Dos frases bastaron para inutilizarlo: “viajes en primera clase” y “coches de lujo”. A pesar de que Pablo Iglesias (Podemos) reclama un debate con Pedro Sánchez (PSOE), éste está muy lejos de aceptarlo y usó primero como “conejillo de indias” a Juan Fernando López Aguilar (PSOE). Lo que no sabía el ex ministro canario es que antes de ese “cara a cara” en Cuatro TV, militantes de su propio partido que se han sumado a los Círculos de Podemos (allí militan como ciudadanos) están informando y enviando dossieres sobre la corrupción de sus ministros en los Gobiernos de Felipe González y Zapatero. De esta forma se vió como el “alumno” Iglesias hacía balbucear al catedrático y ex ministro Aguilar, hasta el punto de que éste último renunciaba a la confrontación y se escurría ante las responsabilidades empresariales de Felipe González o del mismísimo Pedro Sánchez. ¿Por qué?. Solo bastó que el nuevo secretario general de Podemos mentara genéricamente los “viajes en primera clase” para que el eurodiputado socialista abandonara todo atisbo de beligerancia verbal. Porque el ex ministro los sigue realizando, los defendía hasta hace unos meses y además su oponente poseía información sobre su relación con el empresario Miguel Angel Ramírez, conocido como “el cacique de Canarias”. “Tengo una magnífica relación con la clase política. Colaboramos con todos los partidos. Cuando hay campañas electorales podemos cederles chóferes y conductores, y lo hacemos a todos”, reveló este empresario de seguridad que además es presidente de la UD Las Palmas. Y uno de sus coches con chófer lo usaba López Aguilar. Esta es la intrahistoria del debate que no pudieron ver los espectadores.
Los ex ministros socialistas que aún siguen ocupando cargos públicos no volverán a debatir con los dirigentes de Podemos. La “experiencia” que tuvo lugar en Estrasburgo con el reciente debate entre Pablo Iglesias y el ex ministro de Justicia, López Aguilar, pese a los mutuos cumplidos, no volverá a tener lugar. Y es que en la sede socialista de la calle Ferraz ya saben que son los propios militantes del PSOE los que no desean ver “escenas” como la que ocurrió en el improvisado plató de televisión que montó Cuatro TV: un ex ministro que echaba balones fuera cada vez que le hablaban de la corrupción de sus dirigentes o se citaba incluso elípticamente la suya propia.
Pablo Iglesias no quiso humillar aún más a su adversario, porque solo desea debatir con Pedro Sánchez. Por eso, aunque sabía que militantes canarios del PSOE que están en Círculos de Podemos habían trasladado que el eurodiputado socialista sigue viajando en “business class” a costa del contribuyente, no quiso afearle personalmente su conducta. Solo se refirió a la cuestión de forma general:
“A nosotros nos critican varios detalles simbólicos. A mí me dicen: tú no viajas en business nunca ¿a que no? Y es verdad que aquí en el Parlamento Europeo por 10 euros más podrías viajar en clase ejecutiva. Pues aunque costara menos, yo no viajaré en clase ejecutiva porque es una cuestión de principios, porque no puede ser que alguien que cobra un salario que pagan los ciudadanos, vaya en clase ejecutiva cuando la gente normal va en Metro. Otra cosa es que uno tenga su sueldo privado y se lo gaste en lo que quiera, pero cuando a uno se lo pagan los ciudadanos tiene que haber una serie de normas éticas. Por la misma razón que nosotros vamos en taxi y no utilizamos los coches oficiales, aunque salieran más baratos los coches oficiales. Cuando se pierde esa ética en política y alguien de un partido acepta tener una tarjeta de crédito para gastos suntuosos, irse a cenar a restaurantes caros o tener coches caros, eso demuestra la degradación a la que hemos llegado en este país”.
Las palabras de Iglesias sonaron como un mazazo en los oídos del ex ministro. “Eso lo que demuestra es que hay un antes y un después de una crisis que nació en el sector financiero”, acertó a decir López Aguilar. Un antes y un después que no le afecta: los numerosos ciudadanos que lo ven salir o entrar cada semana en el aeropuerto de Gando (Gran Canaria), isla donde reside el ex ministro, han trasladado a Podemos pruebas gráficas de que López Aguilar usa a veces esa “business class”, pese a la polémica suscitada y la indignación general. Fuentes de Iberia corroboraron a “Espía en el Congreso” esta información con los ordenadores de la compañía.
Pablo Iglesias tenía la fotocopia del diario “La Provincia” de Las Palmas del 9 de abril de 2011 y otro de la agencia Efe donde López Aguilar confiesa que viaja en “business” por “flexibilidad”, defiende este tipo de prácticas para los cargos públicos y afirma que criticarlas o debatirlas “falsea la realidad y solo sirve para desprestigiar la clase política”.
López Aguilar le comentó al corresponsal en Bruselas, Pablo García, que su nuevo secretario general, Pedro Sánchez, debía aceptar uno o varios debates con Pablo Iglesias porque la corrupción de Felipe González en Gas Natural o del propio Pedro Sánchez en Caja Madrid son asuntos pertenecientes a la “esfera personal”, revestidos de “legalidad” y que en cualquier caso nadie en el PSOE sabía o tolera ahora: “Los [debates] que hagan falta. Hay que dar más la cara, sin bajar la nuca y respetuosamente. Estoy seguro de que va a pasar. Los debates en la arena pública son inevitables y tenemos la obligación de asumirlos. Si Podemos se postula para las generales será inexorable que las opciones de gobierno contiendan entre sí”. Y tras aceptar el término “casta”, pedir la intervención pública de los bancos y abominar de las “puertas giratorias” en política, López Aguilar animó al PSOE a pactar con Podemos, grupo que negó que fuera “populista”: “Hay que tender puentes entre ambas orillas, es necesario en la política. Y es la ocasión de subrayar las discrepancias desde el entendimiento”.
Aún más. Cuando Iglesias pronunció las palabras “coches caros” sabía lo que decía. López Aguilar es uno de los dirigentes que usó vehículos con chófer suministrados por el empresario canario de seguridad, Miguel Ángel Ramírez. Este personaje, condenado por corrupción inmobiliaria, fue indultado recientemente por el Gobierno del PP gracias a su pública amistad con el ministro José Manuel Soria, que ha sido acusado también de corrupción en medio centenar de ocasiones por numerosas y variadas publicaciones. Siempre ha salido indemne políticamente de todas ellas, aún con sentencias judiciales en su contra, lo que le valió su ascenso al Consejo de Ministros. De hecho, exhibió como “condecoraciones” las cabezas de varios periodistas canarios críticos con su gestión que fueron defenestrados a requerimiento suyo y vendidos por sus empresas y editores a cambio de publicidad, patrocinios y favores institucionales, todo con dinero público. Por eso, cuando se oyó en las islas que Soria proclamaba en la península que él era “el primer indignado” por la corrupción de su partido, las carcajadas fueron casi unánimes, algunas incluso dentro del PP.
Lo cierto es que Miguel Ángel Ramírez, que intercambia favores con Soria y al que el ministro ha introducido en los salones de las contratas públicas de Madrid (posee la seguridad del Metro y ahora anda en tratos con un ex ministro del PP que atravesó la puerta giratoria de Telefónica y ahora desea introducirse en un grupo mediático), tiene cogido por los “viajes” y “coches” de lujo a López Aguilar. Todos en Canarias lo saben. Y ahora Pablo Iglesias también.
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