cordobesa. Y es que en el fondo a la izquierda laicista le importan un pimiento la verdad, la historia y el Derecho. Los nostálgicos del Muro de Berlín y los del Mayo del 68 -a menudo son los mismos- se han aliado con el islamismo en su ofensiva contracultural contra una civilización occidental a la que odian por igual, porque esta civilización representa el triunfo histórico de las raíces judeocristianas, las únicas sobre las que han conseguido arraigar la democracia y los derechos humanos, y eso es algo que no acaban de digerir. En esta operación de venganza pretenden llevarse por delante el derecho de propiedad de la Iglesia sobre sus templos y -si nos descuidamos- incluso la práctica de la religión católica en ellos. El asalto contra la Catedral de Córdoba sí que es una agresión: una agresión totalitaria en la que van de la mano el socialismo y el islamismo, los mismos que a lo largo de la historia han derramado la sangre de millones de cristianos. Un genocidio, por cierto, que continúa en la actualidad a manos de fundamentalistas musulmanes ante la absoluta pasividad de la izquierda.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con tus razonamientos. Aquí, en Córdoba, la izquierdona quemaconventos de toda la vida no para de arremeter contra la Iglesía a raíz del asunto de las inmatriculaciones. Y sus bobos comparsas, amparados por Diario Córdoba, se van envalentonando cada vez más. Algo así paso en España y Alemania, en el primer tercio del siglo pasado, y ya sabemos como acabó la cosa.

Un saludo

azud.wordpress.com